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Tornés: la Literatura se adelanta a representar los problemas de la sociedad

22 de julio, 2015

Por Raúl Serrano
Asistente académico del Área de Letras

Emmanuel Tornés es escritor, profesor universitario, ensayistas y crítico literario cubano. Su trabajo como ensayista y crítico ha sido muy prolífico: ha publicado más de treinta ensayos y varios libros en el ámbito de la literatura cubana e hispanoamericana.

Tornés es Doctor en Ciencias Filológicas. Licenciado en Educación Superior en la especialidad de Español por el Instituto Superior Pedagógico "Enrique José Varona" y en Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas (especialidad Latinoamericana) por la Facultad de Artes y Letras. Investigador literario del Instituto de Literatura y Lingüística y Profesor Titular de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de la Habana.

Este docente cubano visita todos los años esta casa de estudios para dictar una asignatura a los estudiantes de la Maestría en Estudios Culturales, mención en Literatura Latinoamericana.
 
¿Qué está ocurriendo con la crítica frente a los nuevos desafíos de la cultura y de la literatura latinoamericana?
Tal como le he manifestado a mis alumnos en estos días, a partir de los años 90 ha habido como una redefinición, una reorganización del trabajo crítico en nuestro continente. Por una sencilla razón, porque también ocurrió un cambio en la mirada mundial y en el comportamiento mundial en todos los órdenes por la crisis que se originó a partir de la apertura de los 90, con la caída del campo socialista.
 
Entonces muchas de las definiciones que la crítica latinoamericana tenía como postulados establecido y sobre la base de los cuales estaba trabajando durante la década de 1980 que se definió como la nueva crítica latinoamericana, ante estos nuevos paradigmas que aparecieron debió también reajustar sus valores.
 
Por ejemplo: cuando se abren los años 90, las tendencias críticas euro-occidentales empiezan a plantear un acercamiento a los que llamamos la fragmentariedad de nuestra cultura, es decir la visualización de espacios que antiguamente eran apartados por la crítica y por el pensamiento modernos, podemos hablar de las culturas populares, los grupos marginales, el feminismo, la interculturalidad, los pueblos aborígenes. Este pensamiento posmoderno quiso hacernos ver que esos elementos eran importantes de ser analizados y nos pusieron en un nuevo canto de sirenas, como le ocurre a Ulises, para buscar que nos fragmentáramos en una visión parcializada de la realidad cultural latinoamericana y de manera muy específica de la Literatura. Por suerte, el pensamiento más importante de esta nueva crítica latinoamericana percibió que había una intensión de desintegrarnos y observó que era necesario estudiar esos espacios de nuestra cultura, pero estudiarlos de manera contextualizada lo cual no quería el pensamiento posmoderno ortodoxo de Occidente. Por eso creo que la crítica está reencontrando el proyecto que había comenzado en la década de los 80.
 
Esta propuesta que está superada pudo estar vinculada con la aplicación del neoliberalismo en América Latina, pero… ¿Crees que estas nuevas propuestas de la crítica son un retomar o reinterpretar la gran tradición de la crítica latinoamericana que viene precisamente desde el siglo XIX y se desarrolla a lo largo del siglo XX?
Como no. En correspondencia con los tiempos que corren, la crítica no tiene vuelta atrás como no tiene la Literatura y ningún campo del saber, pero sí retomando lo mejor del pensamiento latinoamericano y mundial porque es una crítica que no le vira la espalda al mundo. Yo les comentaba a mis estudiantes como reaparecen con frecuencia en la crítica contemporánea de América Latina las ideas de José Martí, por ejemplo. Retoman el proyecto de José Martí adaptándole a nuestro tiempo, las ideas más activas de José Carlos Marriátegui, los elementos más propositivos de Pedro Enrique Jureña, de Alfonso Reyes y de algunos otros críticos claves de la primera mitad del siglo XX y de la segunda mitad del siglo XX.
 
En tu trabajo como antólogo que es muy importante has preparado un par de antologías, entre esas Contar es un placer que se publica en el 2007, y que brindas una especie de panorámica de los nuevos narradores de América Latina. ¿Qué te motivó a proponer esta antología en la que además se está dejando la idea de "el contar" como un placer y que, por tanto, el leer también es un placer?
Esas son dos de las varias antologías que he hecho en los últimos tiempos. Son, por lo general, antologías contextualizadas en el ámbito cubano en el sentido de que han sido preparadas más hacia el lector cubano porque el lector cubano es muy voraz, valga la redundancia es muy lector. En mi práctica como profesor universitario en la Facultad de Artes y Letras, y la Facultad de Periodismo siempre me ha gustado en mi programa actualizarlos, tenerlos activos con lo último de calidad que va saliendo en la Literatura Latinoamericana. Pero a la hora de leer, los estudiantes se encontraban con determinados espacios que no tienen esa literatura, de la cual yo me nutro mucho gracias a la Casa de las Américas. Entonces veía que los estudiantes se encontraban con ese obstáculo y, por otro lado, los estudiantes también me decían “profesor por qué no prepara una antología con esos cuentos tan bellos que nos ha puesto a leer en nuestro trabajos”.
 
A partir de allí nacieron estas antologías como Contar es un placer, cuyo título parte de un principio personal de que para mí la lectura es un acto realmente del placer más extraordinario. Yo digo que es mi segunda vida, es el territorio más libre que tiene el ser humano. Y además quise hacer todo un juego intertextual de lectura, aludiendo a la película de Sarita Montiel, Fumar es placer.
 
