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Boletín Spondylus

Derecho, conflicto y confianza. Estudios comparados sobre pluralismo jurídico


Por: Marco Navas

Edición del video: Fernando Andrade

Edición del texto: Sofía Tinajero Romero

 

La búsqueda de nuevas formas de mirar el Derecho es el centro de la entrevista que realiza Marco Navas, docente del Área de Derecho, a Jonas Wolff, investigador en Alemania del instituto Leibnitz para la promoción de la paz, y docente de la Universidad Goethe de Frankfort.

Jonas Wolff dio recientemente una conferencia sobre Derecho, conflicto y confianza, desde una perspectiva de pluralismo jurídico. En esta entrevista, Navas y Wolff profundizan en estos conceptos y su interrelación.

 

En el Derecho, ¿qué nos aporta una concepción -que no sea desde el Derecho, sino desde otros puntos de vista más tendientes a la interdisciplina? ¿Qué podemos ganar con ella, y cómo podemos desarrollarla?

Muchas gracias, Marco por la presentación. Es un gran placer poder estar aquí en la Universidad Andina. Como tú sabes, yo soy politólogo. Entonces, no soy experto en cuestiones del Derecho. Pero mi postura, mi perspectiva es que es importante mirar el Derecho no sólo como una cuestión profesional jurídica, casi técnica. Es decir, tener las mejores leyes y aplicarlas de manera coherente. Sino mirar al Derecho también como un sistema social; es parte de un sistema social, de un sistema político.  Es una forma también de procesar conflictos. Y también depende de muchas cosas sociales y políticas. Depende de la confianza social, de un contexto político. Y por eso, una mirada más politológica o sociológica, y más desde la conflictividad, a veces puede aportar cosas también importantes, me parece.

Justamente, tuvimos una conferencia con el profesor Wolff, acerca del conflicto y la confianza, dos categorías muy interesantes como para explicar esta otra manera de ver el Derecho. Quizá el Derecho, entonces, deviene o se transforma en un discurso que da confianza a ciertas decisiones, por ejemplo, sobre asuntos de interés común, o también que frena conflictos o, eventualmente, los puede desencadenar. 

Entonces, ¿cómo puedes explicar esta relación entre el Derecho, el conflicto y la confianza?

Bueno, hay una manera tradicional o convencional de ver este tipo de relaciones. Desde esta perspectiva, el Derecho, el sistema judicial, si se quiere, es un factor que facilita la solución de conflictos, en contextos de falta de confianza, en el sentido de que el Derecho -como sistema coercitivo- de alguna manera garantiza ciertas reglas, que facilitan la vida social, incluso si hay actores sociales, grupos sociales, individuos que no confían entre sí.

Y también facilita que crezca también la confianza entre los actores sociales y los individuos. Y la misma cosa con el sistema político, que también requiere de confianza vertical, desde la sociedad hacia el sistema político y el sistema judicial. El Derecho es también un mecanismo que garantiza que las autoridades políticas cumplan con ciertas reglas, ciertas normas, y así facilita también la confianza desde la ciudadanía en el sistema político. Esa es la manera tal vez más convencional.

Al mismo tiempo es así que el propio Derecho también requiere de confianza. Un sistema judicial no puede funcionar sin confianza. Entonces, tiene que producir de alguna manera a través de su operación también esa confianza, y eso que nos dicen estudios empíricos al tema, no es sólo una cuestión de rendimiento.

No es sólo que la gente confíe en una Corte, en el sistema judicial, porque funciona técnicamente de forma correcta, y emite sentencias correctas, sino también tiene una dimensión muy social que se percibe en el sistema judicial y las entidades que forman parte de ese sistema como representantes de una identidad social de valores sociales, que se han compartido entre grupos sociales y el sistema judicial. Y esto, obviamente, hace mucho más complejo pensar este sistema de relaciones.

Entonces, ¿la confianza es una relación? O sea, que es una cosa que se construye o se deconstruye. Pensando en estas formas dialógicas, que son bastantes actuales, de la Justicia, de construcciones del Derecho, para que un Derecho sea confiable es un Derecho que lo entiende la comunidad; es un Derecho que lo respeta la comunidad, porque se cree incluida ahí en ese proceso. Eso es lo que a veces en América Latina no logramos; el Derecho es ajeno.  Si esa es la ley, se acata, pero no se cumple, se dice.

