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Boletín Spondylus

Medios de comunicación y capitalismo desde la visión de Susana Sel


Publicado: 01-12-2008
La Universidad Andina fue sede del III Encuentro Internacional “Comunicación mediatizada, Capitalismo informacional y Políticas públicas en América Latina”, organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

Susana Sel, coordinadora del grupo de trabajo de Comunicación Mediatizada, Capitalismo Informacional y Políticas Públicas de CLACSO, compartió las conclusiones del encuentro que analizó la situación de los medios de comunicación en la región. Ella es profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

¿El vínculo entre los medios de comunicación y los grupos económicos evidencian que la comunicación en el capitalismo es una herramienta para concentrar el poder?
Al analizar el capitalismo de estas últimas dos décadas, categorizado como globalización o mundialización es posible ver la articulación entre las esferas globales financieras y productivas con las TIC’s, tecnologías de información y comunicación, a partir de los cruces entre informática, telecomunicaciones y audiovisual. Uno de los pilares de la integración imperial,  la revolución tecnológica contemporánea, no ofrece una solución al excedente existente, cuya fuga a la especulación financiera da origen a la actual crisis. De allí que la llamada globalización económica es un proceso desigual, desbalanceado, heterogéneo, con una intensidad de penetración cultural capitalista generalizada también como consecuencia de la masificación global de los medios de comunicación audiovisuales. Este proceso comunicacional genera una amplia integración cultural, virtual o simbólica, que contrasta dramáticamente con la mayoría de la población en una situación socioeconómica precaria que no permite concretarla, sobre todo en las periferias. Y todo ello ocurre en una época en la que la magnitud de los cambios tecnológicos elevan a términos inimaginables los niveles de productividad, en la misma proporción que en el plano de los saberes, el conocimiento acumulado y su comunicación están en contradicción con su aplicabilidad a la resolución de problemas sociales 

La comunicación en el modelo capitalista de producción ha sido considerada como una mercancía. ¿La comunicación también debe estar  sujeta a las leyes del mercado?
En el capitalismo todo es mercancía, ya que el poder real está en manos del mercado. Si pensamos que la comunicación es mucho más que los medios, que la comunicación es toda forma de interacción humana, entonces es posible pensar en la Comunicación como Derecho Humano. Por lo tanto, la forma de regulación es a través del Derecho a la Información y a la Cultura, no sujeto a las leyes del mercado. Un derecho que garantice el desarrollo  social, cultural y educativo de la población, en un marco de respeto al estado de derecho democrático y los derechos humanos. Un derecho que contemple la diversidad y el pluralismo, en Estados que garanticen la diversidad cultural y el pluralismo comunicacional, que implica igualdad de oportunidades de acceso y participación a la Información y la Comunicación para toda la sociedad. Y este es un esquema bien diferenciado del consumo y sus significados, vehiculizados por los medios de comunicación y que rigen gran parte de las relaciones sociales en el capitalismo.
 

"Para garantizar la libertad de expresión  es indispensable poner límites a la concentración en la propiedad de los medios."

¿La transnacionalización de la comunicación implicaría que estamos frente a un nuevo modelo de comunicación generada por el capitalismo?
El modelo de comunicación en el capitalismo actual es conocimiento, valorización económica y nuevas formas de organización del trabajo; las tecnologías digitales permitieron construir las “autopistas de la información”, con formas de comunicación y transmisión de datos inmediatos, que para los sectores económicos, en particular el sector financiero, ha sido determinante, en la etapa de mundialización. Esto en un contexto de concentración del capital, ha representado para la comunicación un esquema de cerco informativo, que da cuenta de la clausura narrativa, ideológica y económica de la hegemonía en términos mediáticos, que reconoce la importancia estratégica de controlar los medios de comunicación masivos. Control que se ejerce de formas variadas que van desde las políticas organizacionales ejercidas en tanto propietarios de los conglomerados multimediales hasta el uso de la fuerza que responde a los mismos intereses, en los casos que la información no pueda ser manipulada.

Pensar hoy en las políticas hegemónicas del capital y sus medios de comunicación implica pensar también en estrategias de guerra. Una guerra preventiva definida por el complejo tecnológico-militar, a través del gobierno estadounidense presidido por George W. Bush y sus aliados que, presentados como comunidad internacional, intentan justificar otras guerras preventivas. Así, la lucha contra el terrorismo, contra el narcotráfico (en su versión latinoamericana llamada Plan Colombia) o bien la presencia de bases militares, son funcionales para ocultar los planes imperiales de saqueo y militarización. Vale como ejemplo, que a través de argumentos y pruebas falsas, el control de los medios de comunicación y el poder sobre los organismos internacionales, sirvieron a los fines de justificar una invasión a Irak, bajo pretexto de evitar que este país utilizara armas de destrucción masiva, que más tarde se comprobarían inexistentes.