Esta antología que nos has contando en el contexto en el que se da, yo la interpreto como una propuesta de leer lo que está ocurriendo a nivel de la cuentística en Latinoamérica. ¿Cómo interpretas las nuevas prácticas del periodo posmoderno? ¿Qué están proponiendo estos nuevos narradores?
Contar es un placer es una antología que tiene otras propuestas internas. Además de mostrarle a los lectores, a partir de mi propia lectura, un espectro, una muestra, un abanico de lo que hemos llamado la cuentística posmoderna; pero además la cuentísitca posterior a la posmodernidad. Fíjate que ahí empiezo con autores nacidos en la década del 40, que son la mayoría de los que van a integrar la primera jornada de la posmodernidad ; después los nacidos en los 60, que tal vez determinan la segunda promoción posmoderna, y ya después introduzco algunas líneas más actuales de la narrativa latinoamericana, que ya no son líneas posmodernas, ya no están dentro de esa estética como es el caso de los más jóvenes: Marco García Falcón en el Perú, Carlos Winter en el caso de Panamá y algunos otros autores jóvenes nacidos en los 70 y los 80. 
 
Son cuentos, que en el caso de los posmodernos , trabajan con una serie de marcas que ya conocemos de la posmodernidad como por ejemplo la recuperación del habla popular, marcas cromáticas de nuestros pueblos, el desenfado con la cultura, el romper con los cánones establecidos acerca de que lo popular no era cultura ni tenía validez, la presencia muy fuerte del feminismo. La recuperación de la mujer es uno de los aportes más grandes que ha hecho la posmodernidad a la literatura de nuestro continente más que en el mundo Occidental industrializado y eso lo podemos ver en la mayoría sino en todos los países de América Latina. Si uno se pone a revisar la literatura de la década de los 70 hacia atrás, ¿qué mujer existe en el “boom latinoamericano”? No se encuentra una mujer del “boom”, no es porque no existiera sino porque estábamos en un periodo todavía marcadamente androcéntrico.
 
En esta perspectiva, publicas en el 2009 una antología que se titula Entre los poros y las estrellas, que es una antología temática que trabaja sobre cómo en la sociedad cubana desde mediados del siglo XIX hasta inicios de este siglo XXI se ha construido la pareja. ¿Cómo se origina esta idea de plantearte una antología en torno a este tema?
Es uno de los temas que desde hace cierto tiempo trabajo con mis estudiantes. Entre los textos que yo les pongo para investigar, tanto en la novela como en el cuento latinoamericano que es mi especialidad, uno de los temas que siempre le señalo es el comportamiento, la presencia, el diseño de la pareja en la cuentística latinoamericana. Entonces yo quería ver eso en el contexto cubano: ¿qué ha pasado con la pareja en la Cuba desde finales de los años 80 del siglo XX al siglo XXI? Porque la sociedad cubana se mueve en otro plano político social diferente de América Latina, es una sociedad socialista.
 
Yo quería, a partir de la ficción, ver qué está pasando porque he podido ver a nivel internacional que viene ocurriendo una evolución del concepto de la pareja como lo teníamos entendido tradicionalmente o una involución del proceso de la pareja. En el plano psicológico, sociológico y literario me parecía importante que hiciéramos un diagnóstico a partir de la ficción de este problema. De ahí que cuando la antología sale y empieza a presentarse en diversos escenarios del país, en las mesas y en los paneles han estado psicólogos, sociólogos, políticos, más los literatos porque es un problema que está interesando a las sociedades a nivel mundial en estos momentos, el gran fragmentarismo que está ocurriendo con la familia y dentro de la familia con la pareja.
 
¿Qué pasa que ya no está existiendo el tradicional y prolongado vínculo de la pareja? ¿Por qué cada vez son más las separaciones? ¿Por qué cada vez más se aísla el individuo, porque existen relaciones consensuadas no relaciones establecidas? Entonces son retos que yo le lanzo al lector a partir de esas posibilidades. Es un libro monotemático si tú lo analizas porque es sobre la pareja; a través de cada cuento vas observando las visiones más disímiles de la pareja, pero no solo la pareja convencional sino parejas no tan parejas.
 
Esto nos lleva a pensar que esta noción que se tenía del amor y de la pareja en el mundo latinoamericano se está reformulando y eso permite afirmar que la disciplina que mejor ha informado de estos cambios, de esta fractura es la Literatura.
¡Por suerte! Por suerte, una vez más la Literatura se adelanta a auscultar, a investigar, a representar, a literaturaturizar los problemas que están ocurriendo en la sociedad. Realmente es muy importante porque veía en los autores esa recurrencia, ya no solo por el problema del amor que tan importante fue para recuperarlo en la narrativa del “boom”, ya aquí no es tanto por el hecho del sentimiento amoroso que sigue siendo una de las razones más importantes de la dinámica de la vida. Creo que hay en esos autores un sentido mucho más amplio del problema, incluso verlo en el marco de la dinámica de la sociedad en toda Latinoamérica. Después me di cuenta que esto no solo está ocurriendo en Cuba.
 
Y por supuesto me vino como anillo al dedo el título que es un préstamo que le pedí a José Lesama Lima a partir de una expresión de cuando él estaba en una entrevista definiendo la Literatura y señalaba que la es un constante enfrentamiento, un constante estar en una lucha cotidiana entre los poros y las estrellas. Es decir, ese sentido del ser humano de estar luchando a diario por alcanzar una vida superior, que es una vida que no tiene que ser necesariamente económica sino una vida que puede ser espiritual que puede ser representada por las estrellas.