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Boletín Spondylus

Catherine Walsh: --Nuestro doctorado es el único en la región con este enfoque--


Publicado: 25-01-2009
La Universidad Andina abrió la tercera convocatoria para su doctorado en Estadios Culturales Latinoamericanos. El programa pretende desarrollar, desde un pensamiento crítico renovado, nuevas formas de comprender los problemas de la región.

Catherine Walsh, coordinadora académica de este programa, compartió el enfoque que tiene el doctorado. Para ella, este programa intenta construir una comunidad intelectual en la región que comparten actividades.

¿En un entorno de globalización, en donde el individuo está influenciado por múltiples identidades se puede hablar de la necesidad de Estudios Culturales Latinoamericanos (ECL)?
Primero tenemos que definir qué entendemos por ECL. Hay un montón de tendencias, los estudios culturales no constituyen un campo ni una disciplina en sí. La manera en que estamos trabajando en la Universidad Andina, a través del doctorado, y en otros espacios dentro de la región está pensada con la relación fluida entre lo cultural, lo social, lo económico, lo político. Lo que nos interesa en el doctorado es cómo esta relación fluida no simplemente se enfoca en la cuestión de las identidades sino como distintos procesos, luchas, maneras de transgredir la política, lo social en sus formas dominantes, e ir construyendo otras maneras de pensar y vivir.

Lo que nos interesa es cómo, en estos momentos, en un mundo globalizado, estas historias locales que estamos viviendo en la región andina y en América Latina marcan procesos importantes no solo a esos países sino para el resto del mundo.

Entonces, ¿cómo podríamos justificar la vigencia de los ECL en el contexto actual del desarrollo de las tecnologías de la comunicación e información?
Hay distintas maneras de trabajar los ECL. Las industrias culturales ha sido una forma. Nuestro enfoque en el doctorado ha sido desde esta estructura socio-política y su vinculación con la cuestión cultural y epistémica. Es decir cómo, por ejemplo, el pensamiento latinoamericano, si podemos llamarlo así, formado desde los años 50, 60 y  70, no ha tomado en cuenta la diversidad actual de la región. Cómo repensar críticamente América Latina desde los procesos nacionales, regionales que están emergiendo, pero no limitándolos a la cuestión mediática o comunicacional.

Ciertamente ese es un eje. Dentro de las promociones anteriores hemos tenido estudiantes e, incluso, cursos que asumen este enfoque, pero no es el único enfoque. Lo que intentamos hacer en el doctorado es construir entre comunicadores, gente que viene del campo de las Ciencias Sociales, de la Literatura, de la Filosofía, del arte, de la música, etc. un punto común desde donde pensar América Latina.

Entonces, la comunicación podría, o puede, o es parte de eso; pero no es el único eje.

¿De qué maneras se aborda en el programa la emergencia de nuevos actores sociales y culturales?
Nuestro afán no es tanto estudiar a los movimientos sociales sino pensar cómo estos, que también son movimientos políticos y epistémicos por sus luchas y contribuciones intelectuales, se convierten en actores que nos hacen repensar y reconstruir América Latina, desde la cuestiones de Estados, de la sociedad, de las instituciones, de las estructuras sociales.

En las Ciencias Sociales, el estudio de los movimientos sociales se ha enfocado en el  verlos como objetos de estudios. ¿Qué sucede cuando intentamos construir una propuesta académica que permite pensar con esos movimientos sociales, con sus argumentos y luchas que han asumido históricamente y actualmente? Los entendemos como propuestas epistémicas importantes que contribuyen al propio proceso académico. Creo que esa es la diferencia.

Inclusive hemos tenido estudiantes, en las promociones anteriores que, provienen de los movimientos sociales y eso genera otra perspectiva. La idea no es alejarnos totalmente de la tradición típica de las Ciencias Sociales sino pensar también nuevas estrategias: establecer puntos de diálogo.

¿Este doctorado está enfocado al análisis teórico o la investigación?
Por la naturaleza de este doctarado, que tiene gente que viene de campos y disciplinas muy distintos, intentamos en la primera fase presencial establecer una base común que estudie autores centrales que no siempre han sido parte del pénsum de maestrías para los estudiantes que viene. La gente que viene de artes, de comunicación no siempre tienen una base en las Ciencias Sociales y, en cambio, la gente que viene de las Ciencias Sociales no siempre tienen una base en las otras disciplinas.

