Resumen:

A partir de la llegada de los colonizadores a América estos buscaron imponer por medio de la fuerza la religión católica en los pueblos originarios, por lo que cualquier práctica andina existente debía ser extirpada. Es a partir de esto que la iglesia católica crea un proceso de extirpación de idolatrías, el cual será liderado por Cristóbal Albornoz. Sin embargo, dentro de los registros coloniales se encuentran relatos de los movimientos indígenas que demuestran que en estas tierras se generaron movimientos de resistencia, como el llamado Taki Onqoy. Este ritual era expresado a través del baile y canto por varios días, donde se decía que las huacas habían tomado posesión del cuerpo de los indígenas hasta llevarlos a la muerte. A partir de la extirpación de idolatrías desaparece el Taki Onqoy, el cual recobra características similares en el ritual del Jach’a Tata Danzanti a inicios del siglo XX, donde un hombre joven y fuerte, ofrendaba su vida a través del baile. La configuración del baile, la ritualidad y el isomorfismo que se da entre un ritual colonial y uno actual, dan cuenta de la importancia de la danza en la cosmovisión andina.