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Boletín Spondylus

Efectos y significado de las revueltas populares de octubre de 2019 en Chile, Ecuador y América Latina


Por: Pablo Ospina   

Edición: Sofía Tinajero Romero 

 

En octubre y noviembre de 2019 se produjeron simultáneamente levantamientos populares, urbanos y rurales en Ecuador, Chile, Bolivia, Perú y Colombia. ¿Cómo entender esta ocurrencia casi simultánea, qué significado tiene y, sobre todo, qué efectos han tenido estas explosiones o estallidos sociales sobre la vida social, política y cultural del continente?

En una entrevista que realiza el docente Pablo Ospina, del Área de Estudios Sociales y Globales, a Karla Henríquez, se analizan estas protestas, a partir del caso chileno.

Karla Henríquez es colaboradora científica del Centro de Estudios Interdisciplinarios, Democracia, Instituciones y Subjetividad de la Universidad Católica de Lovaina, e investigadora del Grupo de Trabajo Intelectualidades Emergentes en Nuestramérica del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Ganadora en el concurso de becas del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales sobre amenazas y desafíos para las democracias en América Latina y el Caribe.

Realiza una investigación de comparación, contrastación de las movilizaciones sociales de octubre de 2019 en Chile y en Ecuador, y sus efectos sobre la democracia de ambos países.

¿Cuáles piensas que son los efectos generales de las movilizaciones en Ecuador, Chile y varios otros países de América Latina?

Pablo, muchas gracias por la invitación. Siempre es un agrado conversar contigo sobre estas temáticas. Mi perspectiva es más bien vinculada a la psicología social sociológica -y esto lo marco porque me gusta mirar también lo que ocurre bajo el agua, si hablamos de esta metáfora del iceberg-.

Yo creo que el impacto es global. Si miramos lo que ha sucedido en los países en donde ocurrieron, podemos ver un efecto como de ondas expansivas que el estallido provoca en los modos de vida, en los cuestionamientos que se hacen las personas acerca de cómo son las decisiones que están tomando respecto a sus trabajos; cómo están ejerciendo el derecho a la política; cómo es la política en sus países; cómo son las democracias.

Hay una interpelación directa también a lo que se ve, que es lo que está sobre la punta del iceberg. Cómo se distribuye el poder dentro de los partidos políticos, en las instituciones y en los resultados de las elecciones. Todo eso se remeció y se removió de manera muy fuerte afectando a todo el sistema social, desde las personas hasta las instituciones.

En el caso de Chile, el efecto directo fue la elección de Boric, pero también fue el alto porcentaje que tuvo el candidato de la extrema derecha, con un 44%%.

O sea, fue una polarización, una radicalización de las posturas. Acá también en Ecuador se ve mucho esto de toda una campaña que es muy fuerte en los medios, en contra de la violencia, de los daños de los que vinieron a destruir la ciudad de Quito. Ahora se actualizó, a propósito de la discusión de una ley de amnistía a las personas criminalizadas por su participación en las protestas. Me imagino que en Chile es similar y es un resultado tal vez precisamente de las protestas.

Claro. Lo que muestra muchas veces la prensa es solo lo que se puede ver de la violencia, saqueos, daños a la infraestructura, personas heridas, personas atacadas, etc. O sea, reclamar por la violencia que generan las protestas sobre todo en los medios de comunicación, desde mi punto de vista es lo lógico, porque es fácil de medir, fácil de observar y responde a líneas editoriales. Se identifican también quiénes supuestamente son los agresores y quiénes reciben esta violencia. Generando bandos entre quienes producen violencia y quienes la reciben. Pero, por ejemplo, un estudio que hicimos en Chile –que está en el libro Violencias y Contraviolencias que coordinó Raúl Zarzuri- muestra que también hay toda una cuestión respecto a lo que es la violencia y cómo la viven los manifestantes.

Nosotros hablamos de una contraviolencia. Es decir, hay una violencia percibida que es simbólica y estructural, que es parte del modelo capitalista, y que afecta a tu forma de ser en la vida. Durante las manifestaciones en Chile se respondió a esta violencia con otra forma de violencia y que simbolizaba todas las demandas por recuperar la dignidad. Hasta que la dignidad se haga costumbre era una de las principales consignas de la revuelta en Chile.

Y para los medios es la normalidad.

Exacto que es la normalidad, el statu quo, el orden social. Entonces, quienes reivindican derechos y buscan denunciar esta forma de violencia simbólica y estructural -que no se ve, que es difícil percibirla para quien no tiene conciencia de ello -, a veces responden con otras formas de violencia como los saqueos a cadenas de farmacias o supermercados que simbolizan el abuso, o enfrentando a las policías en la primera línea y eso es lo que se ve.

