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Boletín Spondylus

La exclusión de mujeres docentes e investigadoras afrodescendientes en el ámbito laboral de la educación superior


Por: Santiago Arboleda

Edición del video: Fernando Andrade

Edición del texto: Sofía Tinajero Romero

El Área de Letras y Estudios Culturales y la Cátedra de Estudios AfroAndinos organizaron el tercer coloquio “Acciones afirmativas y reparaciones históricas para profesoras e investigadoras negras/ afrodescendientes en la educación superior”.

Alina Herrera Fuentes, investigadora del Instituto Nacional de Formación Política de México, fue una de las ponentes internacionales invitadas.

Nacida en Cuba y residente en México. Es abogada y militante feminista antirracista. Integrante del Grupo de Trabajo de CLACSO “Pensamiento jurídico crítico y conflictos socio-políticos”; candidata a Maestra en Género, Política y Sociedad por Flacso Argentina. Licenciada en Derecho por la Universidad de La Habana, y graduada en varias diplomaturas sobre Feminismos en América Latina, interseccionalidad, género, políticas públicas y pensamiento crítico decolonial.

A propósito de este encuentro, Santiago Arboleda, docente del Área de Letras y Estudios Culturales, entrevistó a Herrera para hablar sobre la exclusión de mujeres docentes e investigadoras en el ámbito laboral universitario.

 

Para usted, ¿qué son las acciones afirmativas?

Las acciones afirmativas están comprendidas dentro de las políticas públicas. Es una tipología de política pública. Las políticas públicas son entendidas como las respuestas institucionales y gubernamentales, a partir de la identificación de un problema social determinado.

Y esa respuesta puede tener un carácter universal, homogéneo para todos en general. O puede tener un enfoque focalizado específicamente para un grupo social en desventaja, dada por desventajas históricas, estructurales, como la racialidad, el género y demás.

Entonces, las acciones afirmativas se inscriben dentro de estas políticas que son focalizadas y que están intencionalmente dirigidas a un grupo social determinado. En este caso, pueden ser mujeres, o mujeres racializadas, o la población LGTBIQ+. Personas con discapacidades.

Y la intención de las acciones afirmativas, como políticas públicas, precisamente es compensar esa diferencia histórica, esa desigualdad. Cerrar esa brecha de manera específica, porque si bien formalmente, todos somos iguales ante la ley, pues las condiciones sociales no permiten que esa igualdad formal sea una igualdad real.

Entonces, para lograr esa igualdad real, necesitamos que los Estados, las instituciones y los gobiernos se focalicen para cerrar esa brecha histórica entre grupos poblacionales diferenciados por estos vectores de desigualdad, como la condición racial, el territorio, el género, la sexualidad y demás.

En ese sentido, las acciones afirmativas también pueden derivar en una serie de tipologías diferentes y entre ellas, las cuotas. Muchas veces se identifican acciones afirmativas con cuotas, cuando no son lo mismo. Puede haber una política de acción afirmativa para un grupo en general para el acceso a ciertos empleos, cuidados, pero en otro ángulo las cuotas, que son específicamente porcentajes que se dedican a poblaciones o sujetos determinados para ocupar puestos o espacios, sea de toma de decisión política, o sea de empleo también.

En este caso, estamos focalizando el grupo de mujeres afrodescendientes que -con su formación académica en maestrías, doctorados, posdoctorados- buscan ingresar a la educación superior en calidad de docentes o investigadoras. Sin embargo, hemos detectado en gran parte de los países latinoamericanos y del Caribe, que están subrrepresentadas; no ingresan a la universidad. Se presentan a los concursos y no pasan. Entonces, vemos ahí un escollo para la transformación de la universidad y del conocimiento. Y, por lo tanto, la transformación social. 

Para usted, ¿qué significarían entonces las acciones afirmativas para este grupo específico, en el caso de profesoras e investigadoras afrodescendientes?

Efectivamente. Llegar a ser una profesora universitaria, de maestrías, doctorados resulta de un proceso. En ese recorrido para llegar a este título que te permita acceder a una institución de estudios o a una universidad para ser profesora o investigadora, pues, primero se saltaron ya varias barreras.

