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25 de noviembre: Día Mundial de la no violencia contra la mujer

8 de septiembre, 2015

Con motivo de esta fecha difundimos el pronunciamiento del Movimiento Luna Creciente que aglutina a organizaciones de mujeres del campo y la ciudad en nuestro país.
 
El Movimiento Nacional de Mujeres de sectores populares Luna Creciente reúne a organizaciones de mujeres del campo y la ciudad, mujeres que desde sus realidades y rebeldías se han propuesto caminar por los senderos heredados de sus ancestras, hacia la construcción de una vida plena, una vida sin violencias, sin discriminación, ni opresión, donde todas y todos tengamos las mismas oportunidades.
 
Como mujeres defensoras y activistas por los derechos humanos de las mujeres y de los pueblos, por vidas de dignidad que son los sistemas capitalista, patriarcal, colonial y etnocéntrico los causantes de la implementación de los aparatos represivos y violentos que pretenden acabar con la resistencia popular y la autonomía de los movimientos sociales y feministas.
 
Denunciamos enérgicamente todas las formas de violencias, muchas de las cuales terminan con la muerte de mujeres víctimas de feminicidios.
 
Denunciamos el alto costo de la vida, desempleos y subempleo, salarios mal pagados que no llegan a cubrir ni de lejos la canasta básica, la invisibilización y el no reconocimiento del trabajo del cuidado de la vida que realizamos las mujeres.

Exigimos el cese de la violencia y persecución contras las y los luchadores populares, no se pueden generar cambios desde las violencias, exigimos nuestro derecho a la resistencia y autonomía.
 
Exigimos servicios públicos gratuitos y de calidad en la educación y la salud integral, incluida la salud sexual y reproductiva.
 
Exigimos el reconocimiento del trabajo de cuidado de la vida, con la renta básica, el seguro social y la jubilación temprana de todas las mujeres.
 
Contra los sistemas de desigualdades e injusticias nos comprometemos en luchas por la redistribución de la riqueza, las soberanías de los cuerpos como nuestro primer territorio, el respeto a todas las diversidades –sexuales, culturales-etáreas; un lenguaje no sexista que nombre de todas las personas sin homofobia, machismo y racismo; la incorporación de los derechos humanos de las mujeres en las políticas económicas y ambientales; la institucionalización del género en el Estado.
 
Hacemos un llamado a la reflexión y a la unidad de los movimientos sociales para ejercer nuestro derecho a la resistencia.