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Boletín Spondylus

Adriana Amado: --Los medios no tienen el poder que la élite les asigna--


Publicado: 15-07-2012

Por Fernando Andrade C.
Editor del Portal

Transcripción: Silvia Coral
Periodista de Relaciones Públicas

Con una vasta experiencia en el estudio de la comunicación, Adriana Amado Suárez, docente de la Universidad Católica de Córdoba (Argentina), habló sobre la confrontación que existe entre los medios de comunicación con los grupos de poder, además de las libres tecnologías como nuevas formas de comunicación.
 
Esta docente argentina participó en el seminario "La Reinvención del Periodismo", que organizó el Área de Comunicación de la Universidad Andina Simón Bolívar.
 
De sus publicaciones se destacan varios libros como La mujer del medio (2003), El periodismo urgente (2005), Periodismo de calidad: debates y desafíos (2007), Auditoría de comunicación (2009). Simultáneamente, Adriana Amado colabora en diversos medios de prensa y es Profesora y Licenciada en Letras (UBA), Magíster en Comunicación Institucional (UCES), investigadora y docente concursada en la carrera de Relaciones Públicas de la Universidad Nacional de La Matanza.
 
Con la crisis del capitalismo se ha producido una emergencia de los actores sociales que buscan ocupar espacios de poder político. ¿Qué implicación tiene la emergencia de estos sectores sociales en los procesos de comunicación?
Ese es uno de los procesos más fascinantes porque hasta fines del siglo pasado, en el espacio público mediático, los que participaban eran los emisores que tenían posibilidad, poder y recursos para montarse una campaña. Hoy hay la posibilidad de que cualquiera puede armar su video y subirlo no solo a la red social sino que empodera a los medios de una información que antes tenía que pasar por las fuentes oficiales.
 
Este fenómeno está desarticulando ese modelo de comunicación unidireccional que tenían los grandes emisores institucionales, el poder político, económico y eclesiástico, y ahora empieza a surgir como irrupciones de otros mensajes, que no tienen ni la continuidad ni el poder de esos grandes mensajes de largo plazo; pero que irrumpen en ese terreno, por ejemplo, una protesta social que cobre suficiente vigor como para saltar en los medios masivos -lo hemos visto en el caso de los indignados, en el caso de la primavera árabe, en el reclamo de los piqueteros o en el retorno de los indígenas, que aún desde su precariedad social, sí tienen conocimiento de cómo se usan los medios porque son consumidores de medios.
 
Es decir, la última de las personas sabe qué significa una cámara, cómo pararse, cómo llamar la atención y lo hace informalmente, lo cual le da mucha credibilidad. Entonces el video popular, el reclamo colectivo grabado informalmente desde un celular resulta muy atractivo y, si no, lo vemos en el canal Telesur o en Youtube.
 
Empieza a surgir un nuevo ecosistema donde la lógica de los mensajes, esa obsesión por el discurso, por la representación, por lo simbólico va dejando paso a la lógica de lo real, que no tiene continuidad pero en el momento que irrumpe es suficiente para desarticular ese mensaje planificado que tenían los gobiernos.
 
Ahora, muchas de las nuevas tecnologías de la información se originaron desde el poder y, obviamente, fueron adquiriendo otra dirección, entonces aparece la Ley Sopa. ¿Cómo se entiende esa desvinculación del poder y esa necesidad de controlar desde el mismo poder esa ola?
En las clases pongo el ejemplo del comercial de una mega corporación de gaseosas que habla de la vida en hogar, de los niveles de felicidad que esta marca provee, al momento salieron 30 vídeos de contrapropaganda con la misma calidad, con la misma narrativa diciendo el mensaje contrario y haciendo una crítica feroz. Me parece que lo que no va a impedir ninguna ley de tipo SOPA es esa creatividad, que hoy se construye colectivamente y, cada vez que encuentre una forma de ponerle algún control, se desarma y sale por otro lado.
 
Yo creo que el espíritu de hacker mueve ese ánimo de búsqueda, de sortear esa lógica del poder que es una lógica arbitraria y creo que es sumamente positiva. Hemos visto torpes intentos de censura, incluso en estos últimos conflictos de Oriente o lo que pasa en nuestros propios países, en donde se establecen entes de control de contenidos en el momento en que la gente busca contenidos por su cuenta y en cualquier lugar.
 
