La feria agroecológica se prepara para regresar al campus de la Universidad Andina Simón Bolívar. En las últimas semanas, el equipo del programa Andina EcoSaludable, del Área de Salud, ha trabajado junto con las productoras de Tabacundo y Cayambe para este propósito.

Junto con este retorno, se trabajan también algunos temas como las productoras, puesto que el proyecto que ampara la organización de esta feria también engloba el trabajo en algunos campos: los derechos de la mujer, los derechos y la salud de las comunidades, así como los costos de producción y los precios de un comercio justo.

Para ello, en mayo se realizó un taller en Cayambe, con las productoras de la zona. En este espacio, María José Breilh, del Área de Salud, presentó los resultados de una encuesta que se realizó a la comunidad universitaria acerca de la feria agroecológica. Entre los principales resultados está una amplia acogida. El 94,8% de los encuestados la ha calificado como excelente.

María José Breilh dirigió la encuesta y señala que aún existen temas que trabajar. Por ejemplo, el que todavía son las mujeres las mayoritarias compradoras asiduas de esta feria.

Una de las fortalezas de este trabajo es su enfoque de género. María de Lourdes Larrea, investigadora del Área de Salud, tiene la clave: “En un 83%, la producción agroecológica está en manos de mujeres jefas de hogar”.

Graciela Alba, de la Secretaría del Consejo de Protección de Derechos, resalta el efecto positivo de fortalecer la agroecología con mujeres productoras. “Esto permite que las compañeras tengan esa autonomía económica, y si es que por algún caso vivenciaran algún tipo de violencia dentro de sus hogares o dentro de su círculo social, ellas puedan autodeterminarse para no depender de sus agresores”.

Por ello, una de las líneas de trabajo de este proyecto se enfoca en los derechos de las mujeres y no la violencia en contra de ellas. Mercedes Andrango, del Movimiento Cantonal de Mujeres de Cayambe, corrobora esto: “como mujeres no solo hemos trabajado por la agroecología, la alimentación a las familias, sino también por conseguir nuestros derechos, ya que antes el único que tomaba la decisión en la familia, eran solamente nuestros esposos. Ahora no, nosotras como mujeres, hemos tenido la oportunidad de poder participar y ofrecer nuestro contingente, manifestar nuestras propuestas como mujeres”.

Otro factor que se toma en cuenta, desde un punto de vista de la salud, es la producción de alimentos libres de agrotóxicos.

Mónica Izurieta, también del Área de Salud, señala que “a mediano y largo plazo se verán resultados de protección en la salud de las personas”.

Jaime Breilh, director del programa Andina Ecosaludable, explica que “este programa busca alimentos limpios, alimentos justos, alimentos que respondan a una agricultura de la vida”.

En este 2022, por primera vez se oferta la Maestría en Alimentación y Salud Colectiva, un programa que responde a la necesidad de integrar diferentes campos de conocimiento que atraviesan al fenómeno alimentario. Contempla el devenir de los procesos socio-históricos y la determinación económica, cultural, ecológica, así como espacial que atraviesan a la producción, circulación y consumo de alimentos. Al tiempo, reconoce y estudia los movimientos autónomos y resilientes que, tanto en campo como en ciudad, procuran la defensa y el derecho a una alimentación saludable y sustentable.

STR