Resumen:

El estudio compendia y expande el análisis de la evidencia etnohistórica y onomástica sobre el panorama lingüístico de la Costa ecuatoriana en los albores de la conquista española realizado en contribuciones anteriores (Gómez Rendón 2013 y 2015). Mientras estas se ocuparon de valorar las fuentes etnohistóricas y onomásticas (toponímicas, antroponímicas) para las zonas de influencia de las culturas atacameña (cuenca del Esmeraldas) y Milagro-Quevedo (cuenca del Guayas), a las cuales se asignó, respectivamente, la lengua esmeraldeña (wasú, no clasificada) y el continuum dialectal colorado (tsa’fiki, barbacoa), la presente contribución explora diferentes tipos de evidencia etnolingüística (toponímica, antroponímica y fitonímica) cotejándola con la evidencia etnohistórica disponible para la zona de influencia de la cultura manteño-huancavilca (litoral centro-sur). A diferencia de los anteriores, este estudio recurre tanto a la sistematización y análisis de datos onomásticos publicados en estudios y compilaciones etnohistóricas y etnolingüísticas, como al relevamiento de información en campo y archivo, a fin de complementar la información y cotejar las fuentes disponibles. Para ello se recurre al estudio focalizado de una zona específica dentro del territorio tradicionalmente asignado a la cultura manteño-huancavilca, la microcuenca del río Valdivia en la provincia de Santa Elena. Los resultados provisionales del estudio apuntan a una comunión lingüística en el valle del Valdivia y sus alrededores (litoral y hinterland) que podría asociarse, en unos casos, con la sierra centro sur, apuntando, como quería Jijón y Caamaño (1940), al origen etnolingüístico común de ambas regiones; y en otros casos, a la presencia de una lengua de la familia barbacoa muy cercana a los dialectos colorados que se hablaban a lo largo de la cuenca del Guayas y el piedemonte occidental de los Andes (Gómez Rendón 2015).