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ENTREVISTA | Jaime Breilh: “La colección es una especie de gran diagnóstico de dónde estamos”

7 de septiembre, 2018

La Medicina Ecuatoriana en el siglo XXI es el nombre de la colección de tres libros dedicados a clínica y diagnóstico, cirugía e intervencionismo, y las ciencias en la salud colectiva y terapias integrativas. Esta reciente publicación fue coordinada por el profesor Jaime Breilh Paz y Miño, exrector de la Universidad y actual director del CILABSalud.

La colección es un esfuerzo científico y editorial inédito en el país. Cuenta con el trabajo de 177 especialistas ecuatorianos. Los tomos recogen 450 cuadros, figuras y fotografías. Más de 1200 páginas distribuidas en 55 capítulos especializados.

Presentamos una entrevista realizada al editor general en torno a esta importante edición.

 

¿Cómo se plantearon hacer el proyecto?

Fui elegido Presidente de la Academia Ecuatoriana de Medicina en 2014. Los académicos son esencialmente gente que está en la medicina convencional, en la cirugía, en la clínica. Y yo tengo un perfil de investigador en el campo de la salud colectiva. Se me ocurrió la idea de la colección. Cuando lo presenté a la junta directiva de la Academia, al principio algunos tuvieron una respuesta inmediata. Y otros tenían dudas de que fuera factible. Sin embargo, sí hubo gente que me apoyó. Hice un diseño de lo que iba a ser la obra, en estos tres tomos: uno para Clínica y diagnóstico; otro para Cirugía e intervencionismo, y un tercero para Ciencias en salud colectiva y terapias integrativas.

¿Por qué precisamente estas tres áreas?

Porque esto cubre el campo amplio de la medicina. Es decir, aquello que es diagnóstico, que no interviene en cirugía, que no es intervencionista, que no es quirúrgico, sino que es diagnóstico y tratamiento. Además, yo tenía también dos objetivos al hacer la obra. Primero, la medicina ecuatoriana, a pesar de lo complejo y amplio que es su campo, ha tenido en su historia apenas dos congresos generales nacionales. Hay miles de congresos, pero son congresos de especialidades por campos.

¿Cómo se concretó el proyecto?

La única condición que puse a la Academia fue: no voy a hacer un congreso auspiciado por Bayer. Yo quería hacer una producción académica que sea un estado de la cuestión, es decir, dónde estamos a comienzos del siglo XXI. Hicimos talleres. Hice primero la propuesta en borrador. Fue acogida, aprobada por el directorio. Luego, la asamblea la aprobó. De ahí fui sumando alianzas para poderlo hacer porque era una iniciativa bien ambiciosa, bien grande.

Le propuse a la Universidad, a Enrique (Ayala Mora), y él entendió que era una cosa de peso. Y luego, yo ya como rector tenía condiciones de seguir impulsándolo, y de consolidar ese apoyo que me había dado el anterior rector.

Por otro lado, hablamos con la Corporación Editora Nacional para que se interesen por la obra y también les pareció que era una propuesta que llenaba un vacío nacional. Estaban alineadas las estrellas, porque por un lado, la capacidad de producción de los especialistas, por otro lado, la experiencia y la disponibilidad de la Universidad para apoyarnos económicamente y académicamente. Y tercero, la Corporación como editora.

En general, el médico ecuatoriano ¿qué posibilidad tiene de realizar investigación?

El médico ecuatoriano, en su gran mayoría, está muy ocupado con sus exigentes horarios de atención de pacientes. La medicina es una de las profesiones que siempre tiene que estar actualizada. Es una profesión de lectores. El médico está todo el tiempo en congresos de actualización. Entonces, prendió la idea y luego organizamos una especie de congreso de autores, de los que habíamos propuesto. Finalmente, 177 autores de varias ciudades.

¿De qué ciudades?

La mayoría de Quito. Pero también de Guayaquil, de Cuenca, de Ambato. Fue la respuesta, fue la acogida. La convocatoria funcionó más fuerte en Quito, pero nuestra propuesta fue que sea nacional.

Fue más una invitación a los autores

Fue una invitación. Hicimos un plan de tres libros. Cada tomo tenía una propuesta de capítulos y de especialistas a ser consultados y que querían participar. El resultado de la convocatoria, que yo creo que es espectacular, es de 74 autores y 103 coautores. Esto significa que hemos puesto a funcionar a casi todos los especialistas connotados en 55 especialidades.

A los editores especiales de tomo les había dado una propuesta en borrador, pero ellos tenían que perfeccionarla. Para lograr mínimos estándares de homogeneidad y de calidad, hicimos un manual de estilo propio, adaptado al entorno médico. Y ese manual de estilo significó avanzar bastante.

