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Boletín Spondylus

Patrimonio cultural, comunidad e historia


Por: Santiago Cabrera Hanna

Edición: Sofía Tinajero Romero

 

La Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador recibió la visita de la profesora Priscila Dorella, de la Universidad Federal de Viçosa, en Minas Gerais, Brasil. Su estancia en esta casa de estudios, del 7 al 21 de abril, se enmarcó dentro de las iniciativas impulsadas por ambas universidades para promover y estrechar vínculos mediante la suscripción de un convenio de cooperación bipartito que involucra el intercambio docente, la promoción de investigación en el campo del patrimonio cultural histórico en Brasil y Ecuador, publicaciones especializadas, y el desarrollo de iniciativas de formación profesional en gestión patrimonial a nivel de posgrado.

En este contexto, Santiago Cabrera, docente del Área de Historia de la Universidad Andina Simón Bolívar, entrevistó a Priscila Dorella, sobre temas vinculados al patrimonio cultural en el Brasil, en el Ecuador y también a potenciales intercambios en términos académicos de convenio con la Universidad Federal para reflexionar, para investigar, para desarrollar emprendimientos todos ellos en el marco del desarrollo del conocimiento universitario, sobre la problemática del patrimonio cultural.

Priscila, bienvenida. Cuéntanos tu trayectoria en el contexto de la Universidad Federal y también de tu propio trabajo como investigadora en ese espacio.

Muchas gracias por la invitación. Para mí es un honor estar acá en la Universidad Andina Simón Bolívar. Estoy teniendo oportunidad de gran aprendizaje. Yo soy de Brasil y trabajo en la Universidad Federal de Viçosa, en Minas Gerais.

Mis estudios siempre fueron dedicados a pensar sobre la historia de las Américas, sobre la historia intelectual; y trabajo en una universidad agraria que tiene una gran vocación por las cuestiones vinculadas a la agricultura. Tiene 90 años de vida.

Las cuestiones que tocan a la maestría en patrimonio es muy reciente, hace 10 años que estamos trabajando pensando sobre la historia y la interdisciplinariedad. ¨Pensando sobre la conexión con la comunidad más cerca de las personas que están alrededor de la universidad, de cómo podemos producir memoria histórica, conocimiento vivo que sirva a la comunidad.

Cuando he descubierto a la Universidad Andina, me pasó que podría ser una gran oportunidad de conexión en los estudios decoloniales, de la crítica que se hace al conocimiento. Y la gran oportunidad de hacer relaciones en qué podemos pensar de una manera más horizontal, de una conversación más Sur-Sur, en las epistemologías del Sur que me parecen un punto clave para que podamos superar ciertos problemas, ciertas cuestiones en Brasil.

Es importante reflexionar desde la perspectiva del pensamiento crítico sobre un espectro tan complejo como el tema del patrimonio cultural. A veces, uno piensa que cuando habla de patrimonio cultural está hablando meramente de objetos y de la conservación de los objetos, de la conservación de eso que decimos pues que nos llega como heredado del pasado. Pero no nos ponemos a pensar en los procedimientos, en los discursos, en las lógicas de poder que están detrás de sus procesos de conservación.

Digamos, pasar un poco de la visión del patrimonio cultural más cosificado, a una visión más crítica de cómo es que se van construyendo estas dinámicas que terminan consagrando unos objetos como objetos esenciales de una identidad comunitaria, social, nacional; y cómo otros repertorios se dejan de lado.  Y eso qué tiene que ver con las formas en las que se construye el poder y todavía más en un contexto complejo como el que estamos, que es un contexto, por un lado, de neoliberalización de la política en muchos países en América Latina; por lo tanto, de neoliberalización de las políticas culturales, de las políticas patrimoniales, pero también el contexto de la crisis sanitaria.

Entonces, alrededor de aquello ¿qué nos puedes contar sobre qué está pasando en el Brasil?

Es muy duro lo que pasa en Brasil. La cuestión del patrimonio empezó a pensarse en los años 30. La institucionalización, el proyecto de identidad nacional, de crear un sentimiento de pertenecer a una nación esto fue muy mucho para abajo, sin mucho contacto con las grandes demandas de la población.

Con el pasar de los años, principalmente después de la dictadura, la Constitución de 88 hubo una apertura mayor para pensar sobre cuestiones como el patrimonio inmaterial, la necesidad de democratización de la pluralidad.

Pero lo que pasa ahora en Brasil es algo increíble, porque estamos viviendo una crisis institucional muy profunda, en que muchas de las conquistas que teníamos están como perdidas en el sentido de que no hay muchas inversiones en la protección del patrimonio, en la población las grandes comunidades indígenas no tienen un dialogo bueno con el gobierno. Tenemos que crear otras alternativas que generen la posibilidad de valorar las comunidades, reconocer la sabiduría, el conocimiento que puede ser una algo clave para que construyamos otra sociedad.

En este punto vivimos con un gobierno que es muy insensible a la dimensión social. Tenemos una visión muy conservadora sobre el patrimonio, que asocia el patrimonio al turismo, al neoliberalismo, ultra neoliberalismo, lo que hace que las cosas que teníamos conquistadas puedan perderse, puedan ser vendidas, puedan no ser conocidas incluso, porque la pandemia ha cerrado muchos museos, archivos.

Entonces, tenemos que empezar de nuevo. Tener otras visiones para que podamos construir una sociedad que sea en realidad más democrática.

Es un momento crítico del patrimonio, no solamente en el Brasil sino en América Latina. Sabemos los historiadores y los estudiosos de la cultura que el campo o la cultura es el menos atendido por los Estados nacionales. Y ahora, más aún, porque cuando uno se enfrenta, por un lado, al proceso -tú ya lo mencionaste- de neoliberalización de las sociedades, de la economía, de la política ya eso plantea una relación compleja con el patrimonio.