Pienso que varios medios de comunicación masivos en Chile muchas veces muestran fascinación por seguir solo esa violencia que se ve y ahí se genera una lógica discusión que yo creo que es bastante perversa: buscar quiénes son los culpables, siendo que esta cuestión tiene una lógica sistémica. Tiene un conjunto de causas que son de índole histórico. Igual que en Ecuador, en Perú. Hay una tradición de violencia simbólica y estructural sistemática hacia ciertos sectores de la población

Tal vez podemos profundizar un poquito en el caso de chileno, porque has mencionado que esto ha tenido efectos en el sistema político en la elección de Boric. Hay una Asamblea Constituyente por primera vez en la historia de Chile. La Constitución anterior fue hecha por una comisión nombrada por la dictadura y luego refrendado en un referéndum en medio de la dictadura. Entonces, ¿cómo se han vivido estas transformaciones en Chile, desatadas -por supuesto, no son causadas exclusivamente, pero desatadas por la movilización de octubre de 2019?

Recogiendo tu metáfora de las polarizaciones, diría yo que actualmente hay una polarización, con varios matices entre medio que refleja una tensión muy fuerte se está dando en Chile a propósito del plebiscito de salida para aprobar o rechazar la nueva constitución el 4 de septiembre. Hay una campaña constante para votar rechazo aun cuando en su momento el borrador no estaba listo. A esto se contrapone la campaña del apruebo.

Entonces, hay una discusión constante que está permeando. Por ejemplo, la discusión y el debate respecto de qué va a resultar de esta nueva Constitución. Hay una tensión muy marcada, campañas muy fuertes por el rechazo que están poniendo mucho ojo en las debilidades del proceso que siguió la convención y la apertura a la diversidad que, en otras palabras, es abrir espacios de poder a las voces desplazadas. Son cuestionamientos que se han hecho a las formas hegemónicas de hacer democracia, en este caso, en Chile. Es decir, una supuesta democracia representativa que se ha basado en lógicas de lo que es la supuesta mayoría, siendo que Chile es un país muy diverso y con muchas voces invisibilizadas. Precisamente, lo que hace la convención es incorporar estas voces desplazadas y abrirles espacio de reconocimiento, de atención y de derechos.

La convención está formada mayoritariamente por independientes; entonces surgen nuevas formas de discusión, de diálogo y de representatividad, que le genera incomodidades a una parte privilegiada y con mucho poder de la clase económica chilena.

También genera muchas llagas en algunos representantes de partidos más conservadores que han seguido las dinámicas de un país centralizado con un régimen presidencialista. on la nueva constitución las reglas cambian. Se enfrentan a varios cambios y uno fundamental es pasar a ser un Estado plurinacional; un país descentralizado.

Se abren oportunidades, pero es un proceso en disputa en curso. Eso quiere decir que para los estudiosos de la realidad social y política, es muy difícil prever lo que puede pasar precisamente porque es muy temprano. Las cosas están recién haciéndose. No sabemos en qué van a terminar. No tenemos la perspectiva histórica para poder ver la transformación. Sin embargo, comparando con la historia pasada de Chile, si tal vez puedes hacer algunos apuntes sobre en qué te parece que esto ha significado una transformación importante para Chile.

Yo creo que hay una transformación que es cultural, en el largo plazo. Se han politizado espacios en donde antes la política ocupaba un segundo, tercer y cuarto lugar. Por ejemplo, en la cotidianidad de la familia se habla hoy en día de política; se abre un espacio para discutir y debatir sobre política y presentar posturas distintas.

Yo me acuerdo, cuando hice mi tesis de doctorado, que hasta el 2015 en la Argentina la familia y los lugares públicos eran espacios muy politizados - y en Chile, la discusión política solo existía en las familias en donde mayoritariamente había una tradición de participación política tradicional previa y en espacios reducidos. En nuestro país la discusión política era evitada fuera de esos espacios porque se asociaba a la confrontación de pareceres más que a un espacio reflexivo de construcción. Eso hoy ha cambiado y para mí eso es un cambio cultural.

Y otro conjunto de transformaciones tienen que ver con todas las reivindicaciones de la revuelta y las movilizaciones sociales desde inicios del siglo XXI. Las demandas feministas se ven en la manera en que Boric ha constituido su gobierno, principalmente dotado de mujeres ministras: También las demandas medioambientales han sido centrales y se han instalado con importantes acciones, una de ellas fue firmar el Acuerdo de Escazú que no quiso firmar Piñera. Es un discurso que llegó y se ha instalado en decisiones políticas en el corto plazo.

Entonces, desde ahí yo diría que es una es una transformación no menor.

Muchas gracias. Realmente, ha sido muy interesante, muy emocionante, muy emotiva también esta transformación que se está produciendo bajo nuestros ojos, en nuestras narices y que va a afectar, no solo al país, sino a nosotros individualmente, y a ustedes, a tu familia.

Te agradezco mucho por el tiempo que nos has dado, por el aporte, y espero que no sea la última vez.

Muchas gracias, Pablo.