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Boletín Spondylus

Gadelha: --El sistema de salud brasileño tiene una estructura democrática--


Publicado: 11-09-2011

 

Por Ylonka Tillería
Transcripción y edición: Fernando Andrade C.

Paulo Gadelha Vieira, presidente de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) de Brasil, visitó la Universidad Andina para participar en el Coloquio Internacional “Brasil-Comunidad Andina: una relación con futuro”.

Gadelha se ha destacado como docente e investigador en el sector de la salud colectiva en Brasil y Latinoamérica. Realizó sus estudios de pregrado y maestría en la Universidad del Estado de Río de Janeiro, obtuvo el Doctorado en Salud Pública en la Fundación Oswaldo Cruz de Brasil. Es presidente de la Comisión brasilera sobre drogas y democracia, y recibió la Orden Nacional al mérito científico en la clase Gra-Cruz en la categoría Ciencias Biológicas.

Su presencia en esta casa de estudios sirvió para consolidar y ampliar los acuerdos de cooperación con la Fiocruz en temas salud colectiva. A continuación les presentamos la entrevista que Spondylus realizó a este destacado investigador.

Fiocruz es uno de los referentes de salud colectiva en América Latina con más de 100 años de trabajo. ¿Cómo ha sido este largo camino para construir discursos y prácticas en salud?
Fiocruz empezó como una institución integrada a los movimientos de la salud como componente esencial para el desarrollo del país. Desde temprano, las visiones nacionales no solamente de desarrollo sino también las visiones respecto a la concepción de país, estado y nación estuvieron muy próximos a las actividades de nuestra institución.

Hay una especificidad en nuestra institución, que esta fue modelada por el gobierno institucional. Es muy específico porque hay una sinergia de actividades en cuanto a investigación y desarrollo para la ejecución de vacunas y medicamentos; la propia producción insumos de salud; la formulación de políticas de salud; la formación de personal de salud, y algunos aportes respecto a la atención en salud y control de calidad.

¿Cuáles son los retos que afronta Fiocruz en las actuales condiciones económicas y sociales de Brasil?
El gran evento que podemos mencionar es actualizar y reinventar, en condiciones nuevas, esta estructura con nuevos problemas, con nuevos contextos sociales y también con nuevos retos de participación, de concepción de estado y nación.

Si pensamos por ejemplo en la dictadura militar, Fiocruz fue una de las instituciones más presentes en la lucha para el retorno de la democracia en Brasil y uno de sus componentes fue el derecho de la ciudadanía en la salud. Junto a otras fuerzas sociales se logró que en la constitución brasileña esté presente el derecho de salud como un derecho garantizado y los principios del sistema universal de salud.

A cada tiempo se reinventó esa idea de que la Fiocruz trabaja con los proyectos nacionales y que la salud es un componente esencial de los proyectos nacionales. En nuestros días pensamos en un concepto sobre lo que llamamos complejo económico industrial de la salud. La idea es que si estamos hablamos de derecho de salud, y de los sistemas universales, equitativos e integrales de salud es esencial que haya una fase productiva que soporte ese sistema porque si estás dependiente siempre para los insumos, para los equipos, para las estructuras de servicios eso torna los retos imposibles de ser atendidos.

Hay una concepción de que necesitamos hacer que la salud, que tiene un presupuesto muy significativo, juegue un rol de inducir un modelo de desarrollo que sea articulado y compatible con las demandas sociales.

Es decir, hay una base productiva que logra articular con estas demandas. ¿Cómo se traduce esta demanda?
En la economía brasileña, si contabilizamos todo lo que gira en torno de la salud, hay un 10% del PIB nacional que está asociado en esta área. La producción de insumos, de vacunas y medicamentos; el 10% de la fuerza de trabajo calificada está asociada al área de salud. Entonces es una fuerza económica muy significativa. Si el Ministerio de Salud asume el rol, por su autoridad sanitaria, de convertir en compatibles las demandas de la salud entonces los industriales, los formadores de recursos humanos y toda esa economía que gira en torno de la salud van a cambiar su dirección en coherencia con los objetivos del sistema de salud. De esta manera, el sistema de salud puede ser una fuerza de inducción del direccionamiento del proceso económico brasileño.

