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Boletín Spondylus

Perspectivas de las relaciones de América Latina con Estados Unidos en la administración Biden


Publicado: 04-12-2020

Por: Marco Romero

Edición: Sofía Tinajero Romero

 

A propósito de las recientes elecciones en Estados Unidos, y la nueva presidencia de Biden, Marco Romero, director del Área de Estudios Sociales y Globales de la Universidad Andina Simón Bolívar, realiza una entrevista a Frederick Mills, profesor de la Bowie State University y codirector del Consejo de Asuntos Hemisféricos COHA, situado en Washington DC, que es un think tank que trabaja sobre temas de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina desde 1975.

El diálogo analiza las expectativas que pueden tener los países latinoamericanos respecto de la política exterior y del manejo de las relaciones internacionales, por parte de la nueva administración en los Estados Unidos, que arrancará en enero 2021.

Muchas gracias a Fred por tu apertura para reflexionar con respecto a cuáles podrían ser las expectativas para América Latina bajo la presidencia de Biden. ¿Cuál es tu apreciación general?

Gracias por la invitación. La administración de Biden se puede pensar en términos históricos y en términos del gabinete que acaba de escoger.

Desde el punto de vista histórico, él era vicepresidente bajo la administración de Obama, que estaba en un intento de rehabilitar el monroísmo, es decir, el intento de dominar las Américas bajo un modelo económico del neoliberalismo. Por ejemplo, en 2009, vamos a recordar que cuando  Biden era vicepresidente, hubo un golpe de Estado en Honduras; Zelaya era el presidente democráticamente elegido, tuvo que salir obligado del país. Los Estados Unidos apoyaron esta acción, y el resultado fue un desastre: incluyendo la emigración de miles de hondureños al norte, y un régimen, ahora de Juan Orlando Hernández, bien corrupto.

Pero en una nota positiva: la administración de Obama quería normalizar poco a poco las relaciones con Cuba; y eso lo vamos a ver como una nota positiva, pero ambigua, porque en el mismo momento, intensificó las sanciones en contra de Venezuela e hizo un acercamiento al régimen de Macri, en Argentina.

Así, la política de Obama era una política intervencionista. Pero -como hemos visto con la administración de Trump- la retórica es otra. Es decir, sigue el intervencionismo a favor de Colombia, por ejemplo, en contra de Venezuela, en contra del movimiento al socialismo en Bolivia; a favor de Lenín Moreno, en Ecuador. Y una relación de cooperación bien interesante con México.

Ahora bien, la administración que viene de Biden ha escogido al secretario de Estado a Antony Blinken. Es una persona intervencionista que estaba antes: un protagonista de la intervención en Irak, de la intervención en Afganistán, de la intervención en Siria. Y eso no da una esperanza de que va a cambiar mucho la política de los Estados Unidos en el campo mundial.

Ahora bien, yo creo que lo que estamos viendo ahora es la posibilidad de una segunda ola progresista en Latinoamérica. ¿Por qué? Con AMLO en México, que no es de izquierda, pero no quiere decir a favor de la reforma de una transformación más progresista a favor de los pobres; podemos ver en Bolivia, la recuperación de los procedimientos democráticos, con la elección de Luis Arce. Podemos ver en Argentina también la recuperación y un camino más independiente bajo Alberto Fernández, y todo eso es parte, yo creo, de una recuperación del camino, porque vamos a ver en el futuro, yo creo, bajo Biden un intento de seguir con la doctrina Monroe: dominar la política de Latinoamérica.

Pero lo que está olvidando Biden y su gabinete es que el continente ya no va a regresar al pasado. Ya tiene el sabor de la independencia; ya va en el camino de reconstruir UNASUR y CELAC. Yo digo eso por las reuniones que hemos visto del Grupo de Puebla. Por eso yo creo que no podemos estar muy entusiasmados; no tengo mucho entusiasmo de que vaya a cambiar mucho la política.

Pero en el aspecto positivo, se va a reasumir, yo creo, la apertura a Cuba, y va a cambiar un poco las sanciones en contra de Venezuela. Quizás abrir un corredor humanitario, pero con sentido humanitario auténtico, no con balas, no con intento de hacer cambio de régimen.

