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Boletín Spondylus

Casas: --La integración regional es el escenario ideal para el desarrollo--


Publicado: 04-06-2009
Para el académico español Ángel Casas, la crisis en la Comunidad Andina de Naciones se debe a la falta de conciencia de los países de que la integración es el escenario adecuado para una estrategia de desarrollo individual y regional.

Casas, que visitó el Ecuador para dictar clases en un programa de la Universidad Andina, hace una análisis de los bemoles del proceso de integración andina. Él reside en México, es Magíster en Relaciones Internacionales por la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador; y trabaja en Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que es un organismo de la cooperación gubernamental española

¿Cómo analiza el escenario actual de la comunidad andina?
Es un escenario de crisis. No solo porque tenemos una crisis financiera global sino porque la propia integración vive una crisis interna en cuanto a la determinación de los países hacia los objetivos del proceso en conjunto. Hay una crisis en la conciencia de los países andinos de que la CAN es un instrumento adecuado para conseguir el desarrollo equilibrado y armónico de la subregión tal como marca el Acuerdo de Cartagena.

¿Cómo han influido en esta crisis actual de la CAN la alineación de Ecuador y Bolivia, y por otro lado la de Colombia y Perú? ¿Esto ha causado fragmentación al interior de la región?
No tendría por qué si la Comunidad Andina tuviera claro cuál es su papel y su papel es ser parte de la estrategia de desarrollo de los países o ser un marco subregional para la estrategia de desarrollo de los países.

Si eso estuviera claro y si hubieran instituciones sólidas, independientemente de los giros políticos que hubiera en la región, este consenso no se tendría por qué cuestionar, en sus bases fundamentales. Evidentemente los ciclos políticos afectan en los ritmos y en la marcha de los compromisos, pero no afectan al consenso de base de un proyecto regional como es la CAN.

Evidentemente, la fragmentación que se esta produciendo, quizá en esta época es mucho más visible, sobre todo, desde que aparecen en el escenario regional las propuestas de libre comercio que hace Estados Unidos una vez que se rompe el ALCA. Una vez que se rompe el ALCA, las diferencias que ya existían y las debilidades que ya existían se hacen mucho más visibles.

Ante un proyecto donde los consensos básicos han sido erosionados cualquier cambio político y tendencias políticas divergentes dentro de los países de la región se notan mucho más, son mucho más evidentes.

¿Cómo ha contribuido la institucional para el fortalecimiento y el debilitamiento de la CAN?
La institucionalidad es muy desarrollada. De hecho en determinados momentos se consideró ejemplar porque siendo intergubernamental de manera transitoria aspiraba, en todo momento, a la supranacionalidad. Sin embargo, la supranacionalidad nunca se ha cumplido en sus objetivos plenos; no se ha ido desarrollando en el sentido que se había gestado estas instituciones supranacionales y lo intergubernamental ha seguido primando e, incluso, cada vez se ha hecho más presente.

Esto tiene una consecuencia clara: instituciones con una naturaliza que no responden a su praxis lo que genera, contradicciones, incoherencias y debilidad.

¿El Alba y otros proyectos de integración son una alternativa efectiva a la CAN como lo plantea Chávez y ahora Correa?
Todo puede ser una alternativa, mucho más en un momento de crisis como en el que estamos y con el reto pendiente del desarrollo para nuestros pueblos. Por lo tanto, hay que ver si esa alternativa es adecuada a lo que queremos y si los caminos que esa alternativa nos pide transitar son los caminos que estamos dispuestos, de manera consensuada y de manera conjunta, en transitar.

No conozco en profundidad el tema del ALBA como para decir si es o no una estrategia de desarrollo adecuada para los países que participan en ella; pero en cualquier caso nada es desdeñable, siempre que se inserte en la estrategia subregional andina. El problema es que, al no tener clara cuál es la estrategia, no sabemos muy bien como insertarnos dentro de estos procesos.

En el tema de la estrategia subregional hay que actuar, no reaccionar. Por lo tanto los países tienen que actuar. Muchas veces cambiar de proyecto puede ser una reacción y, desde ese punto de vista, no es recomendable.

¿La debilidad de los proyectos nacionales puede ser un problema para un proyecto de integración?
Sin duda, las debilidades internas se han transmitido al espacio regional. Los problemas nacionales llegan de alguna u otra forma al escenario regional; como la debilidad regional también afecta a las cuestiones nacionales. En ese sentido debo contestarte que sí.