Entonces en el primer año del doctorado todos los cursos son tomados por todos los estudiantes para establecer una lectura en común entre todos, pero para también intentar tejer enlaces entre los mismos estudiantes. Los estudiantes, que vienen de los países andinos y de otros países de América Latina, son docentes universitarios, en su mayoría con un promedio de edad de 40 años, que tienen una trayectoria académica, investigativa, social y política establecidas.

La idea tampoco es concebir a un programa que intenta formar sino más bien complementar las bases de formación que la gente tiene con sus propias trayectorias y experiencias, y ponerlas en diálogo.

Esta es la tercera convocatoria del doctorado. ¿Qué innovaciones se han hecho en esta respecto de las convocatorias anteriores?
Después de cada promoción hacemos un proceso de evaluación participativa con los estudiantes y los profesores con relación a la experiencia, a la temática, a los cursos, etc. y siempre realizo cambios basados en esas ideas colectivas.

Esta vez hemos fortalecido más aún al programa. Hemos buscado establecer diálogos con otras partes de América Latina; por ejemplo, la inclusión de un profesor de Brasil, siendo un país de la región que muchas veces no está incluido en los estudios de América Latina. También hemos pensado espacios de reflexión y debate, cursos o seminarios, donde puedan entrar distintas perspectivas.

Hemos considerado importante tener un espacio para que los estudiantes puedan compartir sus experiencias, sus trayectorias, lo que está sucediendo en su propio país de origen. Hay veces que por la intensidad del programa no hay suficiente espacio para compartir entre ellos, ahora estoy intentando incluir esos espacios.

¿Cuál es el perfil profesional de los aspirantes al doctorado?
Nuestros estudiantes son personas con una trayectoria establecida; la mayoría son docentes universitarios en sus propios países, con experiencias de investigación, en ONG’s, en movimientos sociales. Un estudiante ideal combina dos cosas: una fuerte base académica, investigativa, de docencia, y los vínculos con los procesos sociales y culturales de su país, de su comunidad, etc.

La idea es tener un grupo de estudiantes que representan los procesos y desarrollos académicos de la región. Uno de los desafíos más grandes es no simplemente analizar a  los aspirantes personalmente, sino también pensar en un grupo de promoción que ofrece la posibilidad de complementar.

¿Cuál es la característica de la planta docente seleccionada para el doctorado?
Los profesores en su mayoría son profesores con una larga trayectoria, no necesariamente en Estudios Culturales en sí, sino que han venido trabajando en distintos temas relacionados con nuestro programa, desde perspectivas sociológicas, antropológicas, culturales, artísticas, etc.

Los profesores, en su gran mayoria, son procedentes de America Latina; aunque también algunos vienen de EE.UU., pero tienen fuertes vínculos con la región. En esta nueva convocatoria también estamos incluyendo a uno de los graduados en nuestro programa.

La idea es establecer una red entre los profesores, y también entre profesores y estudiantes. La diferencia con un programa típico de posgrado es que los profesores vinculados a nuestro doctorado tienen compromiso con el mismo: no solamente viene a dictar su curso durante dos semanas, sino que también apoya en los procesos; dirige y lee tesis; contribuye a la reflexión y la evaluación del doctorado; mantiene un contacto con los estudiantes en el transcurso de la promoción.

El doctorado está pensado no simplemente como un programa sino como un proyecto, en el que los estudiantes y profesores adquieran un compromiso.

¿Qué experiencias se han desarrollado en la región en la realización de doctorados parecidos a este?
En el momento nuestro doctorado es el único en América Latina que tiene este enfoque. Existió hace algunos años un programa en México, pero por distintas razones no pudo llevarse a cabo.

Lo que sí existe, y en parte es un reflejo del éxito nuestro programa, es el crecimiento del número de maestrías relacionadas al tema en los países vecinos y básicamente con nuestros ex estudiantes como profesores. En Colombia hay varios programas en Bogotá, en Medellín, en Cali, en Cartagena y en Popayán; en Perú hay un programa en Lima, y en Bolivia hay varios programas en La Paz y en Cochabamba.