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Entrevista | Pablo Andrade habla sobre las líneas principales de la Serie Retos para América Latina, que prepara su segunda temporada

12 de enero, 2023

Pandemia, recesión económica, cambios en la geopolítica mundial. El Área de Estudios Sociales y Globales de la Universidad Andina Simón Bolívar, desde la Cátedra Germánico Salgado, diseñó una serie de conferencias para analizar el panorama que enfrenta América Latina.

Con la dirección de Pablo Andrade, coordinador de la Cátedra, se lleva a cabo la Serie Retos para América Latina. Una primera temporada se conforma de 11 conferencias (ver todas al final), con invitados internacionales expertos en la temática propuesta para cada sesión, que abordaron los análisis desde la economía política.

Para Andrade, el objetivo es preguntarse “¿Cuál es el papel del Estado?, ¿Cómo está actuando el Estado?, ¿Esas políticas estatales son políticas que las generan los gobiernos de manera autónoma o resultan de presiones?, ¿Qué otros actores sociales están involucrados, y cuáles son las capacidades y los límites también de la acción de esos actores sociales?

La Serie fue diseñada para analizar las principales problemáticas que afronta la región. Así, de la mano de expertos se analizó el cambio político en Chile; la seguridad y el crimen organizado. También el acceso a los servicios de la salud pública; la integración; desigualdad; activismo transnacional. Asimismo, el Estado y patrimonialismo; las economías a la sombra; migraciones; el capitalismo de los países andinos; y la reconfiguración de la economía internacional.

Para este año, se prepara una nueva temporada de la Serie, cuya agenda se está preparando.

Presentamos una entrevista con docente e investigador Pablo Andrade, quien despliega las principales líneas que cruzan la Serie.

¿Por qué retos?

Lo primero que uno debe preguntarse es ¿reto para quién? Mi trabajo de los últimos 20 años ha estado dirigido a preguntarme sobre el Estado, las capacidades estatales, las características de los Estados latinoamericanos. Y para mí, como politólogo, el reto es para los gobiernos operando desde el Estado. No me hace sentido hablar de reto de ninguna otra manera.

El primer punto, que además históricamente es muy complicado en América Latina, es cómo usar la política para cambiar.

¿Se puede?

La política cambia. Los cambios impulsados solamente desde arriba no van a funcionar. Para planificar la Serie, quise pensar en cosas sobre las cuales se pueden actuar.

Otra característica de esos retos es que emergen en lo que, en economía política, en sociología política se llama una coyuntura crítica. Es decir, procesos externos a una economía, a un sistema –por ejemplo, la pandemia-. Se acopla, coincide con otros procesos nacionales. Eso es lo que da lugar a una coyuntura crítica.

Otra cosa que es muy importante, es que esos retos son exigentes, son difíciles de manejar para todos los actores involucrados. Fíjate lo que pasó con Chile. Se veía el triunfo de Borich como el resultado de un largo proceso que se había desplegado por dos años que favorecía a un cambio en el modelo de desarrollo chileno, que implica un cambio en el régimen, en las élites gobernantes.

Se produce el cambio en las élites gobernantes, se dan los pasos para cambiar el régimen político, y el resultado final, es “no vamos a cambiar la constitución”. Súper complicado. Y nadie estaba manejando esto. Los movimientos sociales no lo estaban manejando. Los partidos políticos tradicionales no lo estaban manejando. De alguna manera, las interacciones que ocurrían entre esos actores hacían más difícil el control por alguno de ellos.

En economía política alguien tiene que tomar la decisión. Siempre hay alguien que toma una decisión: correcta o incorrecta. En ese sentido, los actores que están actuando en estas coyunturas críticas para manejar estos desafíos tienen agencia. Es decir, tienen capacidad para actuar, tienen autonomía, tienen la posibilidad de generar estrategias.

Pero actúan en un mundo heredado. No eligen las condiciones en las cuales puedan llevar adelante sus estrategias. El tablero está dado. Las oportunidades se cierran o se abren. Ahí está el asunto.

Y finalmente, la manera en que se enfrenta el reto, y se resuelve o no se resuelve tiene consecuencias mayores en el largo plazo. Tiene consecuencias inmediatas, sin lugar a dudas. Pero las consecuencias más grandes las vamos a ver reflejadas en el largo plazo.

Y por eso es que también insistí mucho en que se graben las conferencias. En que haya un archivo, porque eso da la oportunidad de volver a revisar qué pasó hace un año.

Pasando por este criterio, esta conceptualización, esta serie de criterios teóricos, es que elaboré una lista de charlas. Todos y cada uno de estos retos tienen esas características.

Del grupo de conferencias que ya se han dado, en un diagnóstico, ¿cómo está América Latina frente a esos retos?

Yo creo que se destacan tres cosas. Primero. Las capacidades estatales, en general, en América Latina para manejar este tipo de retos, son muy pobres. Hay que desarrollarlas. Pero no se pueden seguir desarrollando mediante la creación de instituciones de papel.

Estoy absolutamente convencido de que un cambio constitucional no te hace nada. Creo que los chilenos estaban más o menos en la misma onda cuando votaron como votaron. Este cambio constitucional sin cambiar el Estado no sirve de nada.

¿Qué significa cambiar el Estado? Significa desarrollar mejores capacidades, tener un mejor personal, evitar que el Estado sea colonizado por poderes locales, por grupos empresariales, y en cierto modo, también por partidos políticos.

