Del 2 al 5 de enero, los barrios La Urbanización, La Playa, El centro,  La Loma, Bahía del Oro Verde y las comunidades de Zapallo y Río Muchacho de Canoa recibieron el agasajo por parte del Proyecto de reparación integral para la población de Canoa, que se ejecuta como parte del Programa Andina Solidaria.

Con el nombre de Fiesta de Año Nuevo, el grupo de la Universidad Andina Simón Bolívar, bajo la coordinación de Claudia Storini, directora (e) del Área de Derecho, llegó por cuarto año consecutivo a esta población para entregar canastas a 150 adultos mayores y niños con diversidad funcional.

Pero más allá de las cifras, las historias con cada familia o persona son las que quedan. Claudia Storini les tiene muy presentes. Y para acompañar su relato, muestra las fotografías. En una de ellas, aparece Teresa Suárez. Tanto ella como su marido están jubilados y tienen un hijo con diversidad funcional. “Yo les conocí hace tiempo, y todos los años a ellos les llevamos este cariño. Teresa nos espera siempre  con algo. El año pasado nos preparó gelatina. Este año nos dio una botella de rompope”.

Como ella, el resto de la población espera con expectativa la visita de la Universidad Andina. Se preparan. Para Claudia Storini es el resultado de los lazos afectivos que se han construido desde el 2016. “La Universidad Andina es parte de la comunidad. Entonces, nos esperan. Cuentan con nosotros, con el hecho de que vamos a estar ahí. Y de hecho, algunos de los adultos mayores me dijeron que estaban especialmente felices, porque creían que este año no íbamos a ir, hasta este año siempre habíamos ido antes de Navidad”.

Bory Gilces es uno de los jóvenes que recibe la visita. Con casi 20 años de edad, su diversidad funcional hace que se exprese principalmente con gestos y, sobre todo, con abrazos. “Es maravilloso porque siempre que nos recibe en su habitación hay música. Adora la música y nos invita a escucharla en su compañía”. Es una de las historias más emotivas para el grupo de la Universidad Andina. El año pasado, él había recolectado conchas en la playa, y se las había regalado al equipo, como un gesto de agradecimiento; este año, invitó a escuchar un concierto que su amigo toca exclusivamente para él. “Y luego pensamos ser notros los que  les entregamos un cariño cuando él nos entrega la vida misma”, dice Claudia Storini.

Asimismo, el grupo de la Universidad Andina estuvo invitado para celebrar el cumpleaños 100 de María Jama. “Estas son algunas de las historias más lindas. Que te inviten a una fiesta de cumpleaños es un signo de respeto y cariño que nos tienen”, dice Claudia Storini.

Para Storini, “el mensaje que a mí me llega, sobre todo de los adultos mayores, es el relativo a la importancia de estar con ellos, porque casi nadie se acuerda de ellos. Yo creo que no es tan importante lo que se haga, porque finalmente lo que hicimos es solo un pequeño gesto. Pero lo importante es que ellos sepan que hay una comunidad como la de  la Andina que se acuerda y que piensa en ellos”.

Los lazos que se han construido con esta comunidad han permitido también conocer las necesidades de los pobladores.  “Los estudiantes –señala Storini- no vienen a la Andina solo para aprender la teoría en la clase, sino para aprender a vivir en contacto con las comunidades y con la gente que necesita su apoyo”.

Entre los colaboradores, este año estuvieron Milton Rocha, exestudiante de la Maestría de Investigación en Derecho; Ana Párraga, estudiante de la Maestría en Comunicación, mención Estudios de Recepción Mediática; Andrea Mosquera, estudiante de la Maestría en Cambio Climático; y Alexandra Ruiz, estudiante del Doctorado en Derecho. Ruiz vive en Pasto, Colombia, y esta vez fue hasta Canoa con sus dos hijas. “Estas cosas hacen la diferencia. No importa si somos pocos, si  contamos con personas que son capaces de apoyar nuestro proyecto viniendo desde Colombia”.

Sin embargo, también reconoce que son momentos en los que los sentimientos te desbordan. “Es duro, porque ves las difíciles condiciones en que viven  los adultos mayores y las personas con diversidad funcional. Te sientes impotente, sabes que solo puedes acompañarles,  hacerle  sentir que estamos allí, año tras año. Al mismo tiempo sientes que esta presencia es  importante. Al final  del día te invaden sensaciones contradictorias, por una parte la tristeza por no poder estar más presente y por otra la alegría de sentirte en cada casa como en tu casa”.

Estas experiencias permiten además al equipo del proyecto de reparación integral para la población de Canoa focalizar de mejor manera los objetivos a perseguir, con conocimiento de cuáles son las prioridades del trabajo en Canoa.

De esta manera, como cada año, los integrantes del proyecto compartieron con los pobladores de Canoa. Cuatro autos puestos a disposición de manera voluntaria sirvieron para viajar. Cada vehículo, con una ruta definida, para lograr cubrir la población en día y medio del que se dispuso, para realizar las visitas casa por casa.

A este proyecto se suman cada año más personas, entre funcionarios y estudiantes de la Universidad, con su ayuda logística como económica. Por ello, Claudia Storini recalca su agradecimiento en nombre de Canoa: “la comunidad  de la Andina se caracteriza por su solidaridad. Cada uno con lo que puede, una solidaridad que se ratifica de año en año, de llamado en llamado. Gracias a ella, hemos alcanzado los objetivos que nos propusimos”, dice Storini con satisfacción.

El proyecto de reparación integral para la población de Canoa surgió luego del terremoto de 2016, con el que sus integrantes decidieron apoyar de manera sostenida a esta población. En un primer momento, se realizaron acciones puntuales y emergentes: la entrega de agua y víveres. Luego, redes para pescadores. Posteriormente, asesoría para la legalización de tierras. Asimismo, se instalaron dos ludotecas para los niños. Junto con estas acciones, el equipo también busca, desde 2016, celebrar la Navidad con niños y adultos mayores de Canoa, fortaleciendo los lazos con esta población.

STR/CS