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ALUMNI: Ángel Emilio Hidalgo es el nuevo director de la Biblioteca Municipal de Guayaquil

4 de febrero, 2021

 

Poeta, historiador y profesor universitario. Ángel Emilio Hidalgo, graduado de la Maestría en Historia de la Universidad Andina Simón Bolívar, es el nuevo director de la Biblioteca Municipal de Guayaquil.

Fue uno de los asiduos usuarios del Centro de Información y Biblioteca mientras estudiaba su posgrado en la Andina. Hoy diseña planes de readecuación y modernización para la Biblioteca Municipal del Puerto Principal.

Rodeado de su amplia colección de vinilos de salsa y rock latino, y de sus libros de Historia y otras ciencias humanísticas, Ángel Emilio Hidalgo conversa acerca de su trayectoria, su paso por la Universidad Andina, sus publicaciones literarias e investigativas, y su nuevo reto.

¿Por qué es importante estudiar la Historia hoy en día?

Es importante estudiar la Historia por muchas razones. Primero, porque como sociedad tenemos una amnesia colectiva. Somos un pueblo desmemoriado. Y pienso que estudiar Historia –ahora que están de moda las vacunas- es una vacuna contra el olvido y la desmemoria, principalmente, porque la Historia también cumple una función social, y mucho más si al ejercicio de la investigación histórica se le suma la práctica docente. 

La Historia como disciplina –al menos desde mi formación- siento que va de la mano con la enseñanza de la Historia en todos los niveles de la academia, porque el profesor de Historia cumple con esa vocación que es doble: por un lado, la vocación de enseñar; y por otro lado, la de contribuir a que se preserve la memoria histórica y social en un medio desmemoriado como es el nuestro. 

¿Cuándo nace en usted el interés por la Historia?

Yo empecé como poeta; gané dos premios de poesía a nivel nacional. En el transcurso de los años, descubrí mi amor por la Historia. Me dediqué a la investigación histórica a la par que estudiaba Ciencias Políticas. También hice estudios de Literatura. Luego seguí dos posgrados; el uno en Pedagogía, y el otro en investigación social.

Luego, ingresé a estudiar en la Universidad Andina Simón Bolívar, la Especialización Superior en Historia, y luego la Maestría en Historia. Me gradué en 2011 como Magíster en Historia. A partir de allí, he seguido mis actividades como escritor, como historiador. También en ese proceso descubrí mi vocación por la enseñanza. He sido profesor de varias universidades en Guayaquil, también en la Andina, y he sido profesor del Instituto Superior Tecnológico de Arte del Ecuador, de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Ahora soy profesor de la Universidad de las Artes. 

Dentro de este interés literario, ¿cuáles son los autores que han sido claves o que han influenciado su trabajo? 

Son muchos. Me gusta mucho la poesía en castellano, porque siento que la poesía es otra forma de pulir y trabajar en el lenguaje, en la lengua materna. Como referentes,  puedo mencionar al menos de los que más he leído. A José Ángel Valente, el poeta español de la década de la generación del 50; el poeta argentino Enrique Molina. También me gusta mucho la poesía de Rainer María Rilke; la poesía de Fernando Pessoa, con sus diversos heterónimos. La poesía de Antonio Gamoneda. Toda esa línea de la poética del silencio de algunos poetas españoles como Jaime Siles, Abelardo Linares, entre otros. También me gusta la poesía del Alejandra Pizarnik, de Jaime Sabines. Es decir, mis lecturas e influencias son diversas, múltiples, que en determinado momento estuvieron unas más presentes que otras.

¿En qué momento hay una convergencia entre la poesía y la historia? 

Yo siento que, al momento de escribir un ensayo histórico, se requiere una serie de herramientas propias de la palabra y la lengua castellana. Y pienso que allí la poesía me ayuda mucho para que ese texto de investigación histórica sea escrito de una forma amena, comprensible, inteligible. Y además, atrevida en el sentido de la formación y construcción de líneas de interpretación y análisis de los procesos sociales en el tiempo, que es a lo que se dedica la historia, a la reconstrucción de esos procesos sociales expuestos de una forma clara, precisa y dinámica.