Pero de nuevo ya nos encontramos con el monolito de la institucionalidad, desde una mirada colonial moderna, eurocéntrica blanqueada, donde las mujeres afrodescendientes y racializadas somos impactadas por esta discriminación que no es legal, que no está escrita, pero que sigue enquistada a las políticas de las instituciones de altos estudios.

Porque se sabe que la academia todavía sigue aún en nuestros países de América Latina y El Caribe, reproduciendo esta matriz colonial dentro de las instituciones de la educación superior.

Entonces, ¿qué significan las acciones afirmativas? Pues cerrar esta brecha, pero también abrir la posibilidad de que estas mujeres racializadas que tienen títulos académicos y que no están buscando en ningún lugar ningún puesto de trabajo en estos sectores, pues puedan acceder efectivamente a las casas de altos estudios, universidades e institutos de investigación.

Es una reparación histórica. Yo siempre veo las acciones afirmativas como una pieza más dentro de las amplias políticas de reparación histórica, precisamente por el legado colonial, por la historia de colonización que tenemos donde el cuerpo, la subjetividad de la mujer racializada ha sido y sigue siendo subalternizada dentro de la historia actual concreta de nuestros países de América Latina y el Caribe, en específico.

Y usted que ha trabajado entre Cuba y México, ¿cómo puede describirnos o analizar la situación de estas mujeres racializadas, incluso de las que pretenden entrar a la universidad en el caso de estos dos países?

Exactamente, sí. Como le decía, llegar a titularse como como magíster o doctora ya viene de un recorrido, donde se saltaron varias barreras de discriminación. Y esas barreras yo siempre las veo desde una noción estructural y de cómo también en la sociedad cubana y en la mexicana estas desigualdades -inscritas desde el género y la raza- se siguen reproduciendo. Y, por tanto, afectando la posibilidad de que mujeres negras se gradúen de instancias universitarias, y luego lleguen a ocupar plazas de profesoras o investigadoras.

En el caso de Cuba, por ejemplo, las brechas con relación a este entrecruzamiento entre género y condición racial siguen siendo importantes. Son un foco dentro de las desigualdades de género, que no son totalizantes del género, sino que tienen todas estas tramas que la cruzan, que la atraviesa, como la condición racial. Y, por ejemplo, siendo que las mujeres racializadas en Cuba son las que más se gradúan en proporción de estudios universitarios. Sin embargo, son las que ocupan más puestos de trabajos de servicios no calificados, o de puestos u oficios no calificados.

Entonces, la brecha que hay entre puestos de trabajo no calificados y puestos de mejor remuneración que exige titulación académica, titulación universitaria, no se corresponde con la proporción de mujeres negras y mestizas que se gradúan de centros universitarios.

Esta diferencia, esta no sincronización entre un resultado y otro, nos expone que siguen existiendo unas instituciones universitarias muy racistas en este sentido, y de manera general en todo el país. Donde la mujer negra en Cuba todavía sigue ocupando un lugar subalterno en el imaginario, pero también en la estructura social.

¿Qué otros vectores pueden incidir en estas diferencias? Por ejemplo, cuando uno ve el tema de los cuidados, que es un tema barrera fundamental dentro de los análisis de las brechas y las diferencias de género, pues encontramos que en Cuba las jefaturas de hogar por mujeres solas está protagonizada por mujeres negras.

Entonces, entre mujeres blancas y mujeres negras, son las mujeres negras las que más son jefas de hogar solas, en términos de proporción, con un diferencial de 10. Estamos hablando de que hay una población de mujeres negras importante en Cuba, que se están encargado de manera sola de sus hogares, de la familia. Esto se impone como una barrera más, porque a su vez, hay una crisis de cuidados sociales, colectivos.

Son las que menos salario reciben, las que más cuidados tienen a sus espaldas, a pesar de ser las que más se gradúan de estudios universitarios.

¿Cómo hacemos en Cuba? Tenemos un programa nacional contra el racismo, de hace casi cuatro años, pero que todavía está frenado, por la discusión de que si las acciones afirmativas reproducen racismo o no. O si las políticas de cuota reproducen racismo o no. Y es una discusión vetusta.

