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Francisco Pareja y la dimensión social de la integración andina

22 de julio, 2015

Por Silvia Coral
Periodista de Relaciones Públicas

En una entrevista concedida a Spondylus, Francisco Pareja Cucalón se refirió a los alcances de la dimensión social en la integración andina. Esta es la cuarta entrega del especial periodístico "El futuro de la CAN".

Pareja es economista por la Universidad Católica de Chile. Tiene una Maestría en Derecho por la Universidad de Sussex, de Inglaterra. Se ha desempeñado como coordinador de Desarrollo Social en la Secretaría General de la Comunidad Andina.

Recientemente se incorporó a esta casa de estudios como coordinador de la Cátedra de Integración "Germánico Salgado".

¿Qué significa ser andino? El Secretario General saliente de la CAN, Adalid Contreras, manifestó que se creó una cultura de derechos ciudadanos en la región, pero, ¿hasta qué punto estos derechos están interiorizados en el ciudadano común andino?
La información que tienen los ciudadanos andinos sobre el proceso de integración andino es lamentablemente escasa, por eso es importante generar más información sobre los derechos que tienen como ciudadanos de una comunidad de naciones. Estos derechos son tangibles y concretos. Existe una normativa andina que le permite a un trabajador de cualquiera de los países miembros contratados por una empresa de otro país miembro de la CAN contar con los mismos derechos laborales con los que cuenta en su país, como el derecho a la afiliación, al seguro social del país al que emigra.

Desde hace algunos años existe el derecho a circular libremente por los espacios geográficos de los cuatro países solo con el documento de identidad nacional, sin necesidad de pasaporte o visa; es decir, dicha zona geográfica va asemejándose a lo que sería un espacio nacional. Además, los consulados de cualquier país miembro pueden atender a ciudadanos de otro país andino, como parte de la protección consular para los migrantes andinos. Es decir, con su identificación pueden acudir a cualquiera de los consulados de los países andinos para recibir asistencia.

En ese mismo contexto, ¿qué se ha logrado en temas como la validación de títulos académicos y la lucha contra la delincuencia internacional organizada que son temas prioritarios en el escenario global actual?
Con respecto al reconocimiento recíproco de títulos no precisamente académicos sino de estudios primarios y secundarios es un trabajo en el que ya el convenio Andres Bello reguló y está vigente, aunque no en el marco de la Comunidad Andina porque ya no es miembro. Sobre los títulos profesionales, el tema es más complejo, más que la validación recíproca es una acreditación de instituciones de educación superior de un país por parte de otro, y eso depende del desarrollo de la acreditación superior de cada país.

¿Cuánto se ha conseguido con la creación de la Comisión Andina de Acreditación, que ya acreditó a la Universidad Andina Simón Bolívar como una universidad de calidad y excelencia académica?
Entiendo que lo que se está logrando es que las universidades de los países andinos se estén acreditando, de modo que los títulos que conceden tengan el respaldo de esa acreditación. Hay universidades de diversas categorías y es difícil calificar a varias universidades de diversos países con criterios uniformes. Es muy complejo.

Desde la creación del Pacto Andino se plantearon metas sociales en salud, en lo laboral y cultural, que luego fueron incluidas en la Agenda Social de la CAN. ¿Qué resultados dieron?
Cuando inició el Grupo Andino, en 1969, se crearon tres convenios que tienen que ver con temas sociales: Andres Bello, en educación, ciencia cultura y tecnología; Hipólito Unanue, en salud; y, Simón Rodríguez para temas laborales.

La secretaria ejecutiva del convenio Andres Bello siempre ha coordinado sus actividades con la secretaria general de la CAN, inclusive, el consejo andino de ministros de educación y responsables de políticas culturales tiene como secretarias técnicas a las dos secretarías, para garantizar una coordinación de sus actividades.

El convenio Hipólito Unanue -que aún es parte del Sistema Andino de Integración- tiene entre sus miembros a países que no están en la CAN, como Venezuela y Chile e, igualmente, coordina sus actividades con la secretaria general de la CAN, pero es un organismo autónomo e independiente.

Concretamente, el convenio de salud ha tenido resultados muy significativos como las negociaciones exitosas con empresas transnacionales de fármacos para reducir los costos -en un 72%- en el precio de los retrovirales para el tratamiento del SIDA, también ha avanzado en la negociación de fármacos genéricos para garantizar su acceso al mayor número de personas.

Ha sido exitoso el programa de erradicación de la malaria, en las zonas de frontera entre los países de la región, en el marco del convenio Unanue con el apoyo del Fondo Mundial contra la Malaria.

Otros importantes logros en el marco de la agenda social son el inicio de la ejecución de 17 proyectos de desarrollo rural en los cuatro países miembros, uno de ellos en el Ecuador, para apoyar a pequeños productores de cacao en Manabí, Guayas y Azuay. Hasta hace un par de años también se ejecutó un proyecto sobre seguridad alimentaria para rescatar una serie de prácticas y técnicas de cultivo precolombinos que se habían casi perdido.