¿Cuáles son los principales aportes de esta colección?

El objetivo no es el espectáculo de la novedad en el libro. Había que tomar una decisión de cómo orientar el plan. Luego de varias sesiones de trabajo, el acuerdo fue hacer una estructura en la que cada tomo tenga una especie de gran capítulo introductorio que explique el conjunto de lo logrado en cada uno de los campos. Y luego ir a aquellos temas que se hayan finalmente decantado por importancia, por volumen.

El énfasis del libro está en que los elementos sean potentes soluciones a problemas serios de nuestro país y la región. Yo creo que por ahí hay algunas aportaciones sumamente interesantes.

¿Podría mencionar algunos de los aportes?

No me gustaría, porque no quiero que algunos especialistas sientan que yo priorizo a unos y no a otros. Tendría que decir de modo general.

Entonces, ¿las aportaciones vienen dadas en cuanto a cómo la medicina ecuatoriana ha logrado avanzar en estos campos?

Claro. En los campos de problemas endocrinos, de tiroides, de crecimiento, de las enfermedades crónicas, hipertensión.

O sea, cómo se detecta, se diagnostica y cómo se está tratando un problema de salud

Sí, y qué recursos tengo, cuánto estoy al día en la tecnología que se necesita para resolver en términos muy modernos esa problemática. Cuánto conozco del tema en el país. El encargo que tuvo el autor no fue contar su historia personal, sino que si él estaba encargado de obesidad y diabetes, entonces tenía que averiguar en el país, qué se ha hecho de obesidad y diabetes. No era un tema de autores personales, sino en conjunto, qué se ha hecho.

Dije que tenía dos objetivos. Uno, hacer este estado de la cuestión, pero también, posicionar en el tercer tomo un campo que ha sido siempre visto sin una misma claridad, no de la población, ni del lado de las universidades, me refiero a las ciencias en la salud colectiva, un campo sumamente importante. Más impacto ha tenido convencionalmente en la medicina diagnosticar espectacularmente, hacer grandes diagnósticos, tratamientos, o grandes intervenciones quirúrgicas. Pero todo el campo de qué sucede con el masivo uso de químicos. Qué pasa con las enfermedades transmisibles, las vectoriales, la malaria en todas las zonas de producción de la Costa; todo eso que es donde se generan los problemas, ha sido siempre visto como un campo de menos peso, de menos importancia.

Y ese es precisamente su campo

Esa ha sido mi lucha. Posicionar el tercer tomo con trabajos sumamente interesantes que no son solo de médicos, sino que por ejemplo, en el problema de la malaria, la chicunguña, que generan tanto temor y preocupación en el país, no es que sea solamente tema de médicos. Si el mosquito que pica es un tema de ecosistema y problema entomológico de un insecto. Algunos capítulos están hechos, no por médicos, sino por entomólogos que entienden la malaria, o que están trabajando sobre las enfermedades vectoriales.

Es la transdisciplina

En este capítulo se ve con más claridad la transdisciplinariedad en temas importantes. Yo tengo un capítulo sobre el tema de la salud de los médicos y el trabajo.

Creo que un poco el espíritu que está por detrás de esto es Eugenio Espejo, porque ha sido leído erróneamente en el país. Él se adelantó en la medicina social, en 100 años del pensamiento europeo. Es decir, una medicina del Sur no tiene por qué acomplejarse, ni tiene por qué medirse contra los millones de los grandes centros que tienen recursos obviamente muchísimo más adelantados y sofisticados. Porque en medicina, en definitiva, lo que se trata es defender la vida.

¿Por qué todo este ámbito de la ecosalud, de la epidemiología no ha sido tan valorado como la cirugía, el diagnóstico, la clínica?

Por razones, yo creo, del poder económico. Porque, en definitiva, la clínica y la cirugía son un espacio de negocio. Negocio de medicamentos, de equipos de diagnóstico, de equipos de cirugía. Y el fármaco. El modelo que se ha impuesto en el mundo es el farmobiomédico, que es la enfermedad en personas, el diagnóstico y la cirugía para curar trastornos de personas.

En cambio, el prevenir no es un terreno de negocio. Y sin embargo, tiene un impacto rotundo en la condición de vida, y el buen vivir, y el vivir saludable de la población.

¿Se podría decir que a las empresas les conviene que la gente viva enferma?