Con la crisis de la pandemia y los Estados Unidos con uno de los mayores porcentajes mundiales de muertos, y todos los ataques que Trump ha dado a varias de las estructuras de políticas sociales, la agudización es uno de sus temas preferidos en el combate a la migración latinoamericana, fundamentalmente. ¿Qué criterio te merece la opinión de algunos en el sentido de que la administración Biden va a estar sumamente ocupada en resolver la fragmentación interna, en desmontar lo que construyó Trump en estos cuatro años?, ¿y que eso va a ser el eje central de su política en estos cuatro años, por lo tanto, la región América Latina y la política exterior va a ser una segunda o tercera prioridad en la agenda de Biden?

Primero, la agenda de Trump en muchas dimensiones era una continuación de la agenda de Obama-Biden. Yo digo eso, porque hay que recordar que había más deportaciones bajo Obama que en la historia reciente. Y la separación de familias comenzó durante la administración de Obama. Las intervenciones y el camino militarista se intensificaron durante Obama. La militarización de la policía aumentó durante la administración de Obama.

Pero lo que cambió con Trump es que era un racismo sin máscara, más intensivo. Y una política a la que le faltó racionalidad. Uno nunca sabía a dónde va la cuestión, y eso sí hay que reparar. Pero Biden quiere seguir con el excepcionalismo de los Estados Unidos. Cuando él dice que los Estados Unidos van a recuperar su liderazgo en el mundo, ¿qué significa? La contradicción principal, yo creo, en el teatro global, es que ya existe un mundo multipolar. Vivimos en un mundo multipolar, pero la política sigue, bajo los republicanos y demócratas; la política sigue en que quiere ser el número uno, que no quiere participar en un mundo complementario.

En ese sentido, ¿tú crees que la fragmentación de la sociedad norteamericana no va a limitar sus capacidades dentro de ese plano más geopolítico global? Está la confrontación con China, la disputa comercial, la disputa tecnológica, la disputa hegemónica, básicamente. Entonces, ¿su margen de maniobra hacia la región, que estamos claro: ocupa una prioridad en quinto, sexto, séptimo lugar dentro de la agenda global de los Estados Unidos. ¿Va a ser más o menos parecida a lo que fue durante la administración de Obama?

Esa es una cuestión muy interesante la fragmentación que estamos viviendo en este momento en los Estados Unidos. Una pandemia sin una política sanitaria. Eso realmente no limita el militarismo. Porque es una industria, es un negocio muy grande para los Estados Unidos. Las compañías que produzcan armas, por ejemplo, tienen constituyente en muchos estados. Así la producción de las armas está dividida por todos lados.

Pero hay un movimiento antiguerra en los Estados Unidos. Hay un movimiento multirracial y cultural en contra del racismo. Por eso hay la esperanza de que vamos en los Estados Unidos a construir una tercera vía: ni republicanos ni demócratas. Pero es una lucha larga; hay millones de personas que vienen del movimiento de Bernie Sanders, que viene desde la izquierda, que sí cree que un mundo nuevo es posible. Y ellos tienen vínculos, sentimientos solidarios con los hermanos y hermanas en Latinoamérica. No se puede evitar que va a continuar el excepcionalismo, pero por otro lado hay esperanza, porque hay una convergencia de fuerzas sociales y populares, que está abogando por la paz, por la justicia, por un mundo nuevo, ecológico.

Ahora, dos temas que para América Latina son inevitablemente cruciales: la migración y el comercio. Comencemos por este segundo, en el tema del comercio, la política proteccionista de Trump no ha sido rechazada por Biden. Yo he visto algún artículo en que se hablaba de que él sigue manteniendo el “compre Americano” “Buy American”. Entonces, en ese escenario, ¿tú crees que el proteccionismo -que es una trayectoria como tú decías inicialmente, más bien histórica de los demócratas - se va a mantener?

Realmente yo creo que el proteccionismo de Trump era un extremo, y que va a ser de más negociación bajo la administración de Biden, porque es obvio que, si quiere moderar la emigración hacia los Estados Unidos, hay que reconocer que hay que apoyar, hay que cooperar con las economías del Sur. Pero ¿de qué manera va a cooperar? Hay una resistencia, yo creo, en los países bolivarianos a vender sus recursos naturales, a perder control sobre sus recursos naturales, y con razón. Por eso yo creo la recuperación del MAS en Bolivia era un punto muy importante, porque es una señal de que a pesar de las dificultades, es necesario mantener control sobre los recursos naturales de un país, si va a ser un camino económico independiente y no subordinado.