En este contexto, ¿cómo lograr entonces un sistema de salud más equitativo?
Ese es un gran reto de los gobiernos porque en el caso Brasil, con una población de 190 millones de personas, a pesar del sistema universal hay mucha inequidad: gente que tiene acceso a los servicios y otros que no lo tienen porque los servicios están distribuidos de formas diferentes. Entonces estamos haciendo muchos trabajos en este sentido. Por ejemplo, en la Universidad de la Salud se está construyendo un mapa de la salud, con todas las regiones brasileñas, pero no las regiones administrativas sino las regiones que son caracterizadas por las demandas epidemiológicas, naturaleza de la economía, servicios, personal de salud. Este mapeo va a orientar las políticas del ministerio para que se hagan inversiones en el sentido de producir equidad.

Hay muchas otras formas de hacerlo. Con políticas fiscales, creando tasas productivas que soporten el sistema de salud en la región del sudeste que está muy concentrada para estar presentes en todo el país. Eso también facilita el proceso de sustento para el sistema de salud. Pero lo más importante es una conciencia sanitaria que nos da una base política y una fuerza para contrarrestar a las tendencias más concentradoras que están presentes en la economía.

En ese sentido, nuestro sistema de salud tiene una gran ventaja porque tenemos una estructura democrática; tenemos participación en consejos de salud que son municipales, después estatales y uno general de salud. Cada cuatro años tenemos una conferencia nacional de salud que empieza con un documento de referencia que es estudiado por todos los municipios, ellos hacen contribuciones y aquellas contribuciones que son aplicables es parte de la orientación para la política municipal de salud. Lo mismo ocurre con las conferencias estatales y después la conferencia nacional tiene las directrices para los próximos cuatro años.

¿Esto garantiza que el sistema de salud no sea competencia del estado sino participativo?
Claro, hay una participación intensa de la sociedad porque en esos consejos hay una estructura que garantiza la presencia de la mitad de sus miembros de la representación social, la otra mita es la representación del estado y de los servidores de salud. Es una participación paritaria.

También es interesante en otra estructura del sistema de salud brasileña, Brasil tiene una estructura federativa con tres niveles: el federal, el estatal y el municipal. El sistema atribuye a cada nivel funciones de responsabilidad en el sistema de salud. Cada decisión de mayor impacto y relevancia es consensuada entre los tres niveles. Hay el ministerio de salud, la representación de los secretarios estatales de salud y la representación de los secretarios municipales de la región.

¿Cuáles son los retos actuales de la salud en Brasil?
En el caso de Brasil tenemos algunos retos que se asocian con problemas de la pobreza y por tanto las dolencias típicas de la pobreza; pero hoy están mucho más presentes, por causa del desarrollo de la economía brasileña, las dolencias crónicas degenerativas, las dolencias crónicas no infecciosas. Entonces tenemos que lidiar al mismo tiempo con un legado, pero también nuevos problemas como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

Es un problema muy complejo y estamos intentando solucionarlo de una manera equilibrada y también tener la posibilidad de desarrollo tecnológico para enfrentar de forma autónoma los retos presentes en el caso del cáncer.

Pensado en las agendas nacionales y regionales que se pueden construir, ¿cómo trabajar en la búsqueda de esas políticas públicas responsables que estén acordes con las necesidades de la población?
Diría que tenemos una fase muy fuerte para convocar las agendas sociales, estatales y las organizaciones no gubernamentales para un proyecto en salud. Por ejemplo, en el caso del SIDA, Brasil tiene un programa que es reconocido como uno de los mejores del mundo. Nosotros lo hicimos a través de una fuerte participación de la sociedad porque tuvimos que enfrentar los tabús, por ejemplo en el caso de la iglesia y su negativa al uso del preservativo. También tuvimos el reto de producir medicamentos para proveerlos gratuitamente.

Entonces es un caso puntual donde todos los componentes tecnológicos, de planeamiento estatal, de participación social, de participación, de cambios en la mentalidad fueron fundamentales para hacer un programa que es muy reconocido. Acoge a toda la gente que necesita, tiene diagnósticos precoces, tiene acompañamiento médico, tiene los medicamentos gratuitos, no hay más tabús con relación a las medidas de prevención y el mismo hecho de la no discriminación a las personas con SIDA.