Los medios de comunicación defienden a capa y espada la libertad de expresión. ¿Debe haber límites en la libertad de expresión y cuáles son esos límites?
Los grupos económicos que controlan gran parte de los medios de difusión en América Latina nos imponen un discurso único y funcional a sus intereses. Cualquier intento de limitar estos intereses, es asociado a atentado a la libertad de expresión, a censura. Por eso, y para garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información de toda la sociedad es indispensable poner límites a la concentración en la propiedad de los medios. Es necesario asegurar la pluralidad y diversidad de voces, impidiendo que unos pocos con poder económico controlen la información.  La promulgación de la Ley de Responsabilidad Civil en Radio y Televisión en Venezuela, durante el año 2004, recoge el debate y las acciones sobre democratización, participación y acceso a los medios, en uno de los intentos más serios de remisión a los principios formulados como políticas nacionales de comunicación en los años 70. Este proceso venezolano de reformulación del servicio público se proyecta a partir de las experiencias comunitarias, en un complejo contexto de convivencia con los medios masivos en poder de grupos concentrados del capital que monopolizaron el campo de la información en las últimas décadas y resisten las nuevas políticas regulatorias.

¿Cuál debe ser el papel del Estado frente a los medios de comunicación? ¿Competencia o regulador?
Comienza a generarse un debate sobre el rol del Estado, en particular a partir de ciertas experiencias latinoamericanas de "refundación societaria", que intenta reinstalar prácticas  sumamente depreciadas en estas últimas décadas. Los medios públicos, que no son sólo estatales, deben construir su espacio, en el que hoy hegemonizan con exclusividad los medios privados. Sin abandonar la regulación de éstos últimos, el Estado debe garantizar el establecimiento de un sistema público, que tal como sucede en Venezuela, integre las experiencias de diversos medios comunitarios (en la actualidad, más de 200 iniciativas articuladas en redes, radios, televisoras y agencias), que, en contacto directo con las comunidades, cubren demandas, al tiempo que proveen información y constituyen un espacio de diversificación de producción de mensajes, en el que la ciudadanía puede tener acceso a la programación y elaboración de pautas. De allí que el Estado debe garantizar que todos los sectores sociales participen del espacio radioeléctrico, inclusive el propio espacio estatal debe tener también su representación.

La reflexión e investigación sobre los medios de comunicación en América Latina no ha sido abundante. ¿Cuál es su percepción después del encuentro que organizó la CLACSO, la semana pasada?
El análisis de lo que representaron las últimas dos o tres décadas para las Ciencias Sociales en general y la producción teórica latinoamericana no puede efectuarse alejado de los financiamientos para investigación que privilegiaron temáticas menos necesarias para nuestros pueblos. Al mismo tiempo que se verificaba en la academia los desplazamientos categoriales y conceptuales que omitían hablar de capitalismo, clases sociales, lucha de clases, entre otras, aún en los estudios sobre comunicación. Y sobre todo, el ignorar el campo de los movimientos sociales, que tratan de construir otra comunicación desde la propia práctica. Un amplio campo, que puede ser considerado como único porque remite a la oposición a los grandes conglomerados mediáticos hegemónicos, a través de las diversificadas experiencias de comunicación. Resistencias que reconocen originales trayectorias latinoamericanas, como los casos de las prensas obreras y populares argentinas de fines del siglo 19 y principios del 20, las radios mineras bolivianas de mediados del siglo 20 y las experiencias en medios que marcará el triunfo de la Revolución Cubana y su incidencia en los movimientos de liberación latinoamericanos, como es el caso de las emisiones de Radio Rebelde, creada por el Che Guevara en la Sierra Maestra en 1958 y la creación de la agencia cubana Prensa Latina, ya en la Cuba revolucionaria de 1959, lograron instalar la problemática de la dominación e impulsaron numerosas experiencias en los contextos regionales y mundiales de los movimientos de liberación.

