Resumen:

La noción de Cultura de Paz (CP) ha sido asociada como una tarea principalmente desde los Estados, aun cuando la propia definición establecida por Naciones Unidas reconoce aspectos subjetivos al identificarla como actitudes y comportamientos. Esto implica que distintos actores de sociedad civil, en demandas por garantías de derechos humanos, están generando acciones que pueden identificarse como CP. Bajo estas consideraciones, se plantea que la CP no solo puede ser activada desde actores y movimientos sociales, sino que se proyecta a generar bases para una convivencia pacífica, promover la resolución de conflictos y mantener una tensión permanente con los Estados.

El objetivo de este trabajo es identificar las acciones y los contextos que la sociedad civil y los Estados han venido implementando. Primero, en movimientos sociales emergentes en Ecuador y segundo, tanto en integrantes de Comités de familiares y víctimas de violaciones a derechos humanos y crímenes de lesa humanidad y de como representantes de instituciones estatales ocurridos en un entorno de violencia política, identificadas en los Informes de las Comisiones de la Verdad en Ecuador (2010) y El Salvador (1992).

Los principales hallazgos ponen de manifiesto que distintos actores de movimientos colectivos no asocian sus objetivos directamente como CP, aunque lo reconocen en la aspiración a las garantías de no repetición en víctimas del pasado reciente y desde los movimientos sociales emergentes, la necesidad de abordar colectivamente la violencia y promover la convivencia pacífica. Se discuten las implicaciones de estos hallazgos y se plantean futuros ámbitos de investigación, de tal manera de contribuir en la generación de un campo de conocimiento sobre cultura de paz en América Latina.