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Boletín Spondylus

Kantis: --Primero debemos apostar a las capacidades locales--


Publicado: 11-11-2011

Por Fernando Andrade C.
Editor del Portal

En el 2002, el Banco Interamericano de Desarrollo publicó el libro Empresarialidad en economías emergentes: creación y desarrollo de empresas en América Latina y el Este de Asia. Esta investigación fue dirigida por Hugo Kantis, del Instituto de Industria de la Universidad Nacional de General Sarmiento (Argentina), y Masahiko Ishida y Masahiko Komori, de Japan Economic Research Institute del Development Bank de Japón.

En esta publicación se realiza un análisis comparativo del fenómeno del emprendimiento entre las dos regiones enfocándose, fundamentalmente, en los factores que estimulan o limitan la gestación y el desarrollo de la empresarialidad. La influencia que tuvo el emprendimiento en el crecimiento del Este asiático resulta importante para América Latina, en donde el sector de la pequeña y mediana empresa ha estado tradicionalmente excluida de los planes de desarrollo.

Kantis asistió, en el mes de julio de este año, al “Encuentro internacional sobre el emprendimiento dirigido a grupos de atención prioritaria y sujetos de la economía popular y solidaria”, organizado por el Observatorio de la PyME de la Universidad Andina Simón Bolívar y la Corporación Ecuatoriana de Formación Profesional Compartida. Ponemos a disposición de nuestros lectores la entrevista realizada a este experto argentino.

¿Cuáles son las conclusiones de su investigación que contrasta el perfil del emprendedor latinoamericano y el perfil del emprendedor del sudeste asiático?
Hay un elemento muy importante que sería contrastante. En el Este de Asia, por ejemplo, para emprender y crear una empresa que consigue crecer es más sencillo para quien lo hace por primera vez que para alguien de nuestros países.

Por el otro lado, si uno mira la extracción social observa que, en esos países donde el sistema educativo juega un papel tan importante, el componente social de esos emprendedores que consiguen hacer empresas que no solo sobreviven sino que logran crecer de manera importante transformándose en Pymes dinámicas, pueden provenir de segmentos medio bajos y bajos de la población. Mientras que en América Latina, desde el punto de vista de la pirámide social, ese perfil de emprendimiento que es tan importante para el desarrollo de nuestros países está limitado a segmentos sociales medios hacia arriba, con nivel de instrucción importante, que han pasado por lo menos por la universidad.

La segunda que parecía relevante es cómo juegan los modelos sociales. Mientras que en América Latina no juega un papel importante el deseo de emprender porque tengo un modelo de alguien que me inspira y a quien admiro; en el Este de Asia eso sí aparecía como muy importante, en particular en Taiwán.

¿A qué se debe eso?
Con los colegas asiáticos hicimos una pequeña encuestas a unos mil emprendedores, es decir una investigación cuantitativa. Lo que pudimos comprobar es que en nuestros países cuando se le preguntaba por el tema de emprender la gente asociaba eso a un número pequeño de grandes empresarios y los asociaban a un comportamiento poco virtuoso: por haber evadido impuestos, por haber tenido una conducta de baja responsabilidad social o por lo que fuere. En buena medida esto tenía un correlato de cómo los medios sociales colocaban el foco.

Mientras en el Este de Asia uno veía que cuando se preguntaba quién era ese empresario al que admiraba, el espectro era más amplio; no era como en América Latina que, en cada país, los nombres se repetían y eran los que tenían más figuración por connotaciones negativas. En Asia era más basto ese listado y estaba asociado a connotaciones positivas: empresarios que había innovado, que habían conseguido un lugar de vanguardia tecnológica a nivel internacional. Entonces ahí hay dos elementos: uno que tiene que ver con lo que ocurre en nuestros países o que venía ocurriendo, y el rol de los medios de comunicación y dónde colocan el foco.

