Marco Romero, director del Área de Estudios Sociales y Globales de la Andina, nos compartió sus opiniones sobre los lineamientos que tendría la administración Obama. Según el docente, el primer presidente negro de EE.UU. cambiará el estilo de la política internacional aplicada por su antecesor, George W. Bush.

Barack Obama llegó a la presidencia de EE.UU. con una propuesta de cambio. ¿Cuál es la dimensión real del cambio que propone?
Efectivamente, la forma en que ganó las elecciones Obama y la incidencia de la crisis en la población norteamericana ha reflejado una voluntad muy grande de cambio que queda expresado en ese triunfo. Hay un disgusto de la población con el manejo de la política doméstica e internacional de George W. Bush.

Las políticas de Bush han beneficiado claramente a los sectores del poder económico y a los sectores de mayores ingresos de los EE.UU. con exoneraciones fiscales, con una serie de ayudas, etc. En el plano internacional se considera que están empantanados en Iraq y en Afganistán, y es necesario evitar que esos conflictos se conviertan en un desangre para los ciudadanos que han sido llevados al frente.

En el ámbito de la política exterior se aspira que Obama rediseñe esas políticas y vuelva a colocar a EE.UU. en una posición de respeto a nivel mundial, que lo ha venido perdiendo en los últimos años por unas políticas demasiado ideologizadas, manejadas de manera unilateral, que le han restado el apoyo en otras regiones.

¿Un presidente de EE.UU. tiene las manos libres para introducir cambios significativos en la política norteamericana?
Hay un fuerte manejo institucional de las políticas en EE.UU. y, en ese sentido, los elementos de continuidad pueden considerarse más importantes que los elementos de cambio. Pero, en el plano de la política internacional y sobre todo frente al unilateralismo de las políticas de Bush, las posibilidades de cambio, de imprimirle un sello distinto a la política exterior son claras.

Si tiene márgenes de maniobra el Presidente de los EE.UU. y más aún Obama por la forma que ganó y con la mayoría que obtuvo en las dos cámaras.

La salida de las tropas norteamericanas de Irak fue uno de los puntales de la campaña de Obama. ¿Esta es una estrategia para cambiar la mirada hacia Afganistán o hay una intención real de bajar la beligerancia en Medio Oriente?
Es claro que los EE.UU. mantienen como un eje de su política exterior el combate al terrorismo y, por esa razón, va a fortalecer su presencia en Afganistán. La retirada de tropas en Iraq en forma progresiva va a tomar unos tres o cuatro años, pero indudablemente que su presencia en Afganistán se va a fortalecer.

Si uno lee las propuestas de política exterior de Obama en términos de Medio Oriente hay muchos elementos de continuidad, en el sentido de fortalecer la alianza con Israel; pero también hay un nuevo estilo que considerará los intereses del pueblo palestino, y buscará una solución equitativa y mutuamente satisfactoria.

Pero la situación que actualmente se vive en la Franja de Gaza no atentaría contra las intenciones que tiene Obama de bajar la conflictividad en la región.
Esta agudización del conflicto se veía venir por los constantes y repetidos ataques de misiles hacia el lado israelí; pero el tema es, y allí está uno de los desafíos inmediatos para la política exterior de Obama en esa región, cómo incorporar en cualquier propuesta de salida los intereses de los palestinos. Y allí el tema de la representación palestina y la unificación de ese pueblo asume una importancia crucial. Entiendo que Obama aspira a generar una solución en la cual los representantes palestinos sean los apoderados con los cuales se pueda encontrar una solución del tipo dos Estados.

¿Cómo afrontará Obama las relaciones con Europa y con Rusia, especialmente?
Es indudable que la política de Bush llevó a un encerramiento de Rusia, en el marco de la expansión de la OTAN; pero también es claro que los elevados ingresos de petróleo el año pasado le dieron al gobierno ruso un instrumento de política exterior muy importante que le permitió reestablecer de alguna manera sus objetivos estratégicos geopolíticos.

