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Boletín Spondylus

La ecología forense, un camino para un futuro sustentable


Por: Camilo Baroja

Edición del video: Fernando Andrade

Fotografía: Hugo Pavón

Edición y adaptación del texto al español: Sofía Tinajero Romero

 

En el contexto del I foro latinoamericano de ecología forense, uno de los ponentes invitados fue el catedrático y ecólogo Mika Peck. Mika. Imparte clases de ecología de la conservación en la Escuela de Ciencias de la Vida, de la Universidad de Sussex, en Reino Unido.

En su trayectoria, combina aspectos y evidencias de la investigación científica con diferentes enfoques, diferentes formas de entender la vida, y diferentes formas de construir redes organizativas de las personas que viven en estas comunidades, y que viven día a día los efectos de la contaminación, y de la degradación del ambiente.

A propósito de su intervención, Camilo Baroja –especialista geógrafo del Área de Ambiente y Sustentabilidad- entrevista a Mika Peck acerca de la ecología forense.

 

¿Qué significa para ti la ecología? ¿Cómo la has vivido y trabajado? Y, además, ¿cómo tú puedes generar un lazo entre la disciplina de la ecología con otro tipo de disciplinas como los derechos de la naturaleza?

La ecología es un poco más compleja que la biología, en sí. Son los estudios de interrelación entre especies. Es una cosa sistémica, para entender más las funciones, las estructuras comunitarias y de especies, en general.

Es un estudio interesante. Hay estudios con esa idea y con esas cosmovisiones que tenemos aquí en Ecuador también. La armonía en la interrelación entre especies: humanos y comunidades. Entonces, tenemos un vínculo social, y los humanos también somos parte de esto.

Tú hablas de la diferencia entre esta visión de ecología y ecologismo. Entonces, ¿cómo la interpretas?

Es muy interesante, porque aquí, en Ecuador, a veces en algunas áreas de conflicto yo me he identificado como biólogo. Porque cuando digo que soy ecólogo, hay una insinuación o un aspecto político social. En Inglaterra no existe; sino que es ciencia pura. Solo en Ecuador es que yo estoy viendo esto. Mas la verdad, sí es una cuestión política, porque la ecología busca la armonía entre ecosistemas, en nuestro planeta.

¿Y qué estamos haciendo como seres humanos? Sabemos bien que tenemos una crisis climática y de biodiversidad. Estamos cortando todas esas interrelaciones, y creamos todos estos problemas que estamos viendo hoy en día.

Mika, en el foro se habla de la ecología forense. ¿Qué significa? Porque este es un término relativamente nuevo, y un poco lejano para mucha gente de las ciencias sociales. Pero también gente que está metida en las ciencias naturales. ¿Cómo se relaciona con los derechos de naturaleza?

La verdad, yo pienso que es una palabra que yo inventé el año pasado. Hay un término que habla del ambiente forense, que está más ligada a la polución. Pero hasta ahora no existía ese campo interdisciplinario llamado ecología forense.

Y también están las raíces de ese campo de investigación: los derechos de la naturaleza. Ecuador es el único país que tiene esto tan estructurado. Por ejemplo, hay algunas palabras en la Constitución: el Estado tiene que evitar la extinción de especies, no podemos tener un impacto en los ecosistemas. Esas palabras que estructuran los derechos de la naturaleza, para mí son ecología, porque buscan estructurar de ecosistemas. Esas palabras para mí son ecología.

Entonces, la ecología forense es una nueva disciplina para ayudar a la justicia a entender qué significan estas cuestiones de la ecología. Falta la comunicación entre las dos disciplinas.

O sea, espacios como el foro sirven para entender y empezar a generar lazos comunicativos entre estas dos disciplinas: los derechos de la naturaleza y la ecología.

Porque los jueces no saben lo que significa cuando los ciclos vitales de la naturaleza están impactados. Para nosotros, como ecólogos, es difícil incluso identificar esto. Por ejemplo, los sistemas de los bosques tropicales que ustedes tienen aquí son los más complejos en el mundo. Más complejo que un asunto de física, de química, biología.

La ecología es más compleja, porque es la interacción de todo esto. Tiene que crearse un sistema jurídico, en donde las decisiones necesitan de estas informaciones. La idea con la ecología forense es crear esa academia para ayudar a entender.

¿Qué es la paraecología? ¿Es un engranaje dentro de la ecología forense? ¿Quién puede ser un paraecólogo, en qué circunstancias, en qué contexto?

Por muchos años yo trabajé con ese concepto: la paraecología. Yo lo defino como un paramédico para la crisis de la biodiversidad climática.

Son personas que son parte de una comunidad que vive en un área de emergencia, expuestos a los peligros de polución y deforestación. También, en áreas de valor para los ecólogos, porque pueden proporcionarnos información: cuántas especies, por ejemplo.

En las comunidades creamos ecólogos locales, porque ellos son los expertos locales y tienen mucha sabiduría ancestral, en las comunidades locales.