¿Cuál fue el desenlace del Plan Integrado de Desarrollo Social (PIDS) en estos 12 años de creación para combatir la pobreza, la exclusión y la desigualdad social de los países de la región?
Este plan terminó su periodo de vigencia y fue sustituido por la Estrategia Andina de Cohesión Económica y Social, con los objetivos andinos de desarrollo social antes mencionados. El PIDS se propuso dar los primeros pasos de lo que sería la coordinación y complementación de las políticas regionales para formular políticas supranacionales. Este tenía un programa de cooperación técnica horizontal entre los países miembros para intercambiar las mejores experiencias.

El otro proyecto fue el de la armonización de indicadores sociales con miras a establecer objetivos sociales compartidos para lograr la elaboración de políticas supranacionales.

Lo fundamental fue dar los primeros pasos para que los cuatro países avancen en una coordinación en el campo social, para conformar una política social comunitaria andina.

¿Qué consecuencias ha generado el Protocolo de Trujillo para la región andina con la incorporación de nuevos temas como los sociales y ambientales y que permiten avanzar a una integración que sobrepasa el escenario comercial?
La CAN, desde hace mucho tiempo, lleva a cabo una integración que no es exclusivamente comercial. Desde su inicio fueron creados tres convenios sociales -como ya se mencionó- aunque su énfasis ha aumentado a mediados de los años 90 y en la década actual, en lo que se denomina agenda multitemática de la integración.

Sin embargo, el comercio es importante no por sí mismo y vale la pena mencionar que el comercio entre los países andinos es mucho más dinámico que el comercio con el resto del mundo, ya que crece a una tasa promedio anual del 13% versus el comercio hacia el resto del mundo que crece en un 10%. Y está compuesto de bienes manufacturados de alto valor agregado que generan más empleo. Entonces, el comercio intrarregional produce desarrollo y permite avanzar hacia el progreso de la matriz productiva de los países miembros.

Pero además está presente la agenda social, la agenda medioambiental, de turismo, de temas de desarrollo de integración fronteriza, éste último es muy importante y es más factible trabajarlo en el marco de un proceso de integración. Como bien sabemos, los conflictos fronterizos han sido frecuentes en nuestros países y superarlos ha llevado a que esas barreras en las fronteras se conviertan en bisagras de integración, una prueba de ellos son los gabinetes binacionales que se están convirtiendo en prácticas comunes, lo que permite atender las zonas de frontera. En Ecuador, por ejemplo, se ha mejorado las carreteras del Sur.

Tomando en cuenta esta realizad andina y latinoamericana, la cual comparte ciertos valores históricos y culturales ¿por qué no ha sido posible avanzar en otros objetivos que profundicen la integración de los países para lograr el desarrollo, tal como ocurrió con la Unión Europea (UE)?
El proceso de integración europeo sirvió como modelo de un proceso de integración supranacional; sin embargo, la realidad de Europa con la Latinoamericana son muy diferentes y el proceso de integración suramericano tiene que transitar por caminos diferentes. Son procesos similares pero también diferentes.

En la UE, el proceso comenzó no por el escenario económico sino por el recurso de la energía -el carbón y el acero-, mientras que en América Latina estamos pensando en la integración física, la integración energética, de telecomunicaciones. Entonces los ritmos son diferentes, las etapas son distintas y, por ello, la agenda es multitemática. Cada vez se han incorporado más temas y el cultural también está presente: hay la propuesta de trabajar en el fomento de industrias culturales andinas; hay una política en marcha sobre protección del patrimonio cultural de los países miembros, tanto de lo tangible como de lo intangible.

Finalmente, ¿cómo ve el futuro de la Comunidad Andina en el marco de la integración suramericana?
Precisamente lo veo en el marco de la integración suramericana. El grupo andino se crea por la frustración que había en el marco de la ALALC, que no avanzaba los suficientemente rápido en el comercio, y por eso es que los países deciden constituir un grupo para avanzar en la integración suramericana comenzando por la subregión.

La CAN está en un proceso de reingeniería, es decir, en un fortalecimiento institucional y su propósito es aportar a la convergencia suramericana.

La adhesión de Bolivia al MERCOSUR, que algunas malas interpretaciones dieron como el campanazo de la muerte final de la CAN, no es así porque Bolivia dijo que no saldrá de la CAN, sino que será una bisagra entre los dos sistemas de integración. Y ahora, en ese marco, se están analizando ciertas reformas legales para introducir al Acuerdo de Cartagena, para facultar la doble membresía, aunque de alguna manera ya existe esa forma porque todos los países miembros del MERCOSUR son miembros asociados y viceversa. Ahora, lo que hay que lograr es que sean miembros plenos para avanzar a la convergencia.

El futuro de la CAN es disolverse en Suramérica, aportar a la integración suramericana, desapareciendo como CAN pero en el más amplio esquema de integración suramericano. Eso llevará tiempo, no es sencillo, hay que negociar muchos temas.