Conoce el campus universitario

Noticias Universidad Andina

Primacía económica o política para enfrentar la crisis mundial

8 de septiembre, 2015

Por Oscar Madoery*

La crisis capitalista global tiene diversas aristas: es financiera, impulsada por el colapso de un esquema predominante en años, basado en un alto y descontrolado número de operaciones financieras con fuerte contenido especulativo. Es energética y es climática, por el creciente cuestionamiento a una matriz productiva derrochadora de recursos no renovables, de alta polución y de consumo exacerbado. Es de confianza y gobernabilidad, debido al aumento de despidos, precarizaciones laborales, inestabilidad de gobiernos y protestas populares contra gerentes públicos y privados insensibles. Es social y alimentaria, ya que prácticamente un tercio de la población mundial queda excluida de posibilidades mínimas de subsistencia y aumentan los flujos de desplazados y migrantes, convertidos en fugitivos de una vida imposible, como dice Galeano.

Si bien ahora se manifiesta en los principales centros económicos mundiales, la crisis tiene consecuencias para el resto del sistema mundo, incluida América Latina. Se trata de un fenómeno de época, no coyuntural y apunta al corazón de una civilización de mercado que ha provocado profundos y prolongados cambios tanto en los modos de actuar, en los comportamientos sociales, en las políticas públicas y en las prácticas empresariales, como en los modos de pensar e interpretar los territorios y su desarrollo.

En la sociedad de mercado, naturaleza y población son recursos al servicio del capital decía Polanyi hace décadas, porque los actores sociales y sus relaciones están medidos prioritariamente en función de lógicas económicas; son recursos humanos y recursos naturales en función del capital. Si algo consagró el fundamentalismo de mercado fue la reducción de la realidad a la dimensión económica, separándola de los contextos político-institucionales y socio-culturales donde el capital opera. Sobre esa base, se han fundamentado históricamente tanto las creencias en recetas económicas universalmente válidas, como los enfoques de derrame que entienden que lo importante es garantizar la salud de las finanzas, relativizando y justificando sus consecuencias sociales y laborales.

Europa sigue aferrada a esa primacía económica, por ende postula que los costos sociales del ajuste son insoslayables. Resuena allí la advertencia del Fausto de Goethe reinterpretado por Marshall Berman: “el hombre moderno solo puede hacer cosas grandiosas, bloqueando sus sentimientos de culpa y responsabilidad”.

Sin embargo, numerosas experiencias latinoamericanas ofrecen otra posibilidad: la de entender que los desafíos pendientes no son estrictamente de crecimiento económico, sino de una praxis política capaz de integrar todas las dimensiones de lo real: lo económico con lo social y lo laboral, lo institucional, lo ambiental, lo cultural, lo simbólico; una praxis que permita promover el pleno despliegue de las capacidades de las personas y los pueblos. Para ello, es tan importante el dinamismo productivo como la cohesión social, la sustentabilidad de los procesos y el fortalecimiento democrático, todo articulado en torno a proyectos políticos de transformación. Un cúmulo de acciones concretas van en ese sentido: manejo de la deuda externa, integraciones regionales, estados presentes ante sociedades movilizadas, democracias más protagónicas con ampliación efectiva de derechos humanos, economías solidarias, alternativas ecológicas y pensamientos situado a en loa contextos socio-espaciales regionales.

Se trata de sentar las bases para proyectos de sociedad donde las condiciones de vida digna para el conjunto de la población se antepongan a los intereses de quienes quieren rentabilidad económica a cualquier costo. El desafío es político, como reflejo de la disputa entre dos modelos de sociedad (la de los privilegios o la de las igualdades); y dos modelos de Estado (cómplice de los poderosos o ampliado en la promoción de inclusiones). La primacía de la política, desde la renovación de disputas sociales históricas y su actualización en la lucha por re-significar la democracia como litigio por la igualdad y el desarrollo como aspiración de buen vivir, es la respuesta regional a la crisis global. 

*Doctor en Ciencias Sociales, docente e investigador de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina.

Fuente: http://unr.edu.ar/noticia/6341/primacia-economica-o-politica-para-enfrentar-la-crisis-mundial