Este estudio parte de una pregunta básica: ¿cómo se representa la cultura oral montubia, de comienzos del siglo XX, de la época cocoetera?, en siete cuentos de la narrativa del treinta: El cholo del cuerito e venao y El cholo que se castró, de Demetrio Aguilera Malta; El guaraguao y La salvaje, de Joaquín Gallegos Lara; Mardecido llanto y El malo, de Enrique Gil Gilbert; y Banda de pueblo, de José de la Cuadra.

Para responder a dicha pregunta, el autor se sirve de la propuesta planteada, en torno a la oralidad latinoamericana, por Carlos Pacheco, esto es: la formalización del discurso narrativo como habla; la posición privilegiada de lo fonético sobre lo visual; la elaboración fonética del lenguaje y las implicaciones de esta presencia de la oralidad en la visión del mundo y en la organización social de la cultura montubia.

De esta manera, se van develando las huellas de la oralidad, presentes en la estructura y composición de los cuentos seleccionados: entre tales huellas podemos mencionar las siguientes:

Formulas del relato oral; refranes y sentencias, que , por una parte recogen la experiencia colectiva y por otra ayudan a mantener la memoria del propio relato; la estructura conversacional de estos relatos, no sólo en el predominio del diálogo sino en la estructura de los textos como habla, manifestada en la presencia de un narrador oral “contador” y un narrador “escriturario. Los efectos de lo sonoro en las conversaciones y en las descripciones. La constelación temática marcada por estos motivos: la violencia, el machismo, los sentimientos de culpa, los usos y costumbres de la cultura oral montubia como los rodeos montubios; y la relación de los personajes con la naturaleza.