¿Cuál ha sido la responsabilidad de las universidades para que la reflexión sobre los medios de comunicación no sea profunda?
Tal como surge en nuestra declaración, “…En este proceso, la Universidad, sobretodo la Universidad Pública, los intelectuales, académicos y muy especialmente, investigadores y profesores de Comunicación con un enfoque crítico, tenemos gran responsabilidad. Entendemos que no es posible un espacio académico aislado del movimiento popular y del proceso social real, subordinado a una agenda que los ignora, y que prefiere tratar temáticas escolásticas o bizantinas que no enfrentan las asimetrías de los juegos de lenguaje y de sus lugares de habla en los campos simbólicos de poder. En el capitalismo informacional, el proceso de producción simbólica es un proceso de trabajo que tanto genera valor como determina poder y apropiación social. Procesos aún escasamente abordados, que requieren profundizar en la propia lógica capitalista de producción material y simbólica en esta nueva etapa…”

El desafío es construir teoría no teorizaciones abstractas. Construir teoría implica una praxis, en la cual teoría y práctica se articulen dialécticamente. Una praxis que conlleva el compromiso de intelectuales y académicos, en el sentido marxista de no sólo reflexionar, sino transformar la sociedad. Creo que es un momento político muy interesante en América Latina, aún en medio de sus contradicciones, como para comprometernos a construir otra comunicación.

¿Cuáles son las conclusiones a las que llegó el encuentro "Comunicación mediatizada, Capitalismo informacional y Políticas públicas en América Latina"?
Luego de discusiones profundas sobre los cambios en curso en las sociedades latinoamericanas, en particular en el campo de la comunicación, ha acordado trabajar en el desarrollo de investigaciones y discusiones que, recuperando nuestra herencia epistemológica y teórica críticas, sean capaces de construir un nuevo marco teórico que dé cuenta de los cambios en curso en nuestras sociedades en  la actual etapa informacional del capitalismo. El GT considera que la Comunicación se encuentra en el centro de los procesos de acumulación del capitalismo actual y de su reproducción material y principalmente simbólica. De allí que las luchas políticas que desarrollan los pueblos de América Latina y el Caribe por la democratización del acceso a los medios y por la socialización del conocimiento, que, cuestionando la lógica perversa de explotación y exclusión en su punto neurálgico, levantan las más feroces reacciones por parte de los grupos que detentan el poder y, a la vez, el poder mediático. 

En la actualidad,  conforme a los relatos sucedidos en el GT durante estos días en Quito, los pueblos latinoamericanos están empeñados en tornar realidad el Derecho Humano a  la Comunicación. En diferentes países  se lucha duramente por la construcción de un nuevo marco legal y normativo que haga efectivo ese derecho tanto
•    A través de la imposición de obligaciones públicas a los concesionarios comerciales de radio y televisión,
•     Por la construcción de sistemas públicos de radio y televisión,
•     Por el fortalecimiento de la comunicación comunitaria,
•     Por el fomento y la inclusión digital, con nuevas reglas capaces de asegurar el acceso libre y democrático de todos al conocimiento socialmente producido.

Se trata de un amplio movimiento popular de carácter regional, que nos reclama una mejor formulación teórica a la luz de la crítica a la lógica capitalista de acumulación y dominación política. Creemos que el proceso político en curso redefine tanto la función social y democrática de la comunicación mediatizada, cuanto el papel del Estado como espacio público que debe garantizar los derechos y la pluralidad de voces y el libre acceso al conocimiento.

La agenda de trabajo del GT estará, por lo tanto, pautada por el compromiso de intentar teorizar y conceptuar en íntima relación con una praxis transformadora, entre otros, los siguientes aspectos:
 
•    El campo de las Políticas Públicas, en tanto instancia incluyente de la participación popular, que excede la esfera estatal.
•    el campo de lo Comunitario ligado al Derecho a la Participación y el Derecho a la Comunicación, tal como se contempla en las Constituciones de la República Bolivariana de Venezuela y en la de la República del Ecuador, y en el proyecto de la República de Bolivia, procesos éstos definidos como de refundación societaria.
•    el campo normativo de la Comunicación, considerada no sólo como transmisión de información, sino como una nueva comunicación en tanto instancia que implica Inclusión y Equidad.
•    La redefinición de lo que implican categorías como libertad de expresión, en un contexto de generación de valor a partir de la producción de signos como centralidad en el capitalismo informacional

Por ello, manifestamos nuestro apoyo a la construcción de un nuevo marco normativo de la Comunicación, concretados en los casos de Venezuela,  Ecuador y Bolivia; así como las luchas populares por su concreción en países como Argentina, donde la propuesta de los 21 puntos por una Radiodifusión Democrática intenta plasmarse en Ley; en Brasil, donde se intenta convocar a una Conferencia Nacional de Comunicación y los avances en esa dirección en la región, como la inclusión legislativa de ciertos límites a los monopolios en el caso de México así como la inclusión de lo comunitario en la legislación de Uruguay y ciertos avances en Chile.