En el marco de un proyecto coordinado por el Área de Salud de la Universidad Andina Simón Bolívar, la Universidad Católica de Lovaina y la Cooperación Belga al Desarrollo, el equipo de investigadores entregó 21 triciclos para el transporte de materiales recuperados por las familias de la Asociación de recicladores 17 de septiembre,  de la ciudad de Portoviejo.

El proyecto de investigación y vinculación con la colectividad busca mejorar las condiciones de trabajo, salud y vida de los recicladores y recicladoras de la Asociación 17 de septiembre. Para ello, el proyecto trabaja en promoción de salud laboral, prevención de enfermedades infecciosas, atención primaria en salud colectiva, fortalecimiento de los procesos organizativos y el desarrollo de procesos productivos desde una visión de ecología política.

Fernanda Solíz, directora del Área de Salud y coordinadora del proyecto, explica que se ha desarrollado un sistema de monitoreo epidemiológico participativo, así como iniciativas para la inclusión de los recicladores en modelos basura cero, fortalecimiento de procesos organizativos, promoción de la salud laboral y colectiva, escuelas de derechos sociales, derechos humanos e incidencia en políticas públicas.

Durante los cuatro años de duración del proyecto se han implementado ciclos de capacitación mensuales, tanto a nivel local como a nivel nacional, con la Red Nacional de Recicladores del Ecuador (Renarec) que han contado con certificación de la Universidad. Las acciones también contemplaron la entrega de ayuda alimentaria emergente y equipamiento de protección personal.

El monitoreo epidemiológico consiste en llevar un registro en tiempo real de la situación de salud física y psicosocial, individual, familiar y comunitaria. Un software libre es la herramienta que permite mapear y sistematizar los datos que se recolectan, y determinar la prevalencia de las principales formas de enfermar. Fernanda Solíz explica que esto permite tomar acciones de salud inmediatas de respuesta.

Entre los primeros resultados, se evidencia que “las condiciones de salud de los recicladores están directamente vinculadas a las determinaciones sociales y ambientales: inserción social y territorial, condiciones laborales, ausencia de la tenencia de la tierra y de medios de producción, precarización laboral, contaminación, despojo y falta de apoyo estatal. Las familias recicladoras se exponen a muchos agentes infecciosos y químicos, pero además a accidentes laborales con la maquinaria que trabaja en el botadero, viven en asentamientos urbanos marginales, sin acceso a agua potable, alcantarillado ni vivienda digna”.

Este es el contexto en el que ocurre la entrega de los carros para cargar los desechos reciclados. En noviembre se efectuará la siguiente entrega de 42 triciclos. Además, explica Fernanda Solíz, en noviembre se firmará un convenio que permitirá el diseño participativo de los planos y la construcción de un centro de acopio así como su equipamiento con la maquinaria necesaria: compactadora, báscula, trituradora y montacargas.

STR