Lo primero tiene que ver con que tenemos dos sociedades distintas en el Este del Asía y en América Latina. Los sectores empresariales que lideran en los países de Asia han tenido compromisos que les han permitido conjuntamente, en articulación con las políticas públicas y el rol de los gobiernos, llevar, al cabo de no tantas décadas, a países que ocupaban los rankings internacionales de nivel de instrucción, nivel educativo, nivel de ingresos, ingresos per cápita, tecnología, competitividad internacionales desde posiciones que estaban bastante rezagadas a posiciones donde pasan a ocupar los primeros puestos. Y las poblaciones se han beneficiado del fenómeno de la empresarialidad. Y por el otro lado, los medios de comunicación juegan un papel muy importante mostrándolo.

En nuestros países, esos pactos sociales, donde la articulación público-privada podría llevar al desarrollo, no han jugado ese mismo papel. Y para los medios de comunicación es más noticia colocar el foco en aquel empresario que hizo mal las cosas, mejor si se trata de un gran empresario, que la multiplicidad de empresarios pequeños y medianos que día a día generan riqueza, crean empleo.

Creo que eso felizmente está cambiando.

¿Hay condiciones para que en Latinoamérica se desarrollen redes de producción y otro tipo de factores que han sido fundamentales en el desarrollo del sudeste asiático?
Si hablamos de las redes en el sentido de cadenas de valor, varía mucho de país en país. En América Latina hay países que tienen estructuras más desarrolladas de cadenas de valor donde la pequeña, la mediana y la gran empresa se articulan, y hay otros que tienen estructuras productivas más fragmentadas todavía.

Lamentablemente, la década pasada en particular y dependiendo de qué país, Argentina por ejemplo comenzó antes de la década de los 90, las políticas que se aplicaron muy orientadas por el Consenso de Washington llevaron a aperturas y desregularizaciones. Argentina creo que fue el ejemplo más claro y elocuente de buen alumno en ese sentido, y eso trajo niveles de desarticulación de las cadenas productivas muy fuertes en un tejido donde había problemas de competitividad.

Con lo que estoy mencionando, no estoy diciendo que los países tengan que tener economías cerradas. Pero en el caso de Argentina esto se hizo a ritmos que no permitieron que las empresas se preparen y hubo mucha desarticulación de cadenas de valor.

De todas formas, hay en distintos países de América Latina espacios territoriales donde estas concentraciones de empresas pequeñas y medianas y con articulaciones con grandes empresas existen, y hay programas que buscan potenciar que esto ocurra. Es decir, más emprendedores que tengan potencial de creación de empleos, no solo para sí mismo sino para multiplicar puestos de trabajo, con salarios dignos y calidad de empleo –por eso es tan importante el fenómeno emprendedor para nosotros–. La realidad es que esos emprendedores que nacen cuanto más potencial tienen se articulan en cadenas de valor, y cuando el territorio está organizado de determinada manera coincide también las ventajas que le da el territorio como plataforma, no para quedarse en un ámbito local sino para apalancarse en las ventajas que les da el territorio local para no solo salir del ámbito local sino para transcender fuera del propio país. Pero estamos pensando en todo momento en entornos abiertos, con redes que combinan lo local con lo extra local.

En su investigación señala que el tamaño de los mercados internos y las restricciones para el financiamiento influyen en las menores escalas de las economías. En este sentido, ¿qué papel tiene el estado?
El estado tiene un papel muy relevante en la generación de políticas públicas en lo que tiene que ver en la promoción del emprendimiento. Estoy viendo que en el Ecuador, el gobierno está con la bandera de promover el emprendimiento, inclusive en el tema educativo. En la medida en que se avance, como tengo entendido que va a ocurrir, va a ser pionero a nivel de América Latina porque a nivel de políticas públicas hay mucha declamación y poca implementación, y la implementación depende más de iniciativas de la sociedad civil que de políticas públicas.

Dicho esto, en relación a los mercados, con muchísimo cuidado, hay que tener presente que los gobiernos suelen tener políticas de compras gubernamentales que pueden ayudar a generar oportunidades de negocios. Por ejemplo, en el sector de tecnologías de información se encuentra muchísimos emprendedores que son verdaderamente pujantes. Esos proveedores podrían competir y aprovisionar al gobierno en sus necesidades, pero las licitaciones públicas están diseñadas de modo tal que una empresa joven e innovadora no puede competir con una gran empresa. Entonces hay regulaciones que no juegan a favor del emprendimiento.

