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Investigadores de la Andina participan en proyecto para proteger al oso de anteojos

2 de febrero, 2015

Una delegación de investigadores de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) visitó en días pasados la Universidad Andina para realizar un seminario y un trabajo de campo en el marco del proyecto del Corredor de protección del oso de anteojos, ubicado en la zona de Mindo y la cuenca del Guayllabamba.

Esta actividad se cumplió como parte del convenio que firmó, hace algunos años, la Unidad de Información Social Ambiental (UISA) de la Universidad Andina Simón Bolívar y la Universidad de Cornell. En este convenio se planteó trabajar conjuntamente para buscar financiamiento y realizar investigaciones en el área de Mindo y la cuenca del Guayllabamba (provincia de Pichincha) y en el valle de Íntag y Manduriacus (provincia de Imbabura), por ser zonas que tienen una enorme biodiversidad con aves, orquídeas y otras especies únicas en el mundo y que se encuentran gravemente amenazadas por la deforestación, cacería y por el impacto de proyectos de minería.

Como resultado de este convenio la Universidad de Cornell desarrolla un proyecto inicial que permite que algunos de sus investigadores participen conjuntamente con un equipo interinstitucional de Ecuador para establecer este corredor (que son espacios protegidos que forman un conjunto conectado que permitirá la sobrevivencia de muchas especies críticas en la zona).

En este proyecto también participan la Universidad San Francisco y la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito. Investigadores de la USFQ han hecho un estudio con cámaras trampa y han identificado a 45 ejemplares que han sido fotografiados y puestos nombres. La Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito, en cambio, ha declarado esta zona como Corredor del oso de anteojos y ha hecho un trazado para consolidar las áreas protegidas.

Gracias a esta labor conjunta se podrá conectar la reserva Cotacachi-Cayapas (en Esmeraldas) con el Pululahua (en Pichincha), y a futuro conectar con la Reserva Iliniza, de manera que se cree un espacio de protección efectiva que salve no solo al oso de anteojos sino a toda la biodiversidad que hace única a esta zona.