Con la caída del precio del crudo se reduce ese elemento y, en ese sentido, la política de Obama apuntaría a tranquilizar a Rusia en su escenario, o a moderar ese sentimiento de inseguridad y a manejar el tema menos unilateralmente de lo que lo había hecho Bush.

Obama afirmó que buscaría terminar con el bloqueo a Cuba. ¿Cómo ve las relaciones de EE.UU. con Raúl Castro?
Las propuestas de campaña de Obama hacia Cuba claramente han hablado de mantener los esfuerzos para democratizar a Cuba y eso tiene un determinado contenido. Pero igualmente ha planteado la apertura para revisar el bloqueo, para negociaciones directas, algo que no había existido en las administraciones norteamericanas anteriores.

Entonces eso da un escenario distinto, que va a ser puesto a prueba con los avances que se puedan lograr en esta posición más abierta y comprensiva en cuanto a los procesos de Cuba.

¿Cuál será la tónica de las relaciones de EE.UU. en la administración Obama con América Latina y Venezuela?
Obama ha planteado que la política general de los EE.UU. hacia América Latina bajo la administración Bush tuvo un manejo erróneo que alienó el apoyo de amigos tradicionales y aumentó el anti-norteamericanismo en la región. En el entorno de Obama se considera que esta política generó una especie de vacío en América Latina que permitió esta expansión de regímenes con una retórica antinorteamericana fuerte, entre ellos Venezuelas, y también la proyección de la región hacia otros ejes globales que, de alguna manera, discrepan con EE.UU.

La propuesta de Obama apuntará a llenar ese vacío, reestablecer y buscar los nexos tradicionales que ha mantenido con la región impulsado un orden mundial en el cual América Latina tenga algún tipo de voz.

Un aspecto que, sin embargo, va a conspirar con la aplicación de la política exterior de Obama en la región es el tema crisis. La crisis económica que enfrenta EE.UU. es muy fuerte y algunos objetivos de política exterior se vuelven más dudosos; por ejemplo, la duplicación de la asistencia extranjera. Obama se ha planteado el objetivo de pasar de 25 mil a 50 mil millones de dólares en asistencia internacional, en la que está incluido la asistencia militar (no es ayuda oficial al desarrollo), y no sé si pueda cumplirse esa meta en un escenario de crisis.

Obama ha dicho que revisará el tema de las redadas y deportaciones de inmigrantes indocumentados. ¿Podrá ablandar las leyes inmigratorias?
En el tema migración, la política de Obama también cambiará de estilo; pero considero que hay restricciones muy grandes para aplicar esta política. En un escenario en donde el desempleo va a comenzar a subir y si tomamos en cuenta que el paquete anticrisis de Obama coloca en un lugar central a la creación de empleo, la flexibilidad del tema migratorio no parece muy probable por cuanto eso conspiraría contra los objetivos de empleo que se ha planteado.

¿Cómo serán las relaciones de Ecuador con Estado Unidos en el gobierno de Obama?

Comenzando por la Base de Manta: esta ha perdido importancia relativa porque la decisión que se implementó desde julio del año pasado en términos de poner a la cuarta flota del ejército norteamericano patrullando el Pacífico y el Atlántico en torno a América del Sur va a llenar las funciones que estaba realizando la Base de Manta. Estamos hablando de una flota muy importante con destructores, con portaviones, con submarinos. Entonces ese parece que no va a ser un tema de tensión con Ecuador.

Dejando de lado el tema Tratado de Libre Comercio (TLC), las relaciones con EE.U. han sido relativamente fluidas, no ha habido focos de tensión salvo los conflictos arbitrales con empresas norteamericanas. Lo que sí habrá que abordar, tarde o temprano, es la renovación de las ATPDEA o la negociación de un acuerdo comercial amplio que no sea igual al TLC.

Quizá hay temas que podrían generar tensiones como la aproximación de Ecuador hacia Irán, pero en la administración norteamericana están claros que Ecuador no forma parte de un eje con Venezuela, aunque hay sectores que piensan que así es.

Una vez el tema crisis y sobre todo el impacto en los flujos de comercio bilaterales considerando que más del 40% de nuestras exportaciones van al mercado norteamericano si podría tener una incidencia.