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La alimentación, un espacio para resistir ante el neoliberalismo

31 de julio, 2018

El cuerpo no es algo aislado. Está cruzado por ideologías, herencias familiares, intereses económicos, energía y la naturaleza. Es una de las ideas medulares del seminario “Posibilidades otras en salud colectiva y terapias integrativas, en el año del perro de tierra”, que organizó el Área de Salud el pasado 25 de julio.

El investigador José Luis Coba desarrolló su conferencia en torno a la energía vital del proceso Bazo-Tierra. Para explicarlo, señaló que “la salud es un proceso que se relaciona, existe e interactúa con otros procesos, con ellos mediante pulsiones, tensiones, flujos, consumos, formas de reproducción social, y de intercambio de energía vital”.

Bajo este precepto, explicó de la existencia de una dinámica de transformación y movimiento de los cuerpos. De esta manera, la “energética de los cuerpos está conformada por la energía yin y yang y los cinco procesos de energía vital: madera, fuego, tierra, metal y agua”.

Dentro del horóscopo chino, el “2018 es el año del perro de tierra. El perro representa aquello que se defiende como son a los familiares y amigos. El poder de la Tierra, en el año del perro de Tierra, deriva de la capacidad de unir, nutrir y mantener. El elemento Tierra del pensamiento chino, controla o gobierna la energía de estómago que es un órgano yang y de bazo que es un órgano yin,  estos órganos representan el elemento Tierra dentro de los cinco procesos vitales del cuerpo”.

Para Mónica Izurieta, “unir, alimentar y mantener en la tierra del espacio doméstico supone una propuesta de génesis y contradicción a este movimiento de subsunción que se origina en la autonomía relativa de los dominios singulares y particulares, que es distinta a la mera obediencia de una dieta y actividad física prescrita en un consultorio”.

En este sentido, el concepto de unir lleva a una acción colectiva. La investigadora explicó que este colectivo puede generar procesos protectores contra las lógicas neoliberales que se apoyan en las transnacionales para la alimentación. Esta característica les permite apoyar la lactancia materna, la alimentación infantil, la soberanía alimentaria. Así, la unión construirá una resistencia a las “estructuras del sistema alimentario capitalista”.

 

"La salud es un proceso que mediante pulsiones, tensiones, flujos, consumos, formas de reproducción social, y de intercambio de energía vital interactúa y se interrelaciona con el ambiente, la sociedad, la cultura y la humanidad, juntos confeccionan un tejido hecho de varias hebras, cada una con su color y su textura, cada una aporta al trenzado un sentido de movimiento y de transformación constante que se expresa como un vaivén entre polaridades que no son ajenas unas a otras sino que interactúan en un ir y venir dialéctico; es un  tránsito entre procesos aparentemente opuestos, pero que, sin embargo suman y no son necesariamente excluyentes."

José Luis Coba

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En este contexto, dice Izurieta, alimentar “significa entender al alimento como valor de uso y niega la mercancía de valor de cambio, el alimento como un don de la tierra a la humanidad, trabajada por las manos de quienes generan las fuerzas productivas procreativas en el espacio doméstico… es mantener la memoria, porque permite sostener elementos que no son de interés del sistema. Se trata de la subjetividad, la identidad y la energía”.

Desde esta perspectiva, el perro de Tierra es un elemento importante: “el perro representa aquello que se defiende fogosamente en un territorio, en este año nuestra propuesta de defensa de la alimentación en el espacio doméstico es política, económica y contra hegemónica. Subversiva y resiliente a los ritmos que el régimen alimentario neoliberal sistemáticamente pretende imponer en ésta, la tierra del espacio doméstico”, explica José Luis Coba.

María Elena Sandoval, por su lado, señaló que la biografía persona está llena de memorias de lo transmitido por los padres, abuelos o personas cercanas a la familia. Por ello, las personas heredan visiones del mundo, creencias y formas de ser. Pero del otro lado, también hay una herencia de traumas, tragedias que reproducen.

En este contexto expuesto en el seminario, Orlando Felicita aterriza su análisis en uno de los productos principales en la dieta de los ecuatorianos andinos: la papa. Señala que el país cuenta con 400 variedades de papas.

El problema, explica, es que su producción se basa en la aplicación de tecnología y el uso intensivo de agrotóxicos. Su uso se debe a que favorecen al monocultivo, en favor del capital. Las consecuencias: el deterioro de la salud de los trabajadores y consumidores, así como la pérdida de biodiversidad.

Esto cierra el círculo para comprender que la alimentación y el cuerpo deben analizarse y concebirse dentro de un contexto complejo, a fin de escapar de las lógicas neoliberales.

STR