Creo que la historia de la medicina está llena de este lamentable determinante hecho de que el negocio médico manda; es el que financia libros, congresos, revistas, poder, grandes centros, grandes hospitales. Además, la ciudadanía le da importancia a la salud cuando la perdió. El ciudadano contribuye a esa distorsión, porque le da importancia a lo que es curativo. Pero cuando tú vas a una colectividad y propones comer sin químicos, sin hormonas, sin contaminantes, la gente tiene que ser ya muy informada, muy alerta para entender.

Prevenir es sustancial, sin embargo, ha estado siempre rezagado. Y yo creo que es muy potente lo que se puede hacer. No con el concepto de prevenir como acto personal, individualizado, sino mediante grandes cambios.

Es decir, eso tendría que derivar en conseguir políticas públicas por parte del Estado

Ahora tenemos por suerte una alianza con Agrocalidad, que es oficial, y que son los que ponen las normas de calidad en alimentos. El tercer tomo es una manera de hacer visible –porque esto va a circular entre los médicos y estudiantes de medicina, enfermería, de todas las profesiones de salud- y entonces, es una apertura de conciencia.

Cuando los estudiantes de la universidad aterrizan a este campo de la prevención, ¿hay sorpresa en ellos, descubren algo nuevo para ellos?

Totalmente. En pregrado, sobre todos los primeros años, hasta tercer, cuarto años, que todavía no han sido atacados por el establishement del negocio médico, son muy alertas, y tiene un principio de valoración ética distinta de su profesión. Y se comprometen y van a la comunidad. Y tienen apertura. Luego, generalmente, van decayendo y lamentablemente se va perdiendo aquello.

Creo que hace falta -como sucede en cualquier país desarrollado- construir conciencia y una ciencia distinta, que es muy sofisticada. Esto exige una investigación de un alto costo. Nosotros tenemos ahora un equipamiento de lujo en la Universidad (CILABSalud: Centro de Investigación y Laboratorio de Evaluación de Impactos en la Salud Colectiva), para poder trabajar en lo que hacemos, que es el control de la minería, el control de la agricultura. Entonces, en eso yo creo que estamos en la vanguardia. Primero de pensamiento, y segundo, ya incluso estamos viendo equipamiento, porque tenemos armas para poder hacer estudios.

Y son frentes bastante fuertes, porque de por medio hay muchos intereses

Exactamente. Pero todavía no le veo al país metido en ese brutal holocausto que pasó en Argentina cuando la soja transgénica copó, arrasó y barrió. No tenemos ese tipo de desarrollo en Ecuador. Además, tenemos unas comunidades campesinas indígenas que están trabajando por la agroecología. Estamos en una alianza de la academia con ellos. Estamos generando un movimiento interesante. Estamos aliándonos con otras universidades para hacerlo de a poquito. Es una lucha.

Esta colección de libros, puede servir de base para ir hacia dónde, a hacer qué

Lo de cajón es que esto en manos de estudiantes de medicina les va a orientar, le va a permitir conocer su país en salud. Y estudiosos, investigadores, comunicadores que quieran conocer el tema médico nacional. Es decir, como obra de consulta.

Yo creo que, al ser una especie de gran diagnóstico, un inventario de dónde estamos, es la herramienta más potente para un congreso de medicina nacional, que estamos urgentemente necesitando. Porque hemos hecho dos congresos nacionales de medicina en toda la historia del Ecuador. Y estamos esperando un tercero.

¿Y quizás usted está pensando en ir hacia allá, organizarlo?

Yo creo que sí podemos lograr ser parte del cuerpo organizador del congreso. En la presentación de la colección nos acompañó el nuevo presidente de la Academia, que es Reinaldo Páez. Yo les estoy poniendo casi el desafío del cual ya no se pueden salir. Aquí está la base para hacer un congreso nacional. Aquí está un inventario sincero, transparente de lo que pasa en el país. Hagamos sobre esta base, una planificación de un congreso que responda esto.

¿También puede ser un mensaje para autoridades del Estado?

Para tomadores de decisiones, por supuesto. El país tiene un modelo de salud todavía muy tirado a la curación, a lo asistencial, tanto en lo privado como en lo público. Y nosotros queremos empujar a un sistema de salud más integral que abarque en serio la prevención.

STR

 

La colección La medicina ecuatoriana en el siglo XXI está a la venta en ($ 27,00 USD):

Área de Salud – Universidad Andina Simón Bolívar

Edif. Micaela Bastidas

Telf. 322 8085 ext. 1431

marialuisa.espinoza@uasb.edu.ec

 

Librería Rayuela:

Germán Alemán E12-62 y Juan Ramírez

Telef. 2465153 / 2273787 - Quito

libros@rayuela.ec

   

Librerías CEDISA:             

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Edif. Carrión Plaza. Local 3 PB

Telef. 2239631 - Quito

 

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