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Los jóvenes afrodescendientes se auto-convocaron en la Andina

24 de octubre, 2017

El turbante rojo sobre sus delgadas y largas trenzas rubias resaltaba con su piel negra. La blusa escarlata que hacia juego con el tocado parecía encenderse mientras dirigía el ritual “Toma de la Universidad Andina”. Karen F. Villa estaba seria. No permitía que nada ni nadie interrumpiera el ceremonial que se llevaba a cabo en el edificio Eugenio Espejo de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. En varias ocasiones, con el ceño fruncido, exigió retirarse a quien no le interese o no participe en el rito. “El tambor sagrado de Changó anuncia la llegada de Ellegua, que abre los caminos y nos pone en presencia de nuestros ancestros en esta cochita amorosa. Somos hijos del agua dulce y del agua salada, de Oshun y Yemanya. Olofin nos hizo de tierra, nos dio forma, tal como un alfarero modela el barro, el barro de este pondo que hoy tenemos en medio de nosotros”.

Haciendo un círculo, los participantes en el “Encuentro de juventudes afrodescendientes en el Ecuador. Activos y reconstruyéndonos porque nos da la gana” escuchaban con atención a Villa, una joven estudiante de la Facultad de Antropología de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS) que con voz firme continuaba: “hoy ofrecemos a los Orishas, el Ashe de nuestros territorios, representados a través de la tierra que todos y cada uno traemos en nuestras manos”. Entonces, pidió a quienes habían traído tierra de sus lugares de origen (Quito, Esmeraldas, Imbabura, Amazonia, Azuay, frontera colombo-ecuatoriana…) que la depositen sobre la pañoleta amarillo-dorada que reposaba sobre el piso junto a otras dos: una blanca y otra azul añil. Todas iluminadas por una vela gruesa de color amarillo.

 “Ofrecemos nuestra sabiduría a Obatala a través de la luz, que abrirá nuestra mentes a la razón, a la conciencia y al compartir de experiencias mutuas entre hermanos y hermanas afrodescendientes. El trabajo de hoy dará frutos y esos frutos son la soberanía alimentaria de nuestros territorios ancestrales. Somos un solo pueblo firme, con distintas ideas pero con un mismo fin: el fin de reconstruir aquellos espacios que nos han sido arrebatados, hablar con voz propia, ser verdaderos actores y autores de nuestras realidades”.

Karen Villa tomó una pequeña vasija de barro con fréjol y lo circuló entre los participantes disponiendo que cada uno tome un puñado. Luego, pidió depositar los granos en la pañoleta amarillo-dorada donde se encontraba la tierra. Enseguida, la levantó, conminó a que todos tomen un pedazo de tela para que en un movimiento leve, juntos, mezclen la tierra con la semilla.

“Sembraremos donde se tenga que sembrar, como dijo el Gran Bambero Mayor. Venimos a aprender, (des) aprender, aportar y compartir. Y llegaremos a feliz término en esta jornada de trabajo, no solo con una simple despedida, sino con cuestionamientos, preguntas y dudas”.

Una vez pronunciada esta última frase, el mandato era –en pequeños grupos que se habían conformado previamente- dirigirse a libre albedrío por la Universidad y sembrar la tierra con la semilla.

De un soplo, Karen Villa apagó la gruesa vela amarilla.

Visión joven, crítica y activa

Ayer lunes 23 de octubre, de 08:00 a 19:00, en el campus de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, se realizó el “Encuentro de juventudes afrodescendientes en el Ecuador. Activos y reconstruyéndonos porque nos da la gana”.

Organizado por la Cátedra de Estudios Afro-andinos de la Universidad Andina y el Grupo de Pensamiento Afrodescendiente, la reunión se propuso “como una alternativa crítica y activa de los jóvenes frente a la visión de futuro de nuestros pueblos afroecuatorianos y de la diáspora en América Latina, así como una estrategia de comunicación participativa para debatir sobre las realidades que nos involucran como agentes de transformación social”.

Santiago Arboleda, docente del Área Académica de Letras y Estudios Culturales de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, inauguró el Encuentro saludando la presencia de los jóvenes asistentes a quienes invitó a reflexionar, decidir y tomar acciones respecto de las necesidades que tiene el pueblo afroecuatoriano y ecuatoriano.

Diana Rentería, estudiante de la de la Maestría en Estudios de la Cultura realizó una contextualización de los retos actuales de las juventudes afroecuatorianas y afrolatinoamericanas. “Los perfiles sociodemográficos, culturales, religiosos de la juventud afrodescendiente son heterogéneos (con rasgos comunes) y, sobre todo, evidencian la inequidad. Los mayores retos implican garantía de acceso a la salud sexual y reproductiva, la educación de calidad, los derechos culturales y el empleo decente”.

Rentería abrió la conversación de los participantes, planteando una serie de preguntas. Entre otras:

  • Teniendo en cuenta la urgencia de potenciar redes de apoyo colectivo, ¿Qué estrategias de vinculación local, regional, nacional y global podemos proponer desde nuestras experiencias?
  • Frente a los modelos globalizados de comunicación, entretenimiento, acceso a la información que tienden mayormente a la «estupidización» y la dominación mental y emocional, ¿Cómo generar la creación de medios de comunicación y redes de información propias desde el pensamiento crítico y el fortalecimiento de nuestros legados culturales?
  • ¿Cómo asumir las demandas crecientes de DD.HH. de las mujeres y jóvenes LGTBI, teniendo en cuenta las particularidades socioculturales de nuestros pueblos y de cara a la marcada violencia machista que rige nuestros núcleos familiares?

Al final del Encuentro se elaboró un manifiesto y se expusieron los acuerdos a los que llegaron los jóvenes afrodescendientes auto-convocados para esta reunión.