Yo empecé a escribir poesía a raíz de la muerte de mi hermano; cuando él tenía 11 años, yo tenía 14 años. En esos momentos, él era mi único hermano. Tengo otra hermana que es hija de mi padre; la amo muchísimo, pero ella la conocí cuando tenía 20 años. 

He llegado a la conclusión de que yo escribo poesía desde el dolor. Mis poemarios, los libros que he publicado,  siempre surgen a partir de alguna conmoción que me ha ocurrido en la vida: la muerte de mi hermano, la muerte de mi madre, alguna ruptura amorosa. Han sido los eventos catalizadores en mi escritura literaria y particularmente lírica.  

Cuando estoy feliz, más bien escucho música. Además de ser poeta, historiador, profesor, soy melómano. 

Ahora, con la designación como Director de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, todo este bagaje le permitirá planificar el trabajo venidero 

Yo soy investigador; llevo más de 25 años desempeñándome como investigador histórico. Y justamente los lugares que siempre visité fueron la Biblioteca Municipal y la Biblioteca de Autores Nacionales Carlos A. Rolando, que está anexa a la Biblioteca Municipal de Guayaquil.   

Conozco sus fondos y sus salas, antes de haber sido designado en este cargo. Conozco perfectamente las bibliotecas públicas de la ciudad, también sus archivos. Trabajé tres años en el Archivo Histórico del Guayas como investigador. También trabajé cinco años en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo de Guayaquil -MAAC-; fui parte del equipo que abrió el MAAC.  

Como usuario y ahora director, ¿cuáles son los puntos importantes a trabajar en la Biblioteca Municipal de Guayaquil

Son varios. Primero, hay que poner la casa en orden. Recibir los inventarios, organizar los grupos de trabajo. Estamos en una coyuntura en especial por la pandemia. Se requiere en estos momentos hacer un trabajo puertas adentro, principalmente en la organización de inventarios. 

Cuando esto ya ocurra, podremos abrir las puertas al público, con una imagen completamente renovada en la Biblioteca. Vamos a hacer cambios sustanciales en su infraestructura. Vamos a trabajar desde la virtualidad, a contratar el proceso de digitalización de los fondos antiguos. Vamos a crear una página web donde se van a desarrollar actividades virtuales. 

Cuando ya se abran las puertas de manera física al público, queremos acondicionar un espacio donde funcione un café libro. A partir del 7 de marzo, vamos a desarrollar charlas y otras actividades en el marco de un programa que va a durar todo el año. 

Queremos volver a esta Biblioteca realmente en un centro cultural, donde se congreguen las expresiones artísticas y culturales del mayor número de actores de la ciudad. 

¿Cuál es la importancia de una biblioteca en el siglo XXI? 

Las bibliotecas han sido importantes desde la organización misma de las sociedades humanas, como comunidades de sentido, lo que implica que en ella se atesora mucho de la memoria histórica, literaria, artística del quehacer creativo e intelectual. En ese sentido -más allá de los formatos, físico o digital- las bibliotecas son repositorios de memoria, y eso me parece fundamental entender.

Hay que desarrollar gestión, para que la cultura sea un organismo vivo, que funcione desde el aporte de cada uno de los actores que sin duda tiene mucho que decir. También es necesario incorporar a las personas a un ejercicio de ciudadanía cultural,  para que sean ellas las que también se acerquen al libro, a la lectura, y puedan, de sujetos pasivos, convertirse en ciudadanos activos que valoran estos espacios culturales y los preservan. 

Usted fue estudiante de la Universidad Andina y seguramente un asiduo usuario de la Biblioteca

Pasé largas horas consultando libros en la Biblioteca de la Universidad cuando fui estudiante de la Maestría en Historia. Para mí fue una experiencia maravillosa.  La Biblioteca está bien dotada en cuanto al número de ejemplares, a la calidad de los títulos. Me parece un espacio muy acogedor, que nos invita a leer y a investigar. 

STR