En un país como Estados Unidos, por ejemplo, existe la Small Business Administration que aboga para que el régimen de compras públicas defienda los derechos de las empresas pequeñas y medianas. ¿Cómo? Tratando de que las compras no sean de una escala tal que dejen afuera al que no tiene esas escalas y que, por lo menos, una proporción de eso, esté destinado para que lo aproveche la empresa pequeña y mediana.

Eso desde el punto de vista de mercados a la mano, pero también mucho que ver con que los emprendimientos no solo tengan una mirada al mercado local que es restringido. Una empresa, desde que nace, debe saber que el mercado no es solo su propia ciudad, su propio país sino que tengan vocación internacional y que tengan los apoyos específicos para que estos perfiles de empresa puedan trascender, puedan ver redes de contacto, puedan aprovechar oportunidades de negocio en otros países. Entonces correr las barreras que les puede poner el mercado.

¿Y en cuanto al financiamiento?
Ahí hay un campo muy importante para trabajar. Hoy día veo en América Latina a distintos países que implementan programas de capital semilla. He conversado con gente del gobierno de Ecuador y tengo entendido que hace un año empezó un programa de capital semilla para los que recién arrancan. Después hay otras medidas que se pueden llevar adelante para desarrollar, ofertas de inversores privados, sistemas de garantías, es decir hay todo un campo donde es necesario desarrollar una oferta de capital para emprendedores.

América Latina está empezando a recorrer un camino con países con diferente grado de avance. Brasil y Chile diría que son lo que hoy tienen más trayectoria en el tema de financiamiento para emprendedores que otros países.

El modelo de los gansos voladores aplicado en el sudeste asiático apunta al papel que cumplió Japón en el liderazgo y en la transferencia de tecnología en esta región. En las condiciones actuales, ¿considera que Brasil en Latinoamérica podría cumplir ese papel?
Ojalá esto fuera así. Creo que todavía estamos por ver el rol que van a tener los distintos países. Naturalmente que los mecanismos y los espacios de integración son fundamentales para poder jugar el juego a nivel global. El hecho de que Brasil esté ocupando un papel en las grandes ligas a nivel internacional abre una oportunidad interesante como para que la región se beneficie también de ello.

Creo que las empresas brasileñas tienen vocación de internacionalización y el gobierno brasileño tiene vocación y políticas como para que eso ocurra. Pero también hay un componente que es de naturaleza política en cuanto al rol que va a jugar Brasil. Ahí hay dos elementos a tener cuenta: el rol que cabe esperar a nivel de liderazgo y cada país, por sí mismo, tiene que apostar al desarrollo en base a las capacidades locales.

Tú mencionabas un libro de investigación que hicimos, acabamos de sacar otro que se llama Corriendo fronteras para crear y potenciar empresas donde lo que tratamos de hacer es trabajar sobre las experiencias de los 35 emprendimientos de América Latina y entender cómo identificaron la oportunidad, cómo construyeron equipos efectivos, cómo tejieron redes de contacto y se articularon en cadenas de valor, cómo generaron alianzas, cómo se financiaron, como se internacionalizaron, cómo construyeron organizaciones dinámicas. En ese libro, a partir de lo que los propios emprendedores nos enseñan, hay muchas pistas para que nuestros países podamos trabajar a nivel de los emprendedores, a nivel de las instituciones de apoyo, a nivel de las políticas públicas comprendiendo mucho mejor cómo desarrollar capacidades locales.

Ahí creo que el secreto es depender de nosotros mismos. De alguna manera ver cómo generamos las capacidades emprendedoras y les damos esos apoyos en el campo de capital humano, en lo que tiene que ver con el capital social, con el acompañamiento, con el financiamiento, la internacionalización, etc, naturalmente teniendo en cuenta que los emprendedores pueden conformar empresas de distintos perfiles. No todos tienen que ser globales, no todos tienen que ser internacionales. Hay espacio para jugar distintos roles en el mundo del emprendimiento.

Ahí es muy importante, mientras vemos qué rol acaba cumpliendo Brasil y cómo lo aprovechamos, no perder el tiempo en confiar solamente en lo que pueda venir de afuera sino apostar fuertemente a las capacidades que podamos desarrollar localmente.

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