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El Coro Universitario Andino abrirá una nueva convocatoria

1 de febrero, 2019

Al característico aroma del canelazo de la tarde, se ha sumado la sonoridad de los ensayos del Coro Universitario Andino. En la planta baja del edificio Mariscal Sucre, los lunes y los miércoles, a las 17:45 se reúne el coro para sus ensayos regulares.

Conformado por funcionarios y estudiantes de la Universidad Andina Simón Bolívar, el coro tuvo su primera presentación en una serenata navideña, en diciembre del año pasado, luego de ocho meses de trabajo en una primera etapa.

En enero, el coro ha retomado su actividad, con nuevo repertorio, y un ritmo de trabajo más sostenido. Un equipo conformado por tres profesionales prepara y guía al grupo en esta etapa de consolidación. Juan Carlos Velasco es el director coral. Amanda Chávez, su asistente, quien dirige también al coro, y Susana Nicolalde es la instructora de expresión corporal.

Estiramientos, caminata, ejercicios de respiración y de relacionamiento con el cuerpo y la voz conforman la primera parte de cada sesión. Es la expresión corporal, y para ello, los integrantes cambian los uniformes o la ropa del día, por algo más cómodo. Juan Carlos Velasco explica al grupo que es necesario que todo el cuerpo se prepare para cantar, porque la postura corporal y la energía influyen en el canto.

La segunda parte de la clase consiste en el calentamiento de la voz. Todos de pie, formando una media luna frente al profesor, siguiendo los ejercicios: escalas desde notas agudas a las graves, y viceversa.

El ambiente cambia. La tensión y el cansancio del día se transforman en sonrisas, relajación, y de vez en cuando una broma. Empieza el momento de estudiar las canciones del repertorio. Por frases y por cuerdas. Es decir, de verso en verso de la canción, y por tipos de voces: tenores, bajos, contraaltos y sopranos. Una vez que todas las voces revisaron su parte, viene el ensamble; el coro canta completo. Las risas aumentan: las contraaltos cantan la melodía de las sopranos. O las sopranos hacen la melodía de los bajos. Detrás de las bromas, todos saben que es necesario estudiar más, reforzar lo aprendido, hasta lograr cantar sin confundirse, o dejarse llevar por otra voz. Escucharse, y escuchar al resto.

Marcelo Ayala, uno de los integrantes, confiesa la admiración que tiene por el profesor: “es una persona extremadamente paciente. De un método de enseñanza que me parece muy práctico, muy didáctico y con buenos resultados”. 

Luego de haber preparado una serie de villancicos para finalizar el 2018, ahora el coro estudia el Ave María y Hanacpachap. El profesor advierte al grupo que esta segunda etapa, implica también incrementar un poco la dificultad técnica y también el ritmo. No bastan dos clases semanales. Por ello, se eligieron a los jefes de cuerdas para que cada cuerda se reúna a estudiar su parte, fuera de las sesiones fijas. Eso permite que para la siguiente clase, el grupo tenga mayor seguridad y se pueda avanzar de manera más rápida.

Juan Carlos Velasco explica, sin embargo, que un primer paso es leer la obra; conocer qué notas se cantan. La siguiente tarea es la interpretación; en las clases, se toma unos minutos para hablar sobre el sentido de la canción, la intencionalidad: “están cantando a un bebé para que se duerma. Es dulzura”. Entonces, consigue matices distintos: firmeza, solemnidad, ternura.

Para Mireya Yépez, otra integrante, esta experiencia ha sido positiva: “vas por voces, pero el momento en  que todos cantamos, nos escuchamos a la vez en el otro. Y el hecho de escucharte con el otro crea una sinergia muy especial. Te da una energía y alegría. Para mí es maravilloso”.

Además, explica Velasco, “la música provoca relajación. En el canto es completo, porque tienes respiración; respiras mejor. Tienes trabajo físico que ayuda para todo. Tienes el canto como tal que viene la parte sensitiva, en donde yo libero, me desestreso, me alivio. Liberación de endorfinas, control de adrenalina. Uno regula. Es una especie de filtro. Y en la parte creativa, hay liberación intelectual y emocional”.

Esa fue la razón, explica Mónica Izurieta, administradora del programa, por la cual se decidió crear un coro dentro de la Universidad Andina. “El coro –dice- es un apoyo para el trabajo colectivo saludable en la Universidad”.

Este proyecto surgió dentro del programa de Andina Saludable, dirigido por Jaime Breilh Paz y Miño, del Área de Salud, y entonces rector de la Universidad. Desde la visión social de la salud, explica Breilh, “se buscó ligar interdisciplinariamente las actividades artísticas como un elemento del bienestar”.

Jaime Breilh cuenta que se concibió al coro, como “una parte de la vida de la institución, como un tema de una Universidad que se piensa a sí misma y que en colectivo, nos unimos para defender nuestra propia salud, con acciones colectivas, comunitarias, solidarias, porque el coro es un acto solidario”.

El enfoque es claro. Y sus integrantes así lo asumen. “Los ensayos son muy profesionales, pero con mucho ánimo y mucha cordialidad. Siento en el coro que nadie desentona. Todos estamos con el mismo objetivo”, dice Mireya Yépez.

Su compañera de voz, Edith Valle, muestra emoción al recordar la reacción de la comunidad universitaria cuando el coro ofreció la serenata navideña: “la gente se admiró realmente de que pueda salir algo bonito. La gente demostró que les gustó”.

Esa también fue la sensación de Gloria Quintana, quien tiene su cafetería en la planta baja, junto a la sala donde ensaya el coro. Cuenta que se preguntaba “cuándo se les irá a escuchar cantar. Pero cuando les oí la primera vez que era para Navidad, dije, hasta que por fin ya se les oye”.

Después de haber pasado por la etapa de conformación, ahora es momento de consolidarlo, explica Juan Carlos Velasco. Para ello, este año se planifica invitar a profesores vocales que den clases de técnica de canto para cada voz.

Asimismo, se espera que se incremente el número de integrantes. Para ello, se realizará una convocatoria permanente, para conformar un nuevo grupo que pase una preparación de tres meses para que pueda integrarse al Coro.

“En ese sentido, dice Mónica Izurieta, para estos retos, hay la expectativa, y también el respaldo de las actuales autoridades de la Universidad”.

STR