Es decir, el patrimonio cultural es aquello que sirve al turismo, sirve a la explotación o la rentabilización de los repertorios culturales. Se suma a la pandemia; es donde uno dice, bueno pues por qué vamos a intervenir o vamos a invertir en el rescate de estas manifestaciones culturales -tú has dicho inmateriales- cuando necesitamos resolver temas sanitarios, temas médicos, temas de proporcionar vacunas, de proporcionar salud. Entonces, se vuelve todavía más complejo el tema del desarrollo, de propuestas políticas vinculadas al reflorecimiento, digamos así, de unas manifestaciones culturales que se sostienen, no tanto por la gestión del Estado, sino por el agenciamiento de los propios actores.

Y eso ocurre en la Amazonía, ocurre en el mundo andino, ocurre en la relación con el medio ambiente, que se convierte también en un elemento a jugar cuando hablamos de patrimonio cultural y de su rescate.

Y a todo esto, ¿tú cómo has visto esta relación entre el Ecuador y el Brasil? En el Ecuador también estamos en este momento, un momento muy difícil en cuanto a mirar las políticas del gobierno frente al patrimonio, frente a las manifestaciones culturales tangibles e intangibles que hemos heredado. ¿Cómo tú ves la relación? Es decir, dos gobiernos neoliberales, el de Ecuador, el de Brasil, el patrimonio inmaterial en el Brasil como un lugar de tensión y de profunda inequidad social; el Ecuador también con sus propias lógicas complejas en cuanto al manejo del patrimonio cultural.

¿Qué elementos ves tú que, por ejemplo, en la búsqueda de conversaciones, en la búsqueda de entendimientos en cuanto al posgrado, pueden encontrarse como elementos comunes?

Yo veo que nuestra aproximación es una gran oportunidad de establecer puntos de conocimiento, de reconocimiento, porque el tema del patrimonio es un tema problema. Es un tema muy sensible a las cuestiones políticas, es un tema interdisciplinar que dialoga hoy en día más que nunca con la naturaleza.

Y me parece muy interesante estar acá, por todas las experiencias acumuladas en Ecuador, con relación al buen vivir, a las comunidades indígenas, a las luchas y las posibilidades de aprender juntos.

Tenemos en Brasil las universidades públicas que aún hoy son muy eurocéntricas, que están muy destinadas a pensar en los rankings, en temas que sí son buenos. Pero muchas veces tenemos que conectarnos con nosotros mismos. Y cuando estamos en este punto de crisis institucional, no podemos contar con el Estado, pensar que el Estado va a resolver el problema del valor de nuestra cultura.

Tenemos que aproximarnos a las comunidades y crear comunidades. Hay una escritora muy importante en Brasil que se Conceição Evaristo. Es una escritora afrobrasileña que ha dicho que estamos en el tiempo de aquilombarse, aquellos quilombos; crear comunidad; estar juntos para que podamos cambiar ideas y pensar otras alternativas en lo que toca el patrimonio, el valor de la cultura, la noción sobre lo que consideramos como naturaleza, porque hoy en día estamos pensando la naturaleza como recurso natural e intentando ver que somos parte de todo eso.

Y esto cuesta mucho, porque cuesta hacer una gran mudanza en la estructura institucional que muchas veces ha creado una separación muy viva que no nos conectamos con nosotros mismos.

Entonces, creo que la historia de Ecuador y del Brasil es también la historia de muchos países latinoamericanos. Entonces, sí tenemos la conciencia de nuestra fuerza de nuestra comunidad, del valor de nuestra historia, tenemos la posibilidad de no estar tan frágiles con relación a otras cosas que se pasa, a otros problemas que nos tocan.

Entonces, ves el patrimonio desde una perspectiva crítica como la posibilidad de construir un nuevo vínculo social comunitario y también con el medio ambiente.

Sí. Si tenemos la conciencia de que no podemos tener en cuenta solamente las instituciones del Estado, pero también el pueblo, las demandas sociales, las luchas sociales, entonces el patrimonio, en mi punto de vista, tiene que ser algo vivo, algo que sirva a la comunidad y en lo que las personas se reconozcan, porque el proceso de gentrificación del neoliberalismo, de desplazamiento de la población, por la cosa del dinero, del capital ha generado un proceso de amnesia, de no poder reconocernos a nosotros mismos. Deseamos siempre ser el otro.

Y si tenemos una postura crítica sobre el patrimonio, quizás podemos reconocernos en nosotros mismos, y crear comunidad.

Bueno, para finalizar entonces, cuéntanos de esta posibilidad de trabajar en conjunto con la Universidad Andina Simón Bolívar, alrededor de este convenio que estamos proponiendo entre nuestras universidades para trabajar e investigar cosas en conjunto.

Para mí es un honor estar acá, porque me parece que es una manera de crear un espacio para poner en práctica todo esto que estamos hablando. La Universidad Andina es muy conocida

Y la maestría en Brasil en Patrimonio, paisaje y ciudadanía busca hoy en día repensar sus paradigmas, sus puntos; y reflexionar el patrimonio no como algo solamente local, estatal o nacional, pero también transnacional.

Estamos juntos para pensar problemas en común y crear alternativas de críticas sobre nuestra sociedad, sobre la forma que nos toca vivir bien.

Muchas gracias, Priscila. Fortaleciendo el diálogo, entonces Sur-Sur, como ha dicho Priscila, también desarrollamos la posibilidad de pensar el patrimonio cultural como un lugar social, un lugar de vínculo comunitario. Un lugar también de manifestación de la reivindicación de las sociedades y de las comunidades frente a mecanismos de neoliberalización, de rentabilización del patrimonio que, pues, por ahora campean en el contexto latinoamericano.