El objetivo en principio está formulado y está claro. Lo que está faltando es creer que el espacio subregional es una estrategia para el desarrollo y al no tener conciencia de que eso sirve pues también entra en crisis. Evidentemente, todo eso esta relacionado con una mirada extraviada por parte de los países y una falta de diseño estratégico que se fortalece en el contexto regional.

Ahora, el intercambio comercial ha sido el eje de la integración andina. ¿Esto ha sido suficiente para legitimar un proyecto de integración regional?
Avances ha habido y eso es indudable. Cosas se han hecho y eso indudable. Lo único es que nunca hemos logrado ceder soberanía en el tema comercial, a pesar que desde un principio se marcó como una meta. Nunca hemos sido capaces de ceder soberanía en lo comercial, seguimos siendo absolutamente soberanos. Simplemente hemos creado una zona de libre comercio que más o menos está en funcionamiento; pero no hemos logrado pasar de ahí.

Por lo tanto, volvemos al punto de las instituciones supranacionales, un elemento que podría ser supranacional en el sentido de crear un espacio subregional a nivel comercial donde haya cesión de soberanía aduanera no hemos llegado a hacerlo. Eso hace que ni siquiera se pueda llamar integración comercial desde un aspecto puro, podemos hablar de una mayor cooperación comercial entre los países, si queremos ser más estrictos con lo que es la realidad.

Se enunció una integración en lo comercial que no ha supuesto en ningún momento una cesión de soberanía. No lo vemos en las fronteras, no lo vemos en los supermercados, se ve muy poco en el tejido económico empresarial de los países y no se ve en las calles. Eso es una cuestión que nos debe interpelar de manera fuerte.

Esa es sería una diferencia con la Unión Europea (UE)…
La UE desde un principio se plantea la integración comercial y no se plantea una zona comercial de libre comercio, se plantea directamente la unión aduanera. La UE se plantea llegar a la unión aduanera en el año 1971 y lo logra en el año 68. Una cosa que a los latinoamericanos nos resulta sorprendente porque, en ese caso, la UE marca una meta que cumple antes de tiempo. Nosotros hemos marcado muchas metas que, no solo, no hemos cumplido en su momento sino que hemos postergado casi de manera indefinida.

Cuando la UE logra la unión aduanera ha generado un territorio común comercial con la cesión de soberanía por parte de todos los países en temas comerciales. Por tanto cuando un producto entra por un puerto español es como si estuviera entrando por cualquier puerto europeo.

No es solo cuestión de una tarifa arancelaria externa común sino todo un sistema aduanero armonizado, con un sistema administrativo, con un sistema de recaudación para un presupuesto común y todo lo que significa ser soberano en tu política comercial. Nosotros eso no lo hemos conseguido.

Desde ese punto de vista, en Europa se alcanzó esa meta con resultados, en principio, positivos porque sigue activa, porque ha generado beneficios a toda la región, porque ha permitido desarrollo de economías de escala, reducir costos de transacción y, posteriormente, ha conseguido integrar económica y monetariamente a esa región.

¿Es conveniente, en este contexto, que la CAN entre en un proceso de asociación comercial con la UE?
Claro que es conveniente siempre que sepamos para qué queremos eso, cómo lo vamos a insertar en nuestra realidad. Lo que tienen que tener claro los países andinos es que firmar un tratado con Europa de este tipo, donde entra lo comercial y otras áreas, no le resuelve el problema de la estrategia de desarrollo a los países ni a la subregión. Por lo tanto no sustituye a una estrategia propia.

Además hay que darle una dimensión adecuada a lo que esto significa porque muchas veces le damos una dimensión mayor de lo que realmente eso va a significar en nuestra vidas, en nuestras empresas y en nuestra sociedad. Un tratado de este tipo no viene a resolver nuestros problemas; puede ayudarnos siempre que tengamos claro cómo queremos resolver nuestros problemas.

La Universidad Andina Simón Bolívar es una institución creada por el Parlamento Andino en otro nivel distinto al comercial y político. En ese sentido, ¿cómo ves la integración andina en otros aspectos?
A la Universidad Andina la integración le tendría que dar un gran reconocimiento, sobre todo a la Sede Ecuador. Creo que debería haber más instituciones como esta en la subregión, permitiendo el intercambio de docentes, permitiendo el intercambio de docentes, permitiendo una formación subregional. Lamentablemente, esto que es un ejemplo y referente para la subregión no se ha multiplicado con la fuerza que debería haberlo hecho.