Esta investigación tiene como objetivo general plantear una relectura, desde el canon de la narrativa ecuatoriana del siglo XX, de lo que tiene de significativo, de aporte, la obra de un escritor injustamente desdeñado y descuidado por la crítica local como es Humberto Salvador (Guayaquil, 1909-1982), quien en la década del 30 produce, a más de varias obras de teatro, tres libros que sin duda son clave a la hora de examinar la vanguardia narrativa ecuatoriana y latinoamericana de entonces: Ajedrez (Quito, 1927) y Taza de té (Quito, 1930), cuentarios; y la novela En la ciudad he perdido una novela (Quito, 1933). Textos que son la marca de una escritura que para su tiempo va contracorriente; libros que son el ethos de una estética que encaja a plenitud con la llamada “vanguardia histórica”, y que señalan un derrotero novedoso, poco o nada explorado, en lo que fue la edad de oro de la literatura ecuatoriana del siglo XX.

 

Desde el examen de los tres títulos de Humberto Salvador se pretende desentrañar lo que en el plano de las innovaciones (leguajes y temas; artificios y recursos) esta escritura aporta a una narrativa en la que la literatura de denuncia y protesta, el indigenismo y el realismo social (estéticas validas) copaban todo su espacio. Escritura, además, que empata con las propuestas estéticas de ese otro gran vanguardista como es Pablo Palacio.