El poder es conservador por naturaleza, siempre va desde el orden establecido, aun cuando sea un poder enfocado en lo social. El poder tiene que ir a las bases legales que lo sustentan. Entonces, el espíritu hacker es libertario, no tiene parámetros y tiene una creatividad que funciona en esta construcción colectiva y esto es lo que va a cambiar. Pero soy sumamente optimista, no en el sentido de despreciar las tecnologías más libres, vivimos tiempos de redefinición de paradigmas, donde la juventud es más competente en estas nuevas formas de comunicación y eso le va a dar un poder al cambio que no tenía en la década previa.
 
En América Latina es dónde se han dado más cambios políticos, donde se ha visto cuestionado el poder económico tradicional y han llegado al poder actores políticos autoidentificados como de izquierda, nacionalistas, reformistas, pero a la vez se producen duros conflictos entre los gobernantes y los medios de comunicación. ¿Cómo entender esta situación?
Me parece que es un conflicto del viejo paradigma. En la década de los años 70 se creía que los medios de comunicación eran poderosos porque la información era escasa y en un sistema capitalista lo que es escaso tiene valor. Hoy, lo que es escaso no es la información porque hay de sobra, está en manos de todos; ahora lo que da valor es la atención no la información y los medios de comunicación no son medios de nuestra atención, con lo cual no tienen el poder que la élite les asigna.
 
Lo que me llama la atención de Latinoamérica es que tiene gobernantes muy convencidos del poder de los medios de comunicación, pero no existen estudios propios acerca de la real influencia de los medios. Los estudios que tenemos de otras latitudes justamente nos indican que el poder de los medios es débil, que funciona a largo plazo, con cambios muy lentos y, a veces, discursivamente se habla de estos medios poderosos y yo me pregunto ¿dónde están esos estudios que avalan ese poder omnímodo?
 
Este conflicto ha llevado a querer regular los medios de comunicación. ¿Qué opinión le merece?
Tenemos una ley de medios (en Argentina) desde hace tres años, la anterior era muy atrasada. Pero el sistema legal necesariamente siempre es conservador, por ejemplo, esta nueva ley no tiene ni una línea sobre el uso de Internet; por más buenas intenciones acerca de la protección de la niñez en los contenidos, los niños siguen viendo Internet, por lo tanto, su uso y contenido no va a poder controlarse fácilmente.
 
Me parece que hay esta lógica de ‘yo puedo desde la ley encauzar’ y, en realidad, lo que pasa con los medios pasa igual con la tecnología, incluso mucha apropiación de la tecnología no tiene que ver con la propuesta que tienen los propios vendedores.
 
Desde la lógica del poder siempre habrá esa tentación por el control, pero la historia de los medios muestra que la apropiación social siempre fue hacia los bordes y hacia la creatividad del uso… no, uno piensa que tal vez una persona está viendo tal entretenimiento como consumiendo contenidos, quizá no hay tal consumo de contenidos sino simplemente un consumo de ritual, es decir tener el televisor encendido como una música de fondo, quizá ni siquiera está viendo. Entonces preguntemos si hay verdaderamente interacción porque la verdad es que la mayor parte de nuestros medios los tenemos hoy de fondo en nuestra vida.
 
El capitalismo nos lleva a trabajar el doble de lo que trabajamos, a tener una formación continua, tenemos una maestría y estamos pensando ya en el doctorado, porque cada vez se exige más y se dice que hay más tiempo; entonces en esa lógica de que cada vez tenemos más tiempo, cada vez tenemos más información.
 
Está claro que nuestro vínculo con los medios no es tan estrecho como el que teníamos en los años 70 y seguimos pensando que la regulación es aquella que cuando uno se sentaba y se quedaba obnubilado mirando la televisión esperando que algo le sedujera, pero no es así. Hay que preguntar a la industria publicitaria que está desconcertada porque no sabe qué hacer para que la gente vea un comercial completo. Y el comercial que nos motiva porque el consumo sigue siendo una de las principales motivaciones sociales es mejor que pensar en un mensaje político que viene en formato antiguo y aburrido. Entonces me parece que las regulaciones tienen que dar cuentas de estas nuevas narrativas sino siempre van a ir dos pasos atrás de lo que estamos haciendo con los medios.