Entonces, es súper importante juntar los dos, sin arrogancia, sin jerarquía, porque así creamos las redes para proteger las áreas. Un paraecólogo puede ser una persona joven, una persona de edad, cualquier persona que ama y le interesa entender más sobre la naturaleza, o quiere comunicar hacia el mundo de afuera, si se trata de una comunidad indígena, por ejemplo.

Claro, es entender y entrelazar estos dos saberes: el saber científico -que muchas veces viene de Occidente- y estos saberes locales que son igual o tal vez en algunos contextos más importantes, porque ellos están entendiendo qué está ocurriendo en los territorios.

Este proceso de formar ecólogos es un entrenamiento que consiste en monitoreo de ecosistemas biológicos. En ese proceso, de dos semanas trabajando juntos con cientistas para entender algunas preguntas, nosotros entendemos un poco más sobre las soluciones, sentándonos juntos y hablando. Ellos están haciendo ciencia de otro valor. Los datos podemos utilizar ahora con los derechos de la naturaleza para proteger los territorios.

Entonces, ahora el modelo para el mundo es con los derechos de la naturaleza. Antes era para que los cientistas resuelvan alguna pregunta científica. Ahora, cuando tú llegas a una comunidad y dices vamos a hacer ciencia, es esa ciencia de la que tú hablabas: proteger el ecosistema. Es otro mundo, es otra opción.

Desde la faceta académica, ¿cómo ves la importancia de esta multidisciplinariedad entre la ecología, la ciencia que trabaja la ecología, la ciencia ligada con el derecho y con lo ambiental? ¿Se puede establecer a la ecología forense como una disciplina académica?

Sí. Es una idea. Vamos a crear una nueva disciplina, porque Ecuador es donde es súper importante. Esos desafíos que tengo en relación a la naturaleza, esa necesidad urgente para que los jueces puedan entender qué significan las cosas. Entonces, focalizando la cosa de forma muy inmediata, yo pienso que es una disciplina de emergencia, de esas crisis en las que estamos.

Sí, es una disciplina de emergencia que, además de lo académico, conjuga tres factores: entrelazar saberes y también redes de organización y comunicación entre los investigadores, profesionales que están en el tema ambiental, pero también entre la gente de las comunidades. Yo les llamo militantes ambientales.

¿Cómo tú ves ese entrelazamiento, esa combinación entre esos tres perfiles, esos tres saberes? ¿Cómo llegas a entender la importancia de esto para llevar a cabo todos los juicios de derechos de la naturaleza que están dándose en un contexto extractivo, en un contexto complicado en donde la frontera extractiva está aumentando cada vez más?

Estamos hablando de una transición. El problema que olvidamos es que esos ecosistemas también son críticos. Y por eso ese asunto ahora está focalizado en una crisis. Pero también podemos utilizar para planificar un futuro sustentable.

Porque tenemos que entender los impactos, una forma de agricultura, otra forma de agricultura, agroforestaría. No es solo para la crisis; también los derechos de la naturaleza. Es como la restauración. En la Constitución también consta que se tiene que restaurar el ambiente.

¿Qué quiere decir restaurar? Si miramos 50 años atrás, tenemos muchas preguntas entre disciplinas también. Debemos plantear la ecología para planificar el futuro sustentable. Pero ahora estamos muy focalizados en esta crisis que tenemos de extractivismo. Y como tú sabes, esa ley de la naturaleza, es otra forma, cosmovisión, forma de ver el desarrollo.

Nosotros tenemos una ley que llegó de España y Europa, que es una ley de extractivismo, y una ley de propiedad privada, ley de acceso del Estado a los recursos que están bajo tierra. Eso es extractivismo. Entonces, es interesante. Tenemos otra ley que hay mucho que trabajar en este campo jurídico. Yo no soy experto, pero nosotros podemos ayudar desde la ecología.

Es como instrumentalizar de alguna u otra forma, trabajar de forma conjunta.

Y también implementar. Porque la ley escrita es buena, pero no siempre se implementa buscando los datos que necesitas para los paraecólogos, y lo interpretas y pasas esa información de una forma digerible para los jueces. Falta ese camino. Eso es lo que se habla en ecología forense. Entender esa comunicación.

Entender ese proceso. Yo creo que en este espacio estamos dando los primeros pasos para entender.

Porque estamos sufriendo como ecologistas, entender los ciclos vitales. Entonces, estamos en los primeros pasos.

Mika, te agradezco muchísimo por esta entrevista. Nos has dado muchísima claridad para entender este mudo complejo, pero también maravilloso de la ecología forense, que es un aspecto importantísimo para cuidar los territorios, nuestros ecosistemas, y también la vida de nuestro planeta.

Sí, gracias. Yo tengo que hablar. Esa es una forma en la que los cientistas pueden ayudar. Necesitamos abrir espacios para entender esa sabiduría ancestral también. Eso falta.