O sea, tenemos ejemplos de América Latina que sobran, donde tenemos buenos resultados por políticas de cuota, y por políticas de acciones afirmativas para distintos sectores. Y entre ellos, se inscriben en el caso de Cuba, el tema de las profesoras y las investigadoras universitarias.

Por el lado de México, las cifras asustan más. En las brechas con relación al analfabetismo en México el diferencial supera el 40%, entre hombres racializados y mujeres racializadas que son analfabetos. O sea, una diferencia de 40 puntos porcentuales. Entonces, estamos en una situación mucho más grave donde necesitamos más políticas de acciones afirmativas, y las está empleando el actual gobierno, por ejemplo. Es muy novedoso el uso de las políticas de cuotas, para asumir cargos de toma de decisión, para asumir cargos públicos.

Sin embargo, sabemos que no es el único espacio donde necesitamos cerrar estas brechas y compensar esta desigualdad histórica. Y en medio también se inscribe dentro del problema educacional que hay, pues las políticas de cuota necesarias para que las mujeres racializadas en México, las afromexicanas puedan acceder a casas de altos estudios, a la educación superior, y al mismo tiempo, después puedan seguir desarrollando su vida académica en estas instituciones.

En México, muy recientemente, como en el año 2019 fue que se reconocieron a los pueblos afromexicanos como nativos, como originarios de México en la Constitución federal. Entonces, es una conquista muy nueva que está desplegando ahora ciertos efectos, ciertas respuestas gubernamentales e institucionales. Pero la población afromexicana no es poca en el país; supera los dos millones y medio de personas, desde una política de autopercepción como afrodescendientes.

Son pasos, pero creo que nos falta muchísimo en esto que he vivido entre los dos países. O sea, ciertamente las barreras son inmensas para los dos países, para en especial las académicas, las profesoras universitarias, las investigadoras afrodescendientes.

¿Cuáles serían las perspectivas o propuestas que usted ve frente a la exclusión de las mujeres afrodescendientes de la educación superior?

Identificando un poco cuáles son los puntos nodales de las dos áreas que he estudiado, del territorio que es Cuba y México, hay tres eslabones fundamentales que yo he podido detectar, que pueden ayudar o coadyuvar a políticas de acción afirmativa, incluso a políticas de cuotas para el problema de las profesoras universitarias afrodescendientes.

Y uno de ellos son los cuidados. O sea, hay una brecha en relación a los cuidados y una crisis importante en relación a los cuidados, donde está estudiado y hay cifras que determinan y evidencian que las mujeres racializadas, tanto en México como en Cuba, son las que más sobrecarga llevan de trabajos de cuidado y domésticos. Y al mismo tiempo, desde otra perspectiva, la discriminación, pero de manera imbricada, porque muchas veces se habla de acciones afirmativas para las mujeres. Pero cuando se habla de mujeres, no se piensa en mujeres negras. Y, por otro lado, tenemos algunas acciones afirmativas para las personas afrodescendientes. Pero cuando se piensa en poblaciones afrodescendientes, no se piensa tampoco en mujeres negras.

Entonces, el problema de las mujeres negras racializadas a veces cae en un limbo. Y ese limbo solamente se puede borrar si nombramos efectivamente los cruces que hacen que las mujeres negras y racializadas tengan estas dificultades., Y es precisamente a partir de políticas públicas con un enfoque interseccional y políticas de cuotas donde se nombra el problema de las mujeres indígenas, el problema de las mujeres afrodescendientes y racializadas.

Es necesario que la discriminación y las políticas que la contrarresten se vean de manera imbricada; que se traten como un problema de matriz. Y, por último, lo veo como una vía de reparación histórica y que no solamente se centre en las cuotas para las profesoras universitarias afrodescendientes, sino que se acompañen de otras medidas. Porque podemos tener las cuotas ahí, pero quién cuida a los hijos, cuál es la situación de vivienda, de agua, de transporte público, de violencia de estas comunidades, de estas mujeres afrodescendientes.

Es como tener también el lente de la reparación histórica de manera amplia, que abrace a las políticas de cuotas y las acciones afirmativas, en específico en beneficio de las mujeres afrodescendientes, en el sector de la academia, de las universidades y de la investigación científica.

Profesora Alina, muchísimas gracias por su tiempo, por su disposición en esta entrevista.

Muchísimas gracias a usted, profesor.