En ese sentido, ¿tú crees que es posible que haya ese programa de desarrollo, de apoyo, de desarrollo del triángulo norte de Centroamérica, Guatemala, Honduras y El Salvador- como un mecanismo más inteligente para frenar la avalancha de migrantes hacia los Estados Unidos, con Biden?

Yo creo que esta política hacia Centroamérica es bien compleja, porque es una política de contener la emigración, más que promover el desarrollo económico. Y ahora con El Salvador yendo a la derecha con Bukele; con Nicaragua firme en su camino más de la izquierda; con Guatemala que en este momento tiene muchas protestas; y con Honduras, que yo creo que tiene posibilidad de ir un poco más a recuperar la democracia social, los Estados Unidos, si quieren mantener su influencia o su cooperación, sí tienen que cambiar a políticas hacia más de desarrollo económico, respetando los caminos distintos de cada país.

¿Tú crees que el régimen de Biden vaya a modificar, por ejemplo, el nombramiento del representante norteamericano, por primera vez en 60 años, como presidente del BID?

Yo creo que eso no está establecido todavía.

En temas de migración, ¿tú crees que México va a seguir siendo, va a pasar a ser el muro principal de la política migratoria de Biden?

Yo creo que López Obrador tenía un dilema bien difícil de poner obstáculos a la emigración de los hondureños, guatemaltecos, salvadoreños hacia el norte, porque por un lado, él no quiere una relación con los Estados Unidos adversaria, pero por otro lado, quiere mantener su imagen de una fuerza progresista, o humanitaria.

Por eso yo creo que la única solución a la cuestión de emigración es que los salvadoreños y hondureños tengan un sueño salvadoreño y hondureño, y no un sueño norteamericano, hacia el desarrollo nacional, que es la única manera de detener la inmigración. No hay ningún muro que pueda detener a la gente que está desesperada para tener una vida más segura, y más económicamente factible.

En el tema ambiental, Biden ha hecho ya algunas declaraciones de retomar el Acuerdo de París y cosas más macro globales. Pero en la relación con América Latina en los temas ambientales, ¿crees que sea posible que haya una confrontación con una administración como la de Bolsonaro, que tiene a la defensa de la Amazonía, de la biodiversidad como sus últimas prioridades, siendo para él la primera el agronegocio?

Yo creo que la administración de Biden sí, porque ha encargado a John Kerry, como su líder en esta cuestión. Es que no hay ningún compromiso de terminar con el fracking, y eso es bien importante. No hay un compromiso para cambiar de una economía energética de combustibles fósiles, como el petróleo, hacia otra que use el sol, el viento, el poder del agua.

Pero sí va a darse un cambio incremental, hacia una política más ecológica, pero no va a darse ningún enfrentamiento con, por ejemplo, Bolsonaro, ni con cualquier gobierno que va para la derecha. Lo más importante para la política del monroísmo -que es intervencionista- es tener esos amigos de la derecha que van a reprimir realmente la esperanza de construir un camino independiente, soberano. Eso yo creo, es la cuestión. Hay una contradicción ahí.

¿Tú coindices en que son excesivas las esperanzas que algunos sectores, o la significación que algunos sectores, sobre todo feministas, dan a la presencia de Kamala Harris en la vicepresidencia?

Sí, yo creo que aquí en los Estados Unidos hay muchas críticas desde el sector liberal de izquierda, que dicen que sí, el feminismo es muy importante. Pero qué significa el feminismo, si hay una persona que es militarista, o que ha puesto mucha gente en la cárcel solo por fumar marihuana.

Poner una mujer en una posición, no significa que se esté promoviendo el feminismo. Pero si estamos, por ejemplo, promoviendo que la mujer gane igual que un hombre, en el mismo trabajo, la misma posición, sí estamos logrando algo; o en contra de la violencia en contra de la mujer, sí estamos yendo más en dirección de un feminismo más auténtico.

Pero poner una mujer en una posición donde va a continuar con una política opresiva, eso no es progreso en la cuestión del feminismo. Espero que la política de Kamala Harris sea más humanista que esta administración del pasado, pero tiene un récord como una fiscal muy dura, en contra de la población a la que va a servir.

Fred, muchísimas gracias por tus reflexiones. Te comprometemos para una siguiente ocasión.

Gracias a usted.