Precisamente, esa idea dialógica me parece fundamental cuando observamos o analizamos esta relación. Es en las dos direcciones. Una, de hecho, que mencionaste, la idea de que hay que, no sólo es necesario emitir sentencias correctas, sino que se necesita también un diálogo para explicar, para relacionar los razonamientos legales con el debate público.

Y a la vez, eso es lo que dije antes, es importante que también el sistema oficial recoja debates sociales, valores sociales, y no sólo sería, digamos como una cámara aislada, interpretando la ley. Necesita de un sistema judicial que forma parte de una sociedad, claro con su autonomía relativa y sus lógicas propias, pero como parte de un proceso dialógico, si es que uno quiere crear o reproducir esta relación de confianza.

Claro que sí. Quizá para eso es vital que, por ejemplo, quienes toman las decisiones, sobre todos los jueces, quienes las producen en el lenguaje jurídico las expliquen bien también a la comunidad y las pongan como elemento de discusión y debate.

Pero en particular me interesaba el aspecto del pluralismo jurídico. Entonces, ¿cómo entender esta relación entre el conflicto y la confianza dentro del pluralismo jurídico?

El tema que a mí me interesa, desde esa perspectiva de la conflictividad y de las dinámicas más políticas es que, obviamente, vemos en la región, en el Ecuador, pero también en la región Andina, ya por dos décadas, un proceso de intentos de conseguir un sistema de pluralismo jurídico, reconociendo la justicia indígena comunitaria a nivel constitucional, en leyes, en sentencias y en las prácticas judiciales.

Con muchos conflictos, con muchas contradicciones, con muchas tensiones, y hay todo un debate y muchos estudios al respecto, cómo se puede construir esto, cómo se puede trabajar, coordinar estas lógicas que son distintas. Me parece que es interesante, pero no soy experto en esto.

Lo que a mí me llama la atención, y ahora entra la cuestión de la confianza y el conflicto, es que a veces hay esa idea de que el conflicto es malo para la confianza. Cuando hay conflicto, este tiende a destruir la confianza. Y eso sí es cierto, en ciertos contextos, pero a veces también es así que el conflicto puede ser productivo o incluso necesario para poner sobre el tapete, sobre la agenda ciertos temas que no se han tocado.

Y si vemos el tema del pluralismo jurídico o del reconocimiento de la justicia indígena, la situación estructural en el Ecuador, en la región Andina, pero en otros contextos también, es que hay una confianza en esos sistemas de justicia indígena en las propias comunidades, pero hay mucha desconfianza en esta justicia indígena, en los sectores donde no se conoce sobre ella.

Por ejemplo, eso se da en las ciudades, en los sectores no indígenas, urbanos. Y esa desconfianza tiene en parte que ver con la falta de conocimientos; la gente no conoce. Hay una coexistencia de hecho, pluralismo jurídico de hecho, que ya ha existido por toda la era poscolonial. Pero es como una coexistencia, así, al lado. Y esta falta de conocimiento, además es reforzado por lo que también existe, obviamente, en las sociedades poscoloniales, que son prejuiciosas, e incluso racistas; que son estereotipos con fuerte arraigo en identidades y de pensamiento.

Y en ese contexto, mi tesis es que es necesario y constructivo tener un conflicto abierto sobre este tema. No hablo de un conflicto violento ni armado, pero un conflicto nacional político, donde hay una disputa, una lucha política, en las instituciones, por supuesto, que trata este tema para facilitar un proceso de intercambio de experiencias, de conocimientos, de aprendizaje. No es fácil, y esto dicen todos los expertos -que yo no lo soy-, no hay una vía fácil de coordinar estos sistemas de justicia.

Pero esta disputa, este conflicto me parece necesario para facilitar, para iniciar un proceso que pueda lograr deconstruir la desconfianza, al menos esta parte que tiene las raíces en la falta de conocimiento mutuo, y los prejuicios y estereotipos.

Creo que hemos tenido una importante oportunidad de ver el Derecho de otra manera, de ver cómo el Derecho también tiene o está afectado por una parte política, por una conflictividad que no es mala necesariamente. Y también ver cómo la política se puede mirar de otras maneras, para, por ejemplo, plantear diálogos sobre problemas que antes no se veían como problemas sociales en la comunidad.

Muchas gracias estimado profesor Jonas Wolff. Estamos seguros de que hemos contribuido con varios conocimientos para poder pensar nuestra realidad de otra manera.

Muchísimas gracias.