Dos. Esta coyuntura crítica, si bien se inicia con la pandemia, en 2020, no va a terminar de cerrarse en lo inmediato. La pandemia desató un conjunto de transformaciones económicas que están todavía desplegándose, que no sabemos para dónde van, pero que en el presente tienen un efecto de recesión económica global.

Para echarle fuego a eso, o darle más impulso para que nos vayamos a una gran recesión económica mundial, están los impactos de la guerra de Ucrania, que además convirtió a América Latina en completamente irrelevante para la política internacional.

Tercer elemento muy claro en estas conferencias. Las sociedades latinoamericanas se están complejizando cada vez más y en sentidos inesperados. Por ejemplo, cuando hablamos sobre economías a la sombra, uno tiende a pensar siempre en el narcotráfico, en el lavado de dinero, en todo ese tipo de actividades. Pero pensamos muy poco en el uso, por ejemplo, de criptomonedas. Son fenómenos nuevos, que están recién apareciendo a la mira y el interés.

Y, además, ¿quién controla esto de las criptomonedas?

Nadie. No hay regulación al respecto.

¿Qué otros comunes denominadores tienen las charlas?

En América Latina, en este momento, encontrar vías para el desarrollo es una tarea urgente y difícil. Porque no podemos seguir arrastrando las desigualdades, no podemos seguir prolongando las desigualdades del siglo XX.

Los cambios económicos que están ocurriendo, si los dejamos solo a la libertad del mercado, o a la acción de unos pocos Estados, van a generar nuevas y más perniciosas formas de desigualdad.

Uno de los factores que más complican el manejo de estos retos es el tipo de capitalismo que tenemos en América Latina. Y aquí, una vez más, me alejo de concepciones muy comunes, no solamente aquí en la Universidad, no solamente en el Ecuador, yo diría en general en América Latina, y es mirar el capitalismo como si fuera un sistema homogéneo.

No es un sistema homogéneo. No es lo mismo el capitalismo continental europeo, que el capitalismo asiático, que el capitalismo liberal de Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido. Sin lugar a dudas, el capitalismo latinoamericano tiene un conjunto de características muy propias de América Latina.

¿Cómo es ese capitalismo latinoamericano?

Es un capitalismo que tiene muy al centro al Estado. Pero no como el que regula la economía; no es el motor de la economía. Tampoco es el que coordina las compañías privadas. Cada compañía lucha porque el Estado no se meta en la regulación de su sector, excepto para crear condiciones que le favorezcan a esa compañía. Esa es la primera característica: no es un capitalismo propiamente del mercado; es un capitalismo donde el Estado actúa de manera muy importante y muy visible para favorecer o no a ciertas compañías o sectores de la economía.

Las compañías son subunidades de la verdadera unidad económica fundamental en América Latina, que no son las compañías individuales, sino los grupos económicos. Los grupos económicos normalmente están articulados en torno a una familia. Y lo que predominan son las jerarquías familiares; cuán cerca estás del patriarca o de la matriarca determina casi todo.

Luego, los negocios son administrados por las familias a través de consejos de administración que por alianzas de sangre o parentesco simbólico amplían la influencia del grupo con otros grupos. Y el financiamiento de las compañías individuales viene de las familiares.

Otro elemento interesante es que esos grupos son muy diversificados en términos de portafolio. Abarcan desde negocios de importación-exportación, hasta la producción de este tipo de cosas. Y no tienen una integración entre sí.

¿Qué significa esto? Que las compañías tienen una gran facilidad para acceder a financiamiento sin salir del grupo. Y eso de alguna manera amortigua las presiones del mercado.

No solamente tenemos mercados en general oligopólicos, sino además cuando hay competencia en el mercado, las compañías pueden refugiarse en el soporte del grupo para palear el mal momento u obtener financiamiento.

¿Esas estructuras no son justamente las propicias para que América Latina sea el espacio con mayor cantidad de emprendimientos?

El sueño de hacerse empresario yo no creo que sea particularmente agudo en América Latina. África es un lugar donde se hacen muchísimos emprendimientos. Asia, también. Sí es un lugar en América Latina para que los emprendimientos fracasen con una enorme probabilidad.

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Los reportes de quienes trabajan con el sector empresarial dicen que el 90% de las compañías ecuatorianas son medianas y pequeñas. Sí, eso es cierto. Ahora, pregúntales, ¿cuántas de esas compañías medianas y pequeñas sobreviven más de un año? Te vas a encontrar que son muy pocas.

Si aumentas a dos años, son menos. Y si ves el paso de la generación de los fundadores a la generación de los hijos de los fundadores, son aún menos. ¿Quiénes sobreviven? Las grandes compañías que están integradas a grupos económicos.

Por otro lado, ¿qué tipo de mano de obra trabaja en las empresas de los grupos económicos? En su gran mayoría, mano de obra no calificada. Generalistas, con un salario bajo.

En el juego económico finalmente hay un mecanismo de control muy eficiente. Si tú no tienes ganancias altas, y si tus ganancias no van creciendo período por período, tú tiempo de vida como actor económico es muy limitado. Por eso es que quiebran tanto las pequeñas y medianas compañías. Tienen poco capital, y finalmente tienen poca ganancia. ¿Cuánto tiempo pueden sostener eso? Uno o dos años.  En eso, el mercado es implacable.

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Docente Pablo Andrade Andrade