Resumen:

El ecoturismo es presentado en círculos políticos, gubernamentales sociales y académicos como la alternativa idónea a un modelo de desarrollo y acumulación basado en la explotación de un recurso no renovable como el petróleo. Además de constituir una importante fuente de divisas y empleo, el ecoturismo es presentado como un mecanismo efectivo para la conservación del ambiente y una estrategia para aliviar la pobreza y elevar el nivel de vida de pueblos y comunidades indígenas. Sin embargo, las conclusiones del presente trabajo no admiten ambigüedad: el ecoturismo es una fuerza dinámica que homogeniza las sociedades, degrada la cultura y el ambiente y mercantiliza la naturaleza a lo largo del planeta. En la realidad, el turismo, simbólica y prácticamente, constituye la mayor fuerza en la organización de un monismo cultural estéril bautizado como ‘McWorld’. Se trata de un fenómeno socio-ecológico, promovido y dominado por las corporaciones transnacionales, que exporta la cultura del norte a los países en desarrollo y, quizá más importante, drena los países en desarrollo de sus recursos, incluido el capital. Más aun, el ecoturismo es el origen de un volumen importante de emisiones de gases de efecto invernadero y, por consiguiente, un factor decisivo